Como es conocido el 10 de enero se posesionó Nicolás Maduro, como Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), para un mandato de 6 años, siendo reconocido por los demás poderes del Estado, salvo por la Asamblea Nacional, declarada en desacato por el TSJ desde el 2016; ahora su presidente Juan Guaidó, se autoproclamó, desde este 23 de enero, como presidente interino.
Trump sostiene a Guaidó como presidente interino, para justificar y ejercer su agresión diplomática, económica y militar, para derrocar al Gobierno de Venezuela, estimulando el ataque externo a la institucionalidad, desconociendo el derecho de los venezolanos a resolver sus asuntos internos sin injerencia externa.
El espíritu latinoamericano de democracia, paz, autodeterminación y legalidad en las relaciones internacionales está siendo destrozado por el denominado “Grupo de Lima”, conformado para aplicar el guión del Gobierno de los EEUU para aislar, asfixiar, e intervenir en Venezuela.
El Gobierno de los Estados Unidos el 28 de enero, congeló los activos y cuentas de la empresa estatal petrolera PDVSA, siendo esta la medida económica de más alto impacto, que toman después del 9 de marzo del 2015, cuando Obama declaró a Venezuela como “amenaza extraordinaria e inusual para la seguridad de los EEUU”.
Las sanciones que aplican los EEUU apuntan a estrangular la economía venezolana, causar caos económico-social, exacerbar la inconformidad, y así poder declarar una “crisis humanitaria” , que justifique la intervención militar de todo tipo.
El interés de los EEUU lo reconoció el Asesor de Seguridad del Presidente Trump, John Bolton, el 30 de enero, al afirmar que están conversando con las principales compañías estadounidenses, para que esas empresas “produzcan el petróleo en Venezuela”, y admitió que para lograr este objetivo, es necesario derrocar al Gobierno de Nicolás Maduro; intervención que definió como una “oportunidad de negocios”.
El 28 de enero, John Bolton apeló a exhibir un apunte de su libreta, donde anuncia “5.000 soldados para Colombia”; con lo que amenaza a Venezuela, y presiona a la sociedad y al Congreso colombiano, para que validen la ampliación de los efectivos y Bases militares de los EEUU, en nuestro territorio.
El Gobierno de Duque y Uribe Vélez sin contar con las mayorías del país, están precipitando a Colombia a otra guerra, ahora contra el hermano pueblo de Venezuela; además de seguirse oponiendo a un camino de solución política del conflicto armado interno y de negarse a cumplir los Acuerdos de Paz.
Conducta del régimen colombiano que va en contravía de la Declaración de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, realizada por la CELAC, en enero de 2014.
Afortunadamente no todos los países de América Latina y el Caribe, ni del mundo, respaldan la intromisión y menos la agresión contra Venezuela. Resalta el reconocimiento de la Asamblea General y del Consejo de Seguridad de la ONU al Gobierno del Presidente Nicolás Maduro, y su llamado a resolver el conflicto político actual, a través del diálogo entre los venezolanos.
En la vía del diálogo, México y Uruguay han convocado el próximo 7 de febrero en Montevideo, a la Conferencia sobre Venezuela. También en los EEUU crece el rechazo a la injerencia, donde se destaca la carta de varias decenas de intelectuales y académicos, que rechazan la violenta intervención de Trump en la política venezolana.
Cualquier salida violenta o la intervención militar de los EEUU contra Venezuela, apoyada o desarrollada por el Gobierno de Duque, destruirá el Proceso de Paz que Colombia construye, al que el Ejército de Liberación Nacional aspira a contribuir, a pesar de las dificultades actuales.
Hoy más que nunca, la solidaridad con el hermano pueblo de Venezuela, es parte de la agenda de todos los latinoamericanos y demócratas del mundo; así como, la condena a los planes de agresión imperialista y a sus seguidores. Es urgente que todos los movimientos políticos, sociales y culturales de Colombia amantes de la paz, movilicemos voces y acciones a favor del diálogo en Venezuela. Aún existen condiciones para atajar la guerra, porque la paz de Venezuela, es condición indispensable para la paz de Colombia y de la región.