COMPARTE

La presión popular hizo retroceder al gobierno y reformular la negativa ley de financiamiento que tanto se ha debatido las últimas semanas, se puso en evidencia que gravar la canasta familiar con el 19% en casi la totalidad de productos fuera una simple idea de un presidente y un ministro de hacienda ineptos y contrarios al pueblo. Quedó claro que solo piensan en los intereses económicos de los poderosos. Ahora los más desfavorecidos tenemos cada vez más clara esta postura y la movilización está sirviendo para poner en jaque las propuestas de la derecha.

Pero no cantemos victoria, aunque hace un par de días hubo un supuesto acuerdo que favorece a las clases populares y recaudaba 13,7 billones de lo que supuestamente falta para el próximo año (14 billones), hay que analizar con detalle cada punto porque no es tan cierto que los empresarios y ricos serán más impuestados, pues como se sabe, esta ley es una reforma tributaria que están desesperados en hacer por la urgencia de que no les cuadran las cuentas de la burocracia, no es algo pensado a largo plazo que le de estabilidad a las finanzas del país, casi como la mayoría de las reformas anteriores. Tanto es así, que ahora que se habla de déficit, la controlaría salió a decir que el Estado tiene un saldo negativo estructural de cerca de 30 billones de pesos desde los años 90, ¿Será que quieren tapar el déficit estructural que tiene la educación superior por culpa de las leyes mal hechas de la oligarquía?

Por ejemplo, algo tan vergonzoso es que una de las medidas anunciadas que recaudaría 6 billones de pesos, era la de limitar la devolución de IVA a las empresas en los procesos de producción hasta el 90% y no del 100% como está establecido, pero a la mañana siguiente la tumbaron diciendo que un artículo de la comunidad andina de naciones (CAN) plantea que los países deben crear marcos tributarios que permitan el descuento total de dichos impuestos. El poder empresarial actuando para proteger sus intereses. Aparentemente limitar las devoluciones del IVA a las empresas era una buena medida, sin embargo es necesario tener en cuenta que cuando de empresarios y negocios se trata, lo último que harán es perder, ya que en un futuro precisamente ese 10% que ya no podían tener de descuento lo reflejarían en los precios de las mercancías cayendo todo su peso sobre los consumidores y afectando sus ventas, es decir, inflación.

Otro de los puntos que aun sigue y se presenta como un espejismo hacia el pueblo, es el de gravar los bancos y las empresas del sistema financiero con un porcentaje del 5% más que las demás empresas. Algunos creerán que por fin se le está sacando impuestos a los más poderosos, lo que no dicen es que ese porcentaje adicional solo va hasta el 2021 y que incluso en ese año le bajará más de lo que tienen que tributar en la actualidad.

También, lo único que priorizan es seguir impuestando a las personas naturales y no a las empresas, porque la esencia de este proyecto es esa, no afectar a los grandes capitalistas del país y Duque deja intacto el sector de “la industria cultural” para que, según el, haya emprendimiento, lo que no se ha dado cuenta es que su idea de la economía naranja no le está saliendo como esperaba y se le está pudriendo mientras no sabe qué hacer.

Aunque hay medidas que se pueden rescatar, se debe tener en cuenta que se han logrado por la movilización popular y por ende se le ha dado juego a los sectores alternativos de la institucionalidad que han debatido y conseguido dichos ajustes.

Debemos seguir alertas, pues Iván Duque y sus escuderos ya anunciaron que pase lo que pase los programas sociales se recortarán desde el próximo año e igualmente el gasto público, eso quiere decir que seguirán haciendo lo que los otros gobiernos han hecho pero con mayor fuerza. Además todos sabemos que contrario a lo que dice la vicepresidente fantasma Martha Lucía Ramirez, esta no es la reforma que el país necesita, porque solo es coyuntural, está mal hecha, no tiene participación de muchos sectores importantes afectados por el tema y existe una gran dosis de improvisación a pesar de tantos tecnócratas que dicen ser expertos en el tema.

En síntesis, esa ley debe hundirse y pensar en una reforma verdaderamente estructural en favor y con participación de las mayorías del país. La movilización debe continuar y ser cada vez más fuerte porque es lo único que permitirá dichos avances.


COMPARTE