Por: Camilo Manrique Giraldo Builes, corresponsal de Antorcha. En un país donde la concentración de la riqueza no se detiene, esta semana se conoció que el Grupo Gilinski, a través de su joya más reciente, la empresa Nutresa, compró por 50.000 millones de pesos a Mimos, la histórica cadena paisa de heladerías con más de 200 puntos de venta en el país. Una noticia que, para algunos, es un simple movimiento empresarial; para otros, es un nuevo capítulo de la pelea entre gigantes que se reparten el poder económico de Colombia como si fuera una torta de helado. Grupo GEA y Gilinski, dos jugadores: Un solo propósito Por un lado, el Grupo Empresarial Antioqueño (GEA), uno de los conglomerados económicos más grandes del país, que controla empresas como Bancolombia, Grupo Argos (cemento, energía, infraestructura) y Grupo Sura (seguros, inversiones). Por el otro, el Grupo Gilinski, liderado por Jaime Gilinski Bacal, una de las familias más ricas de Colombia, con tentáculos en la banca (Banco GNB Sudameris, Lulo Bank), los medios de comunicación (Revista Semana, El País de Cali, Revista SoHo, etc.), la industria alimenticia (Productos Yupi), plásticos (Rimax) y ahora, gracias a una agresiva estrategia de compras, en buena parte de la industria de alimentos nacional. Esa batalla se encendió en 2021, cuando Gilinski lanzó una serie de Ofertas Públicas de Adquisición (OPAs) contra Nutresa, Sura y Argos. El gran botín era Nutresa, líder en alimentos procesados en Colombia, con 8 unidades de negocio, 46 plantas de producción en 18 países y ventas en más de 80 mercados. Su catálogo es un mapa de la despensa colombiana, aquí algunos: – Cárnicos: Zenú, Ranchera, Rica Rondo, Pietrán, Cunit, Blue Ribbon, Berard, Hermo, Setas de Cuivá – Galletas: Saltín Noel, Ducales, Festival, Noel, Dux, Tosh, Pozuelo, Chiky, Bokitas, Tru-Blu, Lil’ Dutch Maid, Naturela, Kibo – Chocolates: Jet, Corona, Jumbo, Choco Listo, Mont Blanc, Nucita, Tutto, Winter’s, Chin Chin, La Especial, Cordillera – Cafés: Sello Rojo, Colcafé, Matiz, La Bastilla, Cameron’s, Cápsulas Express – Pastas y más: Doria, Monticello, Comarrico – Helados y restaurantes: Crem Helado, Bon, Pops, Polet, Aloha, Bocatto, El Corral, Papa John’s, Leños & Carbón Nutresa no es cualquier cosa: es una máquina de hacer plata y de influir en el mercado, y desde 2023 está en manos del grupo Gilinski. La compra de Mimos: más que helados La movida de quedarse con Mimos no es un simple capricho. Nutresa ya domina el canal de supermercados y tiendas de barrio con Crem Helado. Con Mimos, entra de lleno al canal de heladerías especializadas, donde competirá cara a cara con cadenas como McDonald’s. Además, Mimos tiene una planta en Medellín con capacidad para producir más del doble de lo que hoy fabrica. Un negocio redondo. Pero aquí hay más que una estrategia comercial: hay un golpe simbólico. Mimos, al igual que Nutresa (antes conocida como "la Nacional de Chocolates") nació en Medellín y, como muchas empresas paisas, formaba parte de ese oligopolio e identidad empresarial local. Ahora pasa a engrosar el portafolio de un grupo que no solo es ajeno al GEA, sino que ha sido su principal enemigo en los últimos años. Poder, monopolio y un Estado complaciente Este no es un juego de “competencia sana”. Es la concentración del mercado en manos de unos pocos, un paso más hacia el monopolio. Gilinski no solo se fortalece en alimentos: avanza en banca, medios, plásticos y ahora postres, construyendo un imperio diversificado que reduce el espacio para la producción local independiente. El papel del gobierno, tanto en tiempos de Duque como en los de Petro, ha sido el mismo: seguir la tesis del teórico del Capitalismo Adam Smith “laissez faire, laissez passe” que significa “dejar hacer, dejar pasar”. La Superintendencia de Industria y Comercio y la Superintendencia de Sociedades funcionan como notarios de estas transacciones, sin imponer condiciones que eviten la concentración o protejan a productores pequeños, siendo serviles a los intereses del poder económico. El cómplice presidente Gustavo Petro, que prometió democratizar la economía, ha guardado silencio frente a la avanzada de Gilinski, igual que lo hizo Duque. La compra de Mimos es solo una parte de la disputa estratégica del grupo Gilinski por el control de lo que queda del GEA, con miras claras a Sura y Bancolombia. Así mismo, con cada adquisición fortalece su músculo financiero y su capacidad para influir en otros sectores o, en otras palabras, adueñarse de todo. Para el pueblo, esto significa menos diversidad empresarial, menos competencia real y más poder en manos de quienes ya controlan buena parte de la economía nacional. Helados Mimos, el amargo sabor de la economía capitalista Mientras en las vitrinas se sirven conos y malteadas, en las oficinas se concentra el poder. Estos negocios multimillonarios enriquecen a los mismos de siempre y alejan aún más la posibilidad de una economía para las mayorías. El pueblo no gana nada con que Mimos cambie de dueño; es más de lo mismo. Esta transacción es un ejemplo claro de la red de poder que teje la oligarquía de este país, logrando en un solo grupo concentrar el sector financiero (bancos), medios de comunicación, producción industrial y alimenticia, sirviéndose del Estado y los gobiernos de turno, con el fin de profundizar el sistema capitalista en su forma mas depredadora, y seguir acumulando riqueza y poder. La respuesta no puede ser la resignación. Hay que dejar de alimentar estos monopolios: no comprarles, apoyar la producción local, construir redes de cooperación y economía popular que prioricen lo nuestro. Porque si seguimos así, mañana no solo serán los helados, sino hasta el último grano de café, tendrá un solo dueño
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Por: Camilo Manrique Giraldo Builes, corresponsal de Antorcha.

