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Anorí constituye un momento histórico para el ELN. Fue un golpe profundo y fuerte que pudo habernos acabado como proyecto, pero no lo logró ya que la fuerza de la convicción y las ideas prevalecieron ante el enemigo sediento de muerte. Por ello, lejos de acabarnos, con el dolor a acuestas, tomamos más impulso y recuperamos la fuerza para seguir presentes hoy, 45 años después.


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