Israel desata el caos: ¿La chispa de una guerra regional?
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Por: Diego Armando Esteban Quito, corresponsal Antorcha Estéreo.

Una ofensiva planificada y devastadora

Durante la madrugada del 13 de junio, el gobierno de Israel ejecutó un ataque de gran escala contra diversos objetivos estratégicos en territorio iraní. La operación militar incluyó el despliegue de más de 200 aviones y cerca de 300 misiles de largo alcance, los cuales impactaron simultáneamente en centros urbanos y puntos clave como las ciudades de Teherán y Natanz. Estas agresiones no solo destruyeron infraestructura civil y militar, sino que provocaron la muerte de al menos 224 personas —según el Ministerio de Salud de Irán y la Media Luna Roja Iraní—, entre ellas, 20 altos mandos del Ejército y de la Guardia Revolucionaria, como Mohammad Bagheri, Hossein Salami y Amir Ali Hajizadeh. También fueron asesinados reconocidos científicos nucleares como Fereydoun Abbasi y Mohammad Mehdi Tehranchi. Además, se registraron más de 1.200 heridos, muchos de ellos civiles que se encontraban en sus hogares o lugares de trabajo al momento del ataque.

Mientras Israel celebraba públicamente la destrucción de instalaciones nucleares, particularmente en Natanz, las autoridades iraníes afirmaron que los daños materiales habían sido, en gran medida, superficiales y que la mayoría de sus capacidades científicas seguían intactas. A pesar de las diferencias en las versiones, lo cierto es que el ataque fue una acción militar unilateral y con consecuencias humanas, ambientales y geopolíticas de gran magnitud para el pueblo iraní.

La respuesta de Irán y la peligrosa dinámica bélica en Oriente Medio

Frente a esta agresión, Irán no tardó en reaccionar. A través de la denominada “Operación Promesa Verdadera 3”, las fuerzas armadas iraníes lanzaron una contundente ofensiva contra el territorio israelí, consistente en el envío masivo de drones y misiles balísticos en al menos ocho oleadas consecutivas. Si bien buena parte de los misiles fue interceptada por los sistemas de defensa aérea de Israel, aproximadamente diez lograron impactar en Tel Aviv y sus alrededores, así como en la ciudad de Haifa, donde se reportaron daños significativos en una central eléctrica y varios edificios residenciales. Esta acción reafirmó la capacidad militar iraní de responder ante cualquier intento de desestabilización, al mismo tiempo que elevó al máximo la tensión en la región.

El silencio cómplice de Occidente y las voces que condenan

A nivel internacional, la ofensiva israelí fue recibida con fuertes críticas por parte de numerosos gobiernos. Países como Rusia, China, Brasil, Turquía, Venezuela y Pakistán calificaron el ataque como una flagrante violación del derecho internacional y advirtieron sobre el riesgo de una “catástrofe nuclear a gran escala”, en palabras del presidente ruso Vladimir Putin. La condena también fue expresada en el Consejo de Seguridad de la ONU en su sesión del día 13 de junio, allí representantes de Rusia, China y varios países del Sur Global expresaron su más enérgica condena al ataque, calificándolo como una violación flagrante del Derecho Internacional y de la Carta de las Naciones Unidas. Sin embargo, cualquier resolución efectiva fue rápidamente bloqueada por el veto de Estados Unidos, miembro permanente del Consejo y aliado estratégico de Israel.

El impacto económico y el nuevo mapa del poder

El ataque no solo desató un desastre humanitario, sino que también provocó una serie de repercusiones económicas de escala global. La cotización del barril de petróleo Brent, marcador clave para el mercado energético internacional, subió un 7 % en pocas horas, rozando los 80 dólares, como consecuencia del temor a que la región se vea envuelta en un conflicto prolongado que afecte la producción y distribución de crudo. Esta alza encarecerá el costo de vida en muchos países, demostrando cómo una agresión en Medio Oriente tiene efectos concretos sobre la economía de los pueblos del sur global, quienes pagan las consecuencias de las decisiones de las grandes potencias.

Conclusión: la resistencia como camino frente al poder imperial

El bombardeo israelí sobre Irán se inscribe en una lógica de dominación imperial sostenida por el uso de la violencia, la manipulación mediática y el desprecio absoluto por la soberanía de los pueblos. El asesinato de líderes militares y científicos iraníes es un acto de guerra premeditado que busca frenar el desarrollo independiente del país persa y someterlo a los dictados de Washington y Tel Aviv. Sin embargo, lejos de quebrar la voluntad de lucha del pueblo iraní, esta agresión ha encendido un sentimiento de unidad y resistencia frente a la amenaza extranjera.

La historia reciente demuestra que el imperialismo no tiene límites cuando se trata de proteger sus intereses geopolíticos y energéticos. Lo vimos en Irak, en Siria, en Gaza y ahora en Irán. Pero también hemos visto la dignidad de los pueblos que, aún bajo fuego, construyen alternativas y levantan la voz.


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