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Por: Amílkar Liévano Gaitana, corresponsal de Antorcha.

El 26 de Septiembre la alcaldía de la ciudad de Neiva informó que fueron reasignados 35 uniformados/as de la Unidad de Intervención Policial y Antiterrorismo (UNIPOL) con la intención de atacar la “violencia” y mejorar la “convivencia”.

Según el secretario de gobierno e integrantes de diversas fuerzas militares del departamento, con la llegada de la UNIPOL se complementa un diseño de seguridad enfocado en la presencia activa de distintas fuerzas especializadas, para poner freno a la delincuencia, homicidios y violencia. A decir del teniente coronel Alex Muñoz, comandante encargado de la Policía Metropolitana de Neiva “Este grupo se une a toda nuestra capacidad y nuestra oferta institucional. Ya son cuatro grupos especializados para nuestra ciudad: nuestro recién creado GAULA de la Metropolitana, los GOES, los FÉNIX y ahora nuestra UNIPOL”.

El alcalde Germán Casagua había insistido al gobierno Petro que instalara de forma permanente esta fuerza policial debido a sus resultados contra la delincuencia, cuestión que fue aprobada hasta la fecha.

De igual manera, el pasado 6 de octubre, la alcaldía entregó 15 motos de alto cilindraje a la policía metropolitana, avaluadas en 1000 millones de pesos. Aprovechando un evento comunitario en los barrios los Alpes de la comuna 8, ante diferentes espectadores, entre ellos liderazgos de JAC, empresarios y pobladores/as, Casagua no sólo entregó dichos automotores sino que presentó a la UNIPOL, insistiendo en su compromiso por la “seguridad y convivencia ciudadana”, así como manifestar pronta inversión social en el territorio.

El recurso destinado para las motos de las fuerzas policiales fue sacado de los impuestos recolectados de las y los Neivanos. Según el mandatario, los vehículos servirán como medidas de prevención del delito y rápida reacción ante eventuales situaciones de ese tipo.

Como complemento, Casagua habló de las inversiones que se harán en materia policial próximamente, en donde la Administración Municipal hará entrega de siete vehículos adicionales a la Policía Metropolitana: dos CAI móviles, dos camionetas uniformadas, un automóvil uniformado y dos vehículos no uniformados, con el propósito de fortalecer las labores de patrullaje e inteligencia en la ciudad.

También en el encuentro se refirió a la inversión social, diciendo que la comuna 8 goza de diferentes programas y espacios como el preicfes, programas de emprendimiento, cultura y deporte. En esa línea se comprometió a arreglar las casetas comunales de distintos barrios, ya que estas se encuentran en pésimas condiciones.

Y es que en Neiva en lo que va del año 2025, se han presentado casi 70 asesinatos, siendo los adultos jóvenes las principales víctimas de esta situación. De las 10 comunas que componen la ciudad, las que presentan asesinatos de forma continua son las comunas 6, 7, 8, 9 y 10 y, según las fuerzas policiales, hay variedad de razones por las que se comete el acto como: intolerancia, consumo de alcohol, microtráfico, etc.

Fuerzas policiales comentan que han capturado a 42 personas que cometieron los asesinatos, es decir, más del 50% así como han incautado armas de fuego bajo procedimientos, sin embargo, se sigue presentando la delincuencia, violencia y asesinatos, indicando un aumento claro de este último.

La misma medicina para una eterna enfermedad

Como se puede leer en las líneas anteriores, la alcaldía de Germán Casagua da tratamiento a problemáticas sociales (delincuencia, asesinatos y violencia) con la inversión pública e inserción de nuevas fuerzas policiales. Sin embargo, hay que preguntarse porqué estas prácticas son reiterativas en la ciudad.

Cuando una práctica es recurrente en diferentes lugares de una ciudad y sobre una población específica, quiere decir que estamos ante un problema de carácter social-sistemático, que da cuenta de una conflictividad; no es un asunto particular ni personal como en equivocadas ocasiones se plantea. Por eso, asesinatos, altos niveles de violencia entre jóvenes y la delincuencia no tienen su origen en un grupo de “desadaptados”, sino que es un fenómeno que se reproduce y actualmente integra a las ciudades del país, no sólo a la capital opita.

Esto quiere decir que este problema que es de carácter social y nacional, es reiterativo en los barrios marginados, por cuanto es dicha juventud su víctima principal la que carece de un horizonte de vida diferente y, ante la reducción de posibilidades encuentra todas estas prácticas como las más llamativas y las únicas que perviven en sus círculos cercanos.

