
Por: Camila Villamizar, corresponsal de Antorcha Estéreo.
Estas últimas semanas EEUU y China vienen en un enfrentamiento entre imperios que se ha visto ha reflejado con la imposición de aranceles, afectando el mercado del mundo. Entre las afectaciones se encuentran diferentes sectores económicos de nuestro país y en este caso hablaremos del sector cafetero, quien por el 10% del arancel impuesto por el imperio yanqui, productos como el café y la tilapia en el Huila se ha visto afectados.
En ese sentido, el gobierno local e instituciones como la Cámara de Comercio del Huila han realizado eventos donde se pueda participar e intercambiar respecto al tema, pero no resuelven los problemas estructurales de esta situación. Y por ejemplo municipios como Pitalito, piensan invertir socialmente para resolver esta situación. Sin embargo, sabemos que sin políticas que garanticen los derechos de los pequeños comerciantes y del pueblo que consume los productos, pues seguiremos siendo afectados por el imperio.
En ese sentido, se plantea que los consumidores finales son quienes tienen que asumir el rubro de estos impuestos, generando una afectación al bolsillo del pueblo y también a los medianos y pequeños productores, que han tenido perdidas por todo esta movida económica.
Otros productos como frutas y flores también son afectadas en estas medidas, y las instituciones lo que plantean es que se debe negociar, pues si se empieza a subir el precio de los productos sin importar toda la dinámica del mercado, se generará una gran afectación a la clase obrera y popular. Poniendo la responsabilidad en los pequeños y medianos productores, cuando la responsabilidad de toda esta situación es el gobierno y clase en el poder que ha promovido la reproducción del neoliberalismo y de la supuesta libertad de mercado.
Por décadas la clase en el poder ha legislado a favor de este sistema que responde al imperio y sus intereses, ha puesto nuestros productos y nuestra economía para sostener el arrasador imperio norteamericano. Gobiernos como el actual siguen pagando la deuda externa y no prioriza la inversión social, generando así no solo una afectación a la economía del pueblo, sino también en lo derechos fundamentales como la educación y la salud.
Finalmente, seguiremos caminando hacia una segunda independencia, fortaleciendo el tejido social y potenciando las producción y economía propia en los territorios. Será necesario más allá de reformas y políticas, una transformación real donde la economía esté a favor del pueblo, buscando formas de habitar y caminar hacia una economía autónoma y popular.