Carta para las compañeras y compañeros que resisten desde las cárceles #10
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10.2024

Compa

No puedo dimensionar si quiera de cerca lo que día a día experimentas en ese pequeño mundo al que te han confinado. Mi experiencia mas similar podría ser la vivida en este encierro colectivo y definitivamente, no se parecen. He pensado en lo rudo que puede ser, en lo hostil, en lo peligroso para la vida… hay sin embargo una cosa que me inquieta un poco más y está relacionada con la naturaleza que nos une a ti y a mi desde la distancia; ser luchadores por la vida digna.

Si bien el camino que hemos recorrido en la vida ha sido muy distinto, son varios los puntos en que coincidimos, como decidir nombrarnos como revolucionarios, asumir (en tu caso con mucha mas entrega) que nuestro proyecto de vida valía mas con el otro, asumir un código moral que procura respetar y enaltecer la vida, etc.

Esa similitud no es azarosa, incluso algunos estudiosos dicen que, como parte del proceso de expansión de la conciencia, es posible que en un punto de nuestra vida decidamos que la «acumulación» individual, el egocentrismo y la codicia, son lugares poco fértiles en los cuales echar raíces. Y es que cuando la vida gira solo entorno a si mismo, a la verdad propia, el goce propio, sin reconocer que nuestras acciones siempre implican a la otredad, le pasa lo que a la tierra con el monocultivo, llega el cansancio. Si además el proyecto de acumulación individual no contempla la más mínima ética y se nutre de la trampa y la vileza, pues bueno, el fruto, en este caso la persona, brota contaminado y en vez de aliviar al otro, lo enferma con su esencia.

Retomando; hemos coincidido en una forma de ver la vida que se sale de nuestro cuerpo físico y de nuestra identidad individual, nuestra conciencia no es la conciencia de «YO», sino de «NOSOTROS». Sufrimos, amamos y luchamos por la vida, donde sea que ésta se manifieste; por eso nos relacionamos con el río, la seño, con la montaña y el abuelo con igual sensación de respeto y cuidado, por eso nos levantamos ante tan amplio abanico de injusticias, con amor eficaz.

Volviendo a la conciencia, ese cuento de expandirla radica en la intención y el deseo de conocer otras realidades materiales distintas a la individual, empaparse de otras formas de vida (del trabajador, del habitante del barrio, del preso político), situación que siempre se traduce en nuevas maneras de interpretar la vida. Estas letras por ejemplo me intentan acercar a vos, me obligan a imaginar tu vida diaria y debo confesar que me da angustia. El caso es que el encierro, se me ocurre, puede no serlo tanto si nuestra mente es amplia, si ha bebido de otras historias, de ideales, si está bien nutrida, si se sabe controlar, si las convicciones siguen en pie, si se sabe que hay otros que sostienen la bandera que en otro momento vos ondeaste.

Te saludo desde afuera, deseándote de corazón que logres vivir respetablemente y sin desesperar; invitándote a recordar que el esfuerzo que sigues invirtiendo en este proyecto no se queda en el aire, que muchos como vos daríamos hasta la vida por la vida misma.

Con cariño y fuerza.

Un compa.


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