Editorial Revista Insurrección N° 985
Comando Central (COCE)
De antemano Petro sabía que Trump odia a los migrantes, a quienes considera bárbaros invasores de Estados Unidos y que su amenaza de deportarlos, la cumpliría desde el primer día de su presidencia, para que “EEUU vuelva a ser grande otra vez”.
Es cierto que EEUU se hizo grande y fue grande gracias a las oleadas de millones de migrantes, que con su trabajo lo convirtieron en una potencia económica, riqueza que los racistas y supremacistas concentraron en un puñado de súper millonarios, encabezados hoy por Trump, para quienes la grandeza de la nación consiste en imponerse por la fuerza, para saquear y esclavizar a otros pueblos, al tiempo que sumen en la penuria a la mayoría de su propia sociedad. La potencia desmesurada de EEUU la logró, cuando salió fortalecido como imperio luego de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), de ahí en adelante a sus diplomáticos les enseñaron que “no deben meterse con uno de su tamaño”.
Los gringos dejaron de ser grandes por la multiplicidad de guerras y agresiones que desatan, hasta hoy colocar a “EEUU contra todo el mundo”; de donde nace el conflicto de deportación de migrantes latinoamericanos, en el que humillan la dignidad humana y de las naciones, que ha recibido rechazo desde Brasil, México, Colombia y de muchos otros. Por esto, Trump la emprendió contra Petro con una fuerza desmedida, cuando este reclamó por la dignidad de los migrantes deportados, sanción ejemplarizante aplicada para que todo el vecindario escarmentara, siguiendo el lema imperialista de solo agredir a los pequeños. Esta demostración de músculo fue muy aplaudida por los seguidores de Trump en EEUU y hasta en Colombia, los de allá por ser fanáticos racistas y los de acá por tener sangre de vasallos.
Es de esperar que la respuesta a la embestida de Trump, sea tomar distancia con las políticas imperialistas que rigen en Colombia, recrudecidas los últimos 80 años, como la Doctrina de Seguridad Nacional que es la guía de la guerra antisubversiva, inaugurada con el magnicidio en 1948 del líder liberal socialista Jorge Eliécer Gaitán y continuada hasta hoy bajo la forma de contrainsurgencia, con la que persiguen y exterminan opositores y rebeldes. Pero, Petro en vez de enfrentar al imperio se adapta a sus intereses con su política de Paz Total, con la que muta desde ser un líder pacifista, hasta quedar convertido en un pacificador.
Revista completa: https://eln-voces.net/?p=13898