En Colombia el cambio se pelea
COMPARTE

Por: Claudia Montoya Henao

Los tiempos que vive Colombia son convulsionados y en crisis constante, un desgobierno… ó ¿Esto es lo qué quiere mostrar la élite poderosa, mafiosa y atornillada del país?

Está claro que la élite peleará con uñas y dientes el poder, esto lo ha dejado en evidencia históricamente; la lista de asesinatos de líderes sociales que pretendieron cambiar la dinámica del país, es larga.

La élite colombiana cuenta con una herramienta muy importante y poderosa, los medios masivos de comunicación. Liderando esta batalla de ideas está la Revista Semana. Recordemos, que este medio de comunicación hace parte de la empresa privada perteneciente al Grupo Gilinski, uno de los conglomerados de empresas más grandes de Colombia. Con la compra del 100% de las acciones y posicionando a Vicky Dávila como su directora, Jaime Gilinski Bacal es único dueño del Grupo Semana desde el 2020.

Jaime Gilinski Bacal: es banquero, empresario y perteneciente a una de las familias más poderosas de Colombia. Cursó estudios en la escuela de negocios Harvard en 1980. Además, figura como el tercer hombre más rico del país, detrás de David Vélez y Luis Carlos Sarmiento Ángulo.

Este medio de comunicación siempre ha estado en manos de poderosos; de 1946 a 1960 Alberto Lleras Camargo fue su propietario. Lleras fue presidente de Colombia en los períodos de 1945-1946 y 1958-1962.

Ahora miremos un poco quién es Victoria Eugenia Dávila Hoyos, conocida como Vicky Dávila: periodista, conductora de radio y presentadora de noticias de tendencia conservadora y uribista. Es la directora de la Revista Semana desde noviembre de 2020. Pero además, es acusada de tener relación directa con el clan Gnecco, éste clan ha estado vinculado durante años con los delitos de contrabando, crimen organizado, comercio ilegal marítimo, paramilitarismo, narcotráfico y lavado de activos.

«Hacia la década de los 90, la familia Gnecco logró permear en el mundo de la política colombiana en el sur de los departamentos del Cesar, La Guajira y Magdalena. Desde ahí, y debido a su posición económica privilegiada, hoy son una de las familias más influyentes del Caribe colombiano, interviniendo en las elecciones de algunos miembros del Congreso de la República, personalidades burocráticas y manejando contrataciones a nivel nacional». En el 2008 Vicky Dávila contrajo matrimonio con Juan Carlos Ruiz, hijo de Lucas Gnecoo, jefe del Clan Gnecco, asesinado por Jorge 40 en el 2001.

Está claro que su trabajo como periodista ha servido para mantener oculto e impune los delitos de su familia, como de toda la casta burguesa del país.

Ya nos va quedando el rompecabezas armado; por un lado la Revista Semana hace parte de una empresa privada del tercer hombre más rico de Colombia y por otro lado, la directora de dicha revista, Vicky Dávila, tiene nexos directos con el clan Gnecco, financiadores del paramilitarismo.

Entonces, es evidente que Semana responde a intereses de la clase burguesa y paramilitar de Colombia. Es un periodismo que tiene una postura clara frente a los hechos políticos, sociales y culturales del país. Ahora podemos comprender con más profundidad por qué la Revista Semana decide poner en la esfera pública «escándalos» que en su profundidad no son tan graves pero que involucran a Petro o a su bancada de gobierno. A su vez, la Revista Semana no muestra interés por evidenciar hechos tan escalofriantes como los expuestos por Mancuso.

Durante cuatro sesiones en audiencia pública que se desarrollaron entre el 10 y el 13 de mayo, Salvatore Mancuso, ex jefe paramilitar de las AUC, dejó en evidencia ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), las relaciones que han sostenido por décadas el paramilitarismo y el Estado colombiano.

Entre sus relatos, mencionó que en zona de frontera con Venezuela, existe una fosa común en la cual estarían 200 personas víctimas de los paramilitares en complicidad con las Fuerzas Armadas de Colombia. El miércoles 07 de junio, la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas encontró indicios de ésta fosa común en Norte de Santander, exactamente en Juan Frío.

La Revista Semana, tampoco muestra interés en el caso de corrupción que rodea a la exvicepresidenta y excanciller, Marta Lucía Ramírez. Que está siendo investigada en Italia por un escandalo de compra de aviones donde había una contraprestación ilegal de 40 millones de euros para las partes involucradas. En estos momentos Italia pide su extradición.

Entonces, cabe preguntarnos ¿Es posible que nos enfrentemos a un posible golpe blando?

Recordemos las cinco etapas que este comprende:

– «La primera etapa es promover acciones no violentas para generar y promocionar un clima de malestar en la sociedad, destacando entre ellas denuncias de corrupción, promoción de intriga o divulgación de falsos rumores.

– La segunda etapa consiste en desarrollar intensas campañas en «defensa de la libertad de prensa y de los derechos humanos», acompañadas de acusaciones de totalitarismo contra el gobierno en el poder.

– La tercera etapa se centra en la lucha activa por reivindicaciones políticas y sociales y en la manipulación del colectivo para que emprenda manifestaciones y protestas violentas, amenazando las instituciones.

– La cuarta etapa pasa por ejecutar operaciones de guerra psicológica y desestabilización del gobierno, creando un clima de «ingobernabilidad».

– La quinta y última etapa tiene por objeto forzar la renuncia del presidente de turno, mediante revueltas callejeras para controlar las instituciones, mientras se mantiene la presión en la calle. Paralelamente, se prepara el terreno para una intervención militar, mientras se desarrolla una guerra civil prolongada y se logra el aislamiento internacional del país».

Ya hemos visto este accionar en varias partes de Latinoamérica donde han existido gobiernos progresistas: Perú con Pedro Castillo, 2022; Bolivia con Evo Morales, 2019; Brasil con Lula de Silva, 2018; Argentina con Cristina Fernández de Kirchener, 2022.

«El momento que vive Colombia es de cambio, porque es la voluntad que expresan las grandes mayorías, lo que impone a todas las fuerzas políticas un Mandato que no pueden esquivar, a menos que quieran ser relegados al cuarto de los muebles viejos; así mismo, potencias que han vivido del colonialismo y el imperialismo, están llamadas a respetar los anhelos de paz con justicia social, democracia y soberanía que reclama el pueblo colombiano».

 

Bibliografía:

– pluralidadz.com/politica/la-relacion-de-vicky-davila-con-el-clan-gnecco/
– www.linkedin.com/pulse/colombia-golpe-de-estado-blando-la-conversa-de-fin-de-semana
– eln-voces.net/la-tenaza-de-afuera/


COMPARTE