«Hay que encender el horno para que todos puedan hornear pan»
José Martí
Por: José Manuel Manzorra
Después de las elecciones… ¿qué? Es una pregunta que nos hacemos las mayorías poblacionales, mayorías conscientes y no conscientes. Nosotros como ELN, creemos en la necesidad de un cambio político, social y económico que saque a nuestro país de la crisis humanitaria, de la hambruna, del desempleo, de la pobreza, de la violencia y del asesinato de todo aquel que se le oponga a este estado narco-paramilitar.
Se requiere un cambio que ayude al pueblo a salir de las condiciones infrahumanas a las que se ha sometido por los grandes empresarios, por las multinacionales, por los gobiernos áulicos, sometidos al imperio capitalista, quien les da las ordenes de lo que se hace y lo que no se hace en este territorio, considerado por Estados Unidos como su finca para el enriquecimiento, para su narcotráfico, para su pillaje y diversión; y para intervenir y frenar el avance de otros pueblos latinoamericanos que vienen logrando con dificultades, su soberanía, su democracia, su independencia, su autonomía y el bienestar de su población, gobiernos que vienen superando el tutelaje y sometimiento del imperio norteamericano, y resistiendo actualmente el bloqueo económico y político por no someterse a sus exigencias.
En Colombia necesitamos un nuevo gobierno, unos nuevos programas, unas nuevas instituciones donde no sea cultura y normalidad, la práctica del narcotráfico, la mentira de los medios de comunicación, la corrupción y la trampa. Es decir donde no predominen los factores de poder de la oligarquía.
Esta necesidad de cambio, esta valiosa ambición, es un proceso de lucha y de acumulación política que pasa por sucesivos gobiernos democráticos, gobiernos a favor del pueblo que logren construir instituciones y referentes encaminados a la democratización y los cambios estructurales que mantienen la desigualdad y el atraso. En esta coyuntura electoral el estado de las fuerzas esta así:
– Un sector poblacional que le apuesta y cree en la posibilidad de un cambio, no el que resuelva todo, pero sí que rompa con la grave situación de nuestro Colombia, y que introduzca cambios urgentes y necesarios para el trabajo, la salud, la democracia, la paz, la equidad y el bienestar social y el buen vivir del pueblo.
– El sector que le sigue apostando a profundizar la guerra, a la conservación de las instituciones corruptas, ineptas y al servicio de un gobierno narco-paramilitar. Este sector, si gana o roba la próxima presidencia profundizará la guerra, los asesinatos, las condiciones infrahumanas y caóticas en que están las mayorías poblacionales. Es el sector que viene gobernando de tiempo atrás, es el llamado de extrema derecha.
– El sector llamado de centro, y pretende con algunos pequeños ajustes seguir manteniendo las cosas como están, o sea, también es de derecha, no tienen contradicciones de fondo con el sector anterior. Sus contradicciones se reducen a la repartición del poder y privilegios para sus beneficios.
– Y el sector abstencionista de la población que no creen en las instituciones y no participa en lo electoral.
El pulso por el futuro gobierno, será definido por una de las dos fuerzas principales: la extrema derecha con sus aliados y/o la coalición democrática. El resultado de esta disputa generará condiciones diferentes para la continuidad de la lucha y los cambios, por un lado se incrementarán las exigencias, movilizaciones y estallidos sociales para exigir el cumplimiento de promesas incumplidas por parte de los gobernantes continuistas, o por otro, será necesario que haya una participación real y efectiva de las organizaciones sociales para exigir y respaldar unos cambios políticos, económicos y sociales que están más allá del gobierno y pasan por temas de Estado e instituciones oligárquicas. En este escenario la clase corrupta, empresarial, proimperialista y financiera, controladora de la economía y de los medios de comunicación, buscará impedir a toda costa los cambios a favor del pueblo y seguirá siendo la movilización la que garantice el proceso de cambio.
El contexto latinoamericano nos viene mostrando una segunda o nueva oleada de gobiernos progresistas y también nos muestra como son sometidos a golpes, ya no militares, sino golpes blandos. Se les hacen juicios internacionales parcializados y reciben golpes parlamentarios, acusaciones y bloqueos económicos, acaparamientos y especulación, generando grandes necesidades al pueblo, llevando a la población a inculpar y derrocar al gobierno progresista elegido por ellos mismos. Los medios de comunicación son utilizados como un arma de guerra para desprestigiar a estos nuevos gobiernos y estimular en el pueblo la necesidad de tumbarlos, retirándole el respaldo obtenido en las elecciones. Esta situación se viene repitiendo una y otra vez en todo el continente.
LA UNIDAD CON LOS PUEBLOS LATINOAMERICANOS es una necesidad inaplazable para contrarrestar la acción de los enemigos de los pueblos y para superar la crisis humanitaria a que nos han sometido, manteniendo en Latinoamérica, GOBIERNOS PROGRESISTAS.
Es urgente lograr no solamente un gobierno democrático, sino lograr el respaldo y acompañamiento de otros pueblos para mantener el control político y el control económico-social que permita mayor bienestar. Para este logro, el pueblo debe continuar movilizado en las calles, confrontando el viejo poder y a sus defensores.
Como organización insurgente el ELN, estará respaldando y al lado del pueblo en sus justas luchas, movilizaciones y exigencias, hasta lograr el PODER DEL PUEBLO y el ejercicio de un GOBIERNO DE NACIÓN, PAZ Y EQUIDAD.