La vieja fórmula de combatir la conflictividad social con la mera presencia e inversión militar, es una salida tanto mediocre como superficial, pues no aborda lo profundo de los problemas y a su vez da cuenta del completo desinterés de esta alcaldía con la juventud empobrecida. Es cierto que estas políticas ineficientes no son nuevas, ni solo producidas por las alcaldías anteriores; mejor dicho, han sido las formas en las que gobiernos nacionales, regionales y locales abordan problemas tan profundos como estos tres que, recordemos, nacen debido a las limitaciones materiales, educativas y a la falta de oportunidades con las que tienen que vivir comunidades enteras.

Prevenir la conflictividad con policías sin resolverla de fondo solo hará que quienes la reproducen se adapten a estas realidades y por tanto, no exista salida real. A esta alcaldía como a otras no les interesa darle un abordaje diferente porque eso implica el reconocimiento de la ineficiencia e injusticia del Estado colombiano; porque no sería compatible con sus visiones de gobierno y; porque hablar de estadísticas, de reducciones y porcentajes es más viable que invertir todos los esfuerzos en programas sociales complejos y completos. Por eso se conforman, aplauden y reducen la solución del problema a la llegada de la UNIPOL.

Mil millones de pesos serían muy útiles para comenzar proyectos sociales de bibliotecas interactivas, programas de formación de liderazgos juveniles, potenciar los talentos musicales o audiovisuales, inversión en comités deportivos apuntando a nuevos deportes, agricultura urbana y huertas barriales, casetas de las JAC, poner la ciencia e investigación a la mano de las comunidades, así como impulsar economía cooperativa y de ahorro por comunas, para darle un nuevo sentido a la vida de estos jóvenes, si lo que aquí se pretende es de consolidar el cambio y la convivencia de la ciudad. En contraposición, Casagua (podríamos colocar el ejemplo de Eder en Cali o Federico Gutiérrez en Medellín) prefirió invertirlos en motos y dejar para después las soluciones sociales.

No resolver las raíces del conflicto social apuntando a las oportunidades, la educación y mejora de las condiciones materiales de las poblaciones marginadas, nada cambiará por más que las cifras de capturados e incautaciones de armas hablen. Esto mismo pasa con el conflicto armado y político que vivimos en el país, mientras el tratamiento sea la violencia estatal la respuesta será la violencia de las/os inconformes, la revolucionaria, la de la población marginada que aumenta al ritmo de la conflictividad. De esto bien conocemos recientemente cuando la población se manifestó en el paro de 2021.

Como plantea el escritor William Ospina en su libro ¿dónde está la franja amarilla? “Permitir que haya extrema pobreza es hacer que crezcan las verjas en torno a las residencias, que se multipliquen las cerraduras, que sea necesario un ejército de vigilantes privados; es hacer que ya los hijos no puedan ir tranquilos al colegio, que no puedan salir confiadamente a los parques”. (Pág. 29). Para la muestra un botón, Neiva tiene 5 de sus 10 comunas comprometidas de forma activa en la reproducción de esta conflictividad social, que se irradia por toda la ciudad, generando un estado de temor generalizado y dejando serias dudas de porqué no se cura la eterna enfermedad con la presencia de más policías, o dicho de otro modo, con la medicina de siempre.

Entonces ¿qué debemos exigir las/os neivanos?

No podemos dejar que todos los gobernantes sigan vendiendo una narrativa equivocada de lo que pasa en nuestra ciudad. La delincuencia, violencia y asesinatos no son un problema de buenos y malos, no son un asunto que se cura con capturas. El problema es profundo y merece toda la seriedad en su atención, por eso nuestro grito de protesta debe ser en clave de que se prioricen políticas sociales que den oportunidades, educación y garanticen cambios materiales en las y los pobladores marginados, especialmente la juventud.

Nos corresponde forjar el tejido comunitario, volver costumbre la ayuda entre vecinos/as, la colaboración permanente, ser quienes tomemos las decisiones y riendas de nuestros barrios y comunas; no miremos a la juventud como problema. Sólo así, juntos/as seremos más fuertes, forjaremos una convivencia humana y podremos presionar para que los recursos de nuestros impuestos vayan dirigidos en beneficio del futuro y no de fuerzas policiales.

Por último, como herederos/as de Timanco y la Cacica La Gaitana, no perdamos de vista que: es la conciencia, organización y lucha de los pueblos la que en la historia ha conseguido los verdaderos cambios que se requieren, eliminando políticas, gobiernos ineficientes y sumando un gobierno popular que asuma con altura sus deberes. La insurgencia urbana del ELN está presta y en constante actividad para lograr dichos propósitos.

Bibliografía y Webgrafía:


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