La ciudad, octubre del año 2024
Compañeras(os) presos políticos
A vos mi hermano, mi primo, mi hijo, mi padre, mi madre, mi amigo, mi pariente, mi compañero, a vos que has reconocido y amado a todos tus desconocidos y cercanos como a tu Familia.
A vos que hoy te encierran como fiera, desconociendo tu humanidad y tu humanismo, a vos que te maltratan y desconocen como si no fueras persona, a vos que a todos hombres y mujeres has considerado, valorado y respetado, a vos que sufrís en carne propia el dolor ajeno, el hambre, el desempleo, la miseria de los otros, a vos que por los otros has expuesto tu vida y tu libertad, a vos que ves en el esbirro, en el capataz, en el torturador, en el trafuga, en el traidor, en el explotador, en el acumulador, en el policía, en el soldado, en el oficial, en el militar y el político defensor de oprobios y del capitalismo, ves en ellos, un depredador merecedor de juicios y castigos, a vos que ves en ellos la muestra certera de la existencia del mal y del demonio al servicio del bandido, a vos que vez al hombre y a la mujer, pobres y explotados tus parecidos y tus iguales, a vos ejemplo de la dignidad, valor y coraje, a vos te castigan y te encierran en espacios reducidos queriendo eliminar tu razón y tus ideales, a vos mi hermano, mi compañero te escribo, desde esta selva de cemento, una prisión distinta, la de las injusticias sociales, la de los asesinatos de nuestros parecidos que reclaman, la del desempleo, desespero y malestar de muchos por no encontrar la comida para sus hijos, la de la ciudad llena de jolgorios, festividades, bienestar y luces para unos pocos y de oscuridad y necesidades para muchos.
Desde la ciudad con jóvenes y multitudes, que sigue despertándose para salir de esta pesadilla amenazante y asesina para lograr el sueño esperanzador y realizable de la justicia social, la democracia, la soberanía, la paz y el bienestar por el cual vos te has arriesgado y comprometido y por el cual te castigan injustamente los amos del poder y del dinero.
Compañero(a), tus dolores y dificultades, tus limitaciones y humillaciones recibidas, nos duelen, pero sabemos que tu fortaleza y resistencia será cada vez mayor, un ejemplo para cada uno de nosotros y para nuestro pueblo. Sabemos que la esperanza de ver un nuevo país, un nuevo Colombia, una nueva patria nos anima y te anima a seguir en la lucha cotidiana, en la confrontación a los culpables, no estamos solos, la movilización y la lucha juvenil y popular que se viene desarrollando son un estímulo más para saber que no estas solo, que no estamos solos, que son miles y miles los rebeldes que anhelamos y luchamos por un mundo mejor, por un Latinoamérica ejerciendo el poder popular y resistiendo al imperio monstruoso que tanto daño hace.
Compañero(a) nuestro reconocimiento, acompañamiento y solidaridad por tu compromiso y tus grandes aportes para la revolución. Nuestro abrazo lleno de amor y esperanza.
Weimar