En un país donde la concentración de la riqueza no se detiene, esta semana se conoció que el Grupo Gilinski, a través de su joya más reciente, la empresa Nutresa, compró por 50.000 millones de pesos a Mimos, la histórica cadena paisa de heladerías con más de 200 puntos de venta en el país. Una noticia que, para algunos, es un simple movimiento empresarial; para otros, es un nuevo capítulo de la pelea entre gigantes que se reparten el poder económico de Colombia como si fuera una torta de helado.

Grupo GEA y Gilinski, dos jugadores: Un solo propósito

Por un lado, el Grupo Empresarial Antioqueño (GEA), uno de los conglomerados económicos más grandes del país, que controla empresas como Bancolombia, Grupo Argos (cemento, energía, infraestructura) y Grupo Sura (seguros, inversiones). Por el otro, el Grupo Gilinski, liderado por Jaime Gilinski Bacal, una de las familias más ricas de Colombia, con tentáculos en la banca (Banco GNB Sudameris, Lulo Bank), los medios de comunicación (Revista Semana, El País de Cali, Revista SoHo, etc.), la industria alimenticia (Productos Yupi), plásticos (Rimax) y ahora, gracias a una agresiva estrategia de compras, en buena parte de la industria de alimentos nacional.

Esa batalla se encendió en 2021, cuando Gilinski lanzó una serie de Ofertas Públicas de Adquisición (OPAs) contra Nutresa, Sura y Argos. El gran botín era Nutresa, líder en alimentos procesados en Colombia, con 8 unidades de negocio, 46 plantas de producción en 18 países y ventas en más de 80 mercados. Su catálogo es un mapa de la despensa colombiana, aquí algunos:

– Cárnicos: Zenú, Ranchera, Rica Rondo, Pietrán, Cunit, Blue Ribbon, Berard, Hermo, Setas de Cuivá

– Galletas: Saltín Noel, Ducales, Festival, Noel, Dux, Tosh, Pozuelo, Chiky, Bokitas, Tru-Blu, Lil’ Dutch Maid, Naturela, Kibo

– Chocolates: Jet, Corona, Jumbo, Choco Listo, Mont Blanc, Nucita, Tutto, Winter’s, Chin Chin, La Especial, Cordillera

– Cafés: Sello Rojo, Colcafé, Matiz, La Bastilla, Cameron’s, Cápsulas Express

– Pastas y más: Doria, Monticello, Comarrico

– Helados y restaurantes: Crem Helado, Bon, Pops, Polet, Aloha, Bocatto, El Corral, Papa John’s, Leños & Carbón

Nutresa no es cualquier cosa: es una máquina de hacer plata y de influir en el mercado, y desde 2023 está en manos del grupo Gilinski.

La compra de Mimos: más que helados

La movida de quedarse con Mimos no es un simple capricho. Nutresa ya domina el canal de supermercados y tiendas de barrio con Crem Helado. Con Mimos, entra de lleno al canal de heladerías especializadas, donde competirá cara a cara con cadenas como McDonald’s. Además, Mimos tiene una planta en Medellín con capacidad para producir más del doble de lo que hoy fabrica. Un negocio redondo.

Pero aquí hay más que una estrategia comercial: hay un golpe simbólico. Mimos, al igual que Nutresa (antes conocida como «la Nacional de Chocolates») nació en Medellín y, como muchas empresas paisas, formaba parte de ese oligopolio e identidad empresarial local. Ahora pasa a engrosar el portafolio de un grupo que no solo es ajeno al GEA, sino que ha sido su principal enemigo en los últimos años.

Poder, monopolio y un Estado complaciente

Este no es un juego de “competencia sana”. Es la concentración del mercado en manos de unos pocos, un paso más hacia el monopolio. Gilinski no solo se fortalece en alimentos: avanza en banca, medios, plásticos y ahora postres, construyendo un imperio diversificado que reduce el espacio para la producción local independiente.

El papel del gobierno, tanto en tiempos de Duque como en los de Petro, ha sido el mismo: seguir la tesis del teórico del Capitalismo Adam Smith “laissez faire, laissez passe” que significa “dejar hacer, dejar pasar”. La Superintendencia de Industria y Comercio y la Superintendencia de Sociedades funcionan como notarios de estas transacciones, sin imponer condiciones que eviten la concentración o protejan a productores pequeños, siendo serviles a los intereses del poder económico. El cómplice presidente Gustavo Petro, que prometió democratizar la economía, ha guardado silencio frente a la avanzada de Gilinski, igual que lo hizo Duque.

La compra de Mimos es solo una parte de la disputa estratégica del grupo Gilinski por el control de lo que queda del GEA, con miras claras a Sura y Bancolombia. Así mismo, con cada adquisición fortalece su músculo financiero y su capacidad para influir en otros sectores o, en otras palabras, adueñarse de todo. Para el pueblo, esto significa menos diversidad empresarial, menos competencia real y más poder en manos de quienes ya controlan buena parte de la economía nacional.

Helados Mimos, el amargo sabor de la economía capitalista

Mientras en las vitrinas se sirven conos y malteadas, en las oficinas se concentra el poder. Estos negocios multimillonarios enriquecen a los mismos de siempre y alejan aún más la posibilidad de una economía para las mayorías. El pueblo no gana nada con que Mimos cambie de dueño; es más de lo mismo. Esta transacción es un ejemplo claro de la red de poder que teje la oligarquía de este país, logrando en un solo grupo concentrar el sector financiero (bancos), medios de comunicación, producción industrial y alimenticia, sirviéndose del Estado y los gobiernos de turno, con el fin de profundizar el sistema capitalista en su forma mas depredadora, y seguir acumulando riqueza y poder.

La respuesta no puede ser la resignación. Hay que dejar de alimentar estos monopolios: no comprarles, apoyar la producción local, construir redes de cooperación y economía popular que prioricen lo nuestro. Porque si seguimos así, mañana no solo serán los helados, sino hasta el último grano de café, tendrá un solo dueño.


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