El sistema educativo está mandado a recoger
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Editorial Revista Insurrección N° 976
Comando Central (COCE)

El debate nacional sobre el sistema educativo convoca a hacer ruptura con la visión de que la educación es una mercancía, buscando que las grietas del sistema las debe resolver el Estado no la sociedad.

En la Constitución de 1991, Colombia quedó declarada como un Estado Social de Derecho, ficción que pronto fue sepultada por el recrudecimiento del neoliberalismo que redujo al Estado a ser apenas un guardián del capitalismo mafioso, a la vez que la Apertura Económica comenzó la destrucción sistemática de la producción nacional, entregando el país en brazos del gran capital financiero nacional y transnacional. Por esta vía los derechos fundamentales y los servicios públicos los dejó de prestar el Estado, para entregarlos a menosprecio a los grandes capitalistas, privatización que arruinó los sistemas de salud, educación, energía y las comunicaciones, entre otros.

Tres décadas después, el país cuenta con un Gobierno progresista, que paulatinamente va siendo absorbido por el viejo régimen, porque da continuidad a políticas estatales nefastas para la mayoría de la sociedad colombiana, como la de priorizar el pago de la Deuda Externa, en vez de pagar la Deuda Social, que hoy desemboca en una realidad vergonzosa, en la que según la Cepal, Colombia sigue siendo el país más desigual del continente y el segundo más pobre después de Honduras. En esta inhumana realidad, es que conspiran en el Congreso de la República, para convertir el Instituto que hacía préstamos a los universitarios, el Icetex, en un banco que funcionaría como uno más del mercado de capitales y en que la cobertura del sistema educativo cada vez se reduce más y se precariza más; en un doble empobrecimiento, de la mayoría nacional y del sistema.

La mitad del problema de la educación es que la han convertido en una mercancía y la otra mitad, es que está dedicada a promover la cultura posmoderna que ha barrido a Dios, la Naturaleza y la Razón, dando máxima prioridad a la vida y a la libertad individual, realizadas sin principios. Cultura inhumana que determina al sistema educativo, para que moldee a la gente como objetos del mercado y para que justifique la violencia sin límite aplicada a quienes se rebelan y resisten, desradicalización que busca reducir a la mayoría a la impotencia total, en lo espiritual, intelectual y moral.

Remontar el neoliberalismo y la cultura posmoderna, implica avanzar hacia una sociedad poscapitalista.

Revista completa: https://eln-voces.net/?p=13249


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