
Antonio García, Primer Comandante del ELN
La llamada Cumbre entre la Unión Europea y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños -CELAC-, desde cuando se anunció, sonó rimbombante, aparte de las ausencias físicas y las declaraciones formales, no podríamos decir ni que fue éxito ni fracaso, pero salta a la vista lo predecible de una cumbre descafeinada.
En los 52 párrafos abundan las declaraciones de buenas intenciones y lugares comunes, menciones al derecho internacional, promesas de buen relacionamiento y exaltación al modelo multipolar en las relaciones internacionales.
Dichos enunciados podrían ser bien vistos, pero en el contexto mundial son falacias discursivas, ya que en la realidad, la UE asume los roles de las lógicas imperialistas de los Estados Unidos, que desconocen el derecho internacional y contrarían el multilateralismo.
Las menciones a la Carta de las Naciones Unidas, al respeto del derecho internacional, a la necesidad del diálogo para dirimir los conflictos, resultan insultantes, cuando la Unión Europea y su aparato de guerra, la OTAN, continuamente violan todos estos postulados.
Más aún, cuando a lo largo de todo el texto no se nombra a los Estados Unidos, la principal amenaza para la región, causante de las tensiones en el Caribe y principal desconocedor de la soberanía de las naciones nuestro americanas. Así como no se nombran solidaridades con los países víctimas del injerencismo, la amenaza de invasión y, por ende, de guerra.
Una declaración así, desdice de la real diplomacia, en la que la resolución de los conflictos se enfrenta desde el diálogo y el debate, no se evade, ni se gambetea. Se confirma la actual sumisión de Europa, intentando mantener relaciones multilaterales, pero arrodillada al imperio gringo.
Se pasa de agache el genocidio de Israel contra el pueblo Palestino, igual el silencio sobre el desconocimiento de la independencia del Sáhara Occidental, territorio ocupado ilegalmente por España hasta 1975 y, desde 1991, cada año el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU), ha renovado el mandato de la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum que concrete la autonomía del territorio saharaui, donde hoy tiene metidas las manos Marruecos. Pero en la reunión del CSNU de este 30 y 31 de octubre entró en escena Donald Trump, quien desde 2020 impulsa la “marroquinidad del Sáhara” para modificar los acuerdos anteriores, por tanto el pueblo Saharaui ha señalado que el derecho a su independencia es innegociable.
