Por: Aldemar Mosquera
Popayán ya no es la ciudad blanca aristocrática y colonialista que aparece en los noticieros cada semana santa. Sus calles estan llenas de pintas antiuribistas, y de ACAB por todo lado y basta caminar para darse cuenta que en ella habitan campesinos, indígenas, negros, mesitizos y jóvenes de barrio que estan dispuestos a luchar por un país donde sí tengan futuro.
La tradición de lucha y la rebelión del Cauca se hizo sentir el pasado miércoles cuando la barriada, los estudiantes y jóvenes pero además los campesinos e indígenas, repelieron a las fuerzas policiales hasta entrada la noche desde el centro de la ciudad hasta la glorieta de la Chirimia al sur. Fue cayendo la noche y en medio de la persecucion, el ESMAD en su afan de violencia y de presentar resultados, detienen a Alisson Salazar, una joven que solamente pasaba cerca del lugar, y en video quedó constatado el abuso y ultraje al que fue sometida por 4 policías quienes la insultaron, la agredieron y abuzaron mientras la llevadan a la URI de la ciudad.
Después de persecuciones y varios otros capturados en los barrios del sur que duraron hasta el día siguiente, la ciudad se conmociona con la noticia de el suicidio de Alisson Salasar, después de dejar una denuncia contra la policía en su perfil de Facebook que decía «les tocó cogerme entre 4, no hijueputas??… me bajaron el pantalon y me manosearon hasta el alma». La policía con su descomposición es capaz de todo en este momento, y quién sabe qué ultrajes recibió Alisson de 17 años, junto a otras jóvenes, en aquel centro de torturas y delincuencia que se conoce como URI. Toda la ciudad supo que al día siguiente tendría que arder todo.
Miles de personas se concentraron al frente del comando de la policia en el corazón de la ciudad, expresiones feministas se vieron cara a cara con los escudos del ESMAD, se derribaron estatuas y monumentos de los opresores, se le dijo al mundo entero que en Popayán la policía violó a una niña de 17 años. Pero el pueblo no es para nada moderado y la historia tenía que hacerse, y el plantón se convirtió en rebelión popular, miles y miles de personas se dirigieron al centro de torturas de la URI. El pueblo desbordó la autopista panamericana, aunque los cuerpos represores intentaron despejar a la fuerza, luego se dieron cuenta que desde los barrios aledaños, el Pajonal, el Barrio Chino, La Esmerada, las Americas salian cada vez mas y mas hijos del pueblo con digna rabia y prestos al combate callejero. Fueron varias horas de refriega, de piedras, gases, aturdidoras y bala.
La caída del estudiante Sebastian Munera víctima del último juguete comprado para el ESMAD «Venom» con el que impactaron su cuello causandole heridas mortales mostró la criminalidad policial en acción e impulsó a la multitud enardecida contra otros centros policiales de la ciudad. El ESMAD retrocedió, se vió reducido por la fuerza popular y el pueblo hizo justicia hostigando con molotov y canticos el comando de la policía departamental y posteriormente quemando la sede URI de la fiscalía, centro de tortura y violación de los ninguneados y los excluidos. Entrada la noche Popayán estaba en llamas de justicia y rebelión que por años estuvieron latentes pero que ese día explotó como una bomba molotov; de nuevo el Cauca era noticia, pero esta vez en su capital, Popayán una ciudad pequeña que al igual que otras ciudades y pueblados de Colombia daba lección de dignidad en el marco del Paro Nacional.
Los barrios y las calles donde cayeron y pelearon Alisson y Sebastian, ya no serán los mismos y quedarán en la historia y la memoria de el pueblo buscando el día en que brille la libertad. Los marginados y rebeldes estamos decididos a luchar hasta el final y no hay policía, ni fuerza estatal que lo pare, con justicia, dignidad y organizacion siguen las mayorías en levantamiento hasta que la dictadura paramilitar sea aplastada y sepultada.