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Por Valentina Guevara

Los medios hegemónicos nos hablan permanentemente de la existencia de presos políticos en Venezuela, pero ¿Sabía usted que en Colombia también hay presos políticos?

¿Sabía usted que octubre es un mes de rebeldías? Sí, durante el mes de octubre han sucedido muchas cosas. Mire, se cumplen 50 años de la desaparición física del Comandante Ernesto «Che» Guevara, un líder revolucionario que acompañó las luchas de liberación en varios países; 30 años del asesinato de Jaime Pardo Leal, el dirigente comunista que denunció los nexos del Estado colombiano con los paramilitares y que fue posteriormente asesinado por el Estado; 57 años del nacimiento del humorista, pedagogo y activista político Jaime Garzón, este seguro lo conoce, el mismo que nos hizo reír con sus personajes populares, el mismo que denunció las injusticias de la clase dirigente y el mismo que fue asesinado impunemente por el Estado hace 18 años; 21 años de la detención y posterior asesinato de Orlando Quintero Páez, un rebelde del ELN que de pronto no conoce pero que se vinculó a la lucha armada para trabajar por la liberación del pueblo, fue asesinado por las Fuerzas Militares fuera de combate; y 44 años de la detención y posterior asesinato de Luis Carlos Cárdenas Arbeláez, un líder sindical muy importante del país cuya muerte, el 15 de octubre de 1973, se convirtió en la fecha nacional de los presos y detenidas políticas de Colombia.

Todas estas personas, vecino, encarnan expresiones contemporáneas de inconformidad y resistencia contra la clase dirigente en América Latina y Colombia que, desde la época de la colonización, ha sometido al país a numerosos vejámenes. El 12 de octubre de 1492, no fue un descubrimiento, como dicen por ahí, sino un genocidio, una invasión y un largo proceso de violencia que hoy continúa vigente.

Vecino, este mes de octubre queremos hacer una conmemoración especial a estas rebeldías, en especial las personas que por resistirse a la violencia social, política y económica iniciada hace más de 500 años, han sido perseguidos, torturados y encarcelados. Hombres y mujeres, vecino, que han sufrido tratos inhumanos con el propósito de impedir que se lleven a cabo las transformaciones que necesita el país con el que soñamos personas como usted y como yo.

En las cárceles del país hay hombres y mujeres comunes y corrientes que están encerrados por ser pobres o por ser rebeldes o por ambas cosas. Por eso queremos conmemorar su ejemplo, su valentía y su entrega a las causas del pueblo. Lo invitamos a solidarizarse con ellos y ellas, no un día, ni un mes, sino los 365 días del año. El primer paso, es reconocer su existencia y recogerlos en la memoria colectiva de un país que no puede seguir olvidando. Como dijo un preso político: «no solo quieren mi muerte, quieren mi silencio». Seamos nosotros protectores de sus testimonios, de sus historias de vida, de sus luchas y de sus propuestas de país. ¡Rompamos el silencio!

Como ve vecino, en Colombia sí hay presos políticos y no son amigos de la guerra, de la corrupción o del narcotráfico como nos quieren hacer creer. Su delito es la esperanza en un mundo más justo y la reivindicación del derecho de los pueblos a rebelarse contra aquello que los oprime. Seguramente si tiene algún familiar preso entenderá de qué le estoy hablando, porque en este país la cárcel está hecha para joder a los pobres y para silenciar a los rebeldes, que casi siempre son los mismos.

Como insurgencia armada estamos adelantando un proceso de paz con el Gobierno de Juan Manuel Santos que va caminando y que en el marco del Cese al Fuego Bilateral que inició el pasado 1 de octubre, ha acordado la implementación de un programa de carácter humanitario para mejorar las condiciones de reclusión de los presos políticos, su acercamiento familiar y la evaluación de su seguridad para desactivar la militarización de las cárceles. Seamos veedores de este proceso, denunciemos y acabemos con la impunidad de los crímenes cometidos contra los presos políticos.

Vecino, hay muchas razones para rebelarse, para seguir luchando, para organizarse y para participar en la construcción de una nueva Colombia, con justicia social, con transformaciones y con verdadera democracia. No dejemos que el silencio gane, activemos la solidaridad con los presos y reivindiquemos la rebeldía. Una historiadora popular, que también fue presa política, dijo alguna vez: «en las cárceles está nuestro pueblo y un pedazo de nuestro país».


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