Avanzada paramilitar en Cúcuta
COMPARTE

Por: Gustavo Castro, corresponsal de Antorcha Estéreo.

El martes 9 de julio de 2024, en el trascurso de la segunda asamblea del Consejo Departamental de Paz, Reconciliación y Convivencia, evento que se realizó en Cúcuta, capital del Norte de Santander, 50 organizaciones sociales y defensoras de los derechos humanos alzaron una voz de alerta ante inminente incursión paramilitar en Cúcuta.

Enrique Pertuz, reconocido defensor de los derechos humanos, prendió las alarmas diciendo que se trataría de una avanzada paramilitar, que se estaría gestando desde el sur del departamento de Bolívar, Cesar y Santander.

Esto se reafirma por la presencia de pintas en diferentes partes del departamento y en algunos barrios de Cúcuta, haciendo alusión con las iniciales de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia -AGC-.

Cúcuta tiene la más alta criminalidad en Colombia, es tristemente nominada como la 50 ciudad más violenta del mundo. Solo en el 2023 se presentaron 370 homicidios, representando una tasa casi de 34% por cada 100.000 habitantes, para la muestra, sólo para el fin de semana del 9 de junio de 2024, ocho personas fueron asesinadas en Cúcuta y de enero a junio de 2024 van más de 126 asesinatos.

Esta es una realidad inocultable que vive Cúcuta y su área metropolitana y de frontera. Cuando se presentó la incursión paramilitar en 1999, a raíz de la llegada de los paramilitares de Mancuso en asocio con los centros de poder de la ciudad, desde ese momento los pobladores han vivido de manera sistemática el azote del control territorial paramilitar, significando el aumento de la criminalidad, homicidios que están relacionados con estas bandas y disputas por el control territorial.

Sus víctimas han sido y son pobladores que pagan vacunas y están sometidos a su control, liderazgos sociales y de derechos humanos que se atreven a denunciar la corrupción, como lo ocurrido recientemente con el asesinato del periodista Jaime Vásquez, el 14 de abril de 2024, quien investigaba temas de corrupción en las entidades públicas y hacía constantes denuncias relacionadas con la gobernación de Norte Santander.

Hoy el territorio cucuteño se encuentra intervenido por una variedad de grupos delincuenciales, que actúan como enjambre sobre la población cucuteña y de frontera, y en alianza con la franquicia del paramilitarismo que opera en la ciudad.

El paramilitarismo es un orden instaurada por las élites de poder que dirige la ciudad de Cúcuta; recordemos el nefasto personaje exalcalde de Cúcuta Ramiro Suárez, que a pesar de estar purgando una condena por paramilitarismo, sigue dirigiendo la ciudad, hechos que demuestran que los gobernantes de ayer, que trajeron los paramilitares, son los mismos que hoy gobiernan con esa misma lógica.

De la misma manera, la impunidad se pasea por toda la ciudad, las instituciones no operan. Detrás de cada banda delincuencial hay órganos institucionales de la policía y seguridad. Por acción u omisión la administración debe rendir cuentas a la población y atender el clamor de las comunidades, que se encuentran atrapadas en este caótico panorama.

La ciudad construida por los dueños del poder, que cínicamente se atreven a diseñar planes de libertad y orden, hacen alardes de militarizaciones o la propuesta ridícula del concejal de Cúcuta, que planteó construir un muro entre Colombia y Venezuela y hasta llegar a proponer salidas como armar civiles para la defensa, a manera de consejos de seguridad (paramilitarismo) para cuidar a los ciudadanos de bien, fórmulas que en sus entrañas son funcionales a perpetuar el conflicto urbano y el paramilitarismo, que desde años atrás ha edificado el poder corrupto que gobierna.

Recordemos que ese paramilitarismo, además de servir de plan de control social y contrainsurgente, ha servido para agredir al hermano país de Venezuela. Recordemos que el auto denominado presidente interino de Venezuela Juan Guaidó, cruzó de Venezuela a Colombia por el corregimiento de Agua Clara, municipio de Puerto Santander, Norte Santander, el 22 de febrero de 2019, esto con la ayuda del grupo paramilitar los rastrojos, junto a alias Brothrer y Mayor, y fue recibido efusivamente con aplausos y abrazos por el entonces presidente de Iván Duque, con la justificación de que hay que sacar a Maduro del poder.

Como ya lo advertía desde el 2022 la Fundación progresar en uno de sus informes donde da evidencia de la expansión silenciosa de los paramilitares de la Autodefensa Gaitanistas de Colombia o el Clan del Golfo en Cúcuta y en la frontera con Venezuela.

En Cúcuta, entre el miedo y la zozobra de los pobladores, impera la ley del silencio, cualquiera que hable de la criminalidad en Cúcuta es declarado objetivo de estos grupos. Entre tanto existe el discurso oficial, de los medios mentirosos de la información y de la academia, de negar la existencia de paramilitarismo en Cúcuta, pues sólo se culpa a la insurgencia de este lamentable estado de violencia y criminalidad.

El ELN, condena la avanzada paramilitar que hoy amenaza el territorio y pobladores de Cúcuta y su área metropolitana, condena al gobierno municipal y departamental ante su silencio y su compromiso de muchos de ellos, con estas macabras estructuras de la muerte y exigimos el desmonte del paramilitarismo, como caminos legítimos de paz con profundas trasformaciones sociales para nuestro pueblo.


COMPARTE