28A cuando la dignidad se hizo costumbre
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Por: Orlando Cienfuegos, corresponsal de Antorcha Estéreo.

El Estallido Social del 28 de abril del año 2021, fue una fecha de ruptura y síntesis del descontento social del pueblo Colombiano con la élite tradicional que dirige el país. Un país cansado del maltrato, de la exclusión política, con hambre, cansado de la injusticia y del acumulado de violencia y represión de las fuerzas de la oligarquía, que no vio otra salida que copar las calles y expresar su digna rabia en todas las ciudades y regiones. Movilización que solo encontró la brutalidad policial como respuesta, atentando contra miles de pobladores urbanos, jóvenes, trabajadores, madres, sindicalistas, profesores, etc, que ante ésta violencia reaccionaria, no vieron otra salida que oponer la alegría popular y la violencia revolucionaría, con la que hicieron temblar el régimen y concienciaron a la mayoría del país, así como radicalizar a las personas que ya sabían que algo andaba mal.

Tras 4 años del Estallido Social que partió la historia de Colombia, conmemoramos esta lucha y rendimos honores a los más de 70 jóvenes que fueron asesinados por las fuerzas represivas y que como muchos en nuestra Colombia, llevaron el amor eficaz por las causas del pueblo hasta las últimas consecuencias.

Si bien el 28 de abril de 2021 es la referencia de inicio de las protestas con mayor intensidad, cabe decir que esta movilización popular tiene varios antecedentes de lucha, generando en el pueblo un acumulado de experiencias y aprendizajes que posibilitaron la coordinación de un Paro nacional que se extendió sin interrupción durante varios meses del año 2021. Ejemplo de esto son las movilizaciones del 21 de noviembre de 2019, que demostró el descontento de las mayorías por el régimen tradicional que representaba el títere Iván Duque. Quién mandó a bombardear una ubicación en el Caquetá en Agosto de 2019, donde murieron por lo menos una decena de jóvenes, 4 de ellos menores de 17 años y una niña de 13, lo que generó rabia y rechazo que se sintetizó en el clamor “los niños no se bombardean” a lo cual el ministro de guerra de ese momento Diego Molano respondió que los niños, presuntos guerrilleros para él, eran “maquinas de guerra”. Este hecho, sumado a la corrupción, llevaron al pueblo a las calles para exigir la renuncia de Duque, situación que se agudizó con el asesinato de Dilan Cruz, joven de 17 años, quien fue herido de muerte por una arma traumática supuestamente no letal que utiliza el ESMAD (escuadron móvil antidisturbios) actual UNDMO, en medio de estas movilizaciones.

Ya en el año 2021, Iván Duque propone una reforma tributaria con la que pretendía establecer un impuesto a la canasta familiar, lo que encarecía el precio de los alimentos básicos en un país donde 21 millones de personas viven en la pobreza y 7 millones en la pobreza extrema. Esta reforma, popularmente conocida como “el paquetazo de Duque”, a la que se suma el mal manejo de la pandemia, el incumplimiento de los acuerdos de paz, el asesinato de líderes sociales, las masacres por parte del paramilitarismo, la compra de material bélico en medio de una crisis económica y sanitaria, la brutalidad policial y el terrorismo de estado, fueron las causas de una indignación y un descontento generalizado que devino en la movilización más masiva y sostenida en el tiempo de la historia de nuestro país.

Como respuesta al clamor popular, el Estado oligarca solo tuvo para ofrecer bolillo venteado, gases, bala, detenciones y desaparición, lo que elevó el nivel de confrontación de la gente, poniendo en boca de todos la justeza de la violencia revolucionaria y la vigencia de la lucha armada en nuestro país. Como resultado del terrorismo de estado, el abuso de poder y la fuerza desproporcionada, las organizaciones de derechos humanos como Human Rights Watch denuncian mas de 70 muertes verificables de manifestantes desde el inicio de las protestas, así como más de 2.149 heridos, miles de detenciones arbitrarias, 2.905 casos de violencia policial incluyendo 21 casos de violencia sexual según la ONG temblores. Por su parte la fundación para la libertad de prensa reportó 149 agresiones contra periodistas.

Cabe decir que el papel de las mujeres fue indispensable en todo el Estallido Social, con las madres y su primera línea, junto con el personal de salud que salvó la vida de los jóvenes atacados por la fuerza armada. También con las ollas comunitarias que dieron de comer a todo un pueblo que ya no comía cuento, que ya no tenía miedo y que daba su vida por defender sus derechos y los del pueblo.

De este proceso de movilización, como Ejercito de Liberación Nacional adquirimos múltiples aprendizajes, fue una experiencia que nos confirmó que la lucha es en las calles y campos, en las ciudades y regiones, en las autopistas y los ríos, en los barrios y montañas, siempre junto al pueblo, que nos contagia de su digna rabia, su alegría y su moral, que da vigencia y legitimidad a nuestra lucha.

Como dijo nuestro Comando Central por esas fechas “la persecución política y el genocidio en curso deben ser superados para que Colombia pueda transitar hacia la solución política del conflicto, si el régimen deja de señalar y perseguir, creará las condiciones para que el pueblo colombiano deje de buscar los cambios por la fuerza” Por eso, como ELN conmemoramos este estallido social que conmovió a todos los colombianos y manifestó el rechazo generalizado a la elite rancia, capitalista, uribista y déspota que gobernaba al país, abriendo las posibilidades de un nuevo gobierno verdaderamente revolucionario que aun esta por construir pero que ya tiene sus bases en la conciencia de las mayorías.


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