Colombia y la poquedad de la paz
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Antonio García, Primer Comandante del ELN

Luego que la justicia ´tocó’ a Uribe, él ha vuelto a su espíritu político de ofensiva manifestando que «Necesitamos un nuevo plan Colombia con los Estados Unidos y la alianza con Israel», mejor dicho un Plan a lo Trump y Netanyahu.

Prosigue Uribe: «Para que esta nación no sea la de más criminales, pero sí la de mayor determinación de desarmar criminales», y de verdad que tiene razón, pues él mismo ya está preso por sus fechorías, exactamente es eso lo que se está intentando hacer con él, el lío es que no se ha dado cuenta.

También Andrés Pastrana clama por un nuevo plan de cooperación internacional para Colombia, al que denominó Plan Colombia 2.0, con el objetivo de enfrentar la actual coyuntura nacional.

Ambos colocaron en curso el proceso de militarización en Colombia que ha «contribuido» a la creación de las tropas profesionales, que alimentan a las bandas paramilitares en el país y de los que se venden como mercenarios para pelear guerras ajenas. ¿Se ha evaluado acaso este «aporte» que se viene haciendo a las guerras proxys nacionales e internacionales? Al fin y al cabo, son producto de la aplicación de una Doctrina militar y debería evaluarse «sus efectos colaterales», para no hablar de responsabilidad de Estado en la contribución a la paz o a la guerra.

Ahora el Comandante del Ejército, general Luis Emilio Cardozo Santamaría, habla de los retos de la seguridad contemporánea: «sé que los retos son las amenazas emergentes como los drones explosivos. Pronto activaremos el batallón de aeronaves no tripuladas». No habla mucho de cómo ha venido apoyando en terreno, con esta tecnología a la Banda del 33 en el Catatumbo, donde la esquiva puntería ha terminado explotando bombas en casas de personal civil, pero las autoridades miran para otro lado. Si eso es iniciando, ¿cómo será cuando esté operando el batallón completo? Tenemos que recordar la puntería que tenían los pilotos gringos de los drones a principios del siglo en Afganistán, que terminaban creyendo que estaban frente a una consola de juegos, jugando con la vida de la población civil.

Y reapareció Otty Patiño para decir que la ‘paz total’ va viento en popa, que «la paz se hace en los territorios», claro como solucionaron el agua con los carrotanques en la Guajira, o los incontables paros y bloqueos de vías que hace la gente porque no la escuchan. Otty dice que son concretos y «procesos irreversibles»; ojo, en las ciencias sociales ni la termodinámica ni la línea del tiempo funcionan como en la física. Tampoco vamos a hablar de cantidades, aunque podríamos hacerlo. Pero si miramos lo concreto, los acuerdos que están andando son con los socios o aliados de las Fuerzas Militares. La paz con los enemigos rebeldes mutó a la paz con los socios o amigos, esos sí narcos; y de la ‘paz total’ a la ‘paz chiquita’. Qué poquedad.


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