Por: Juan Almeida, corresponsal de Antorcha Estéreo
El desarrollo de la guerra Ucrania-OTAN/Rusia, actualmente muestra una «Operación especial militar» por parte de Rusia, que tiene un componente de contención en la región oriental del Donbás; y toda esa línea fronteriza entre los dos Estados. Y otro componente de desmilitarización del país ucraniano. Por otra parte, Ucrania declara una operación de «Contraofensiva Total», que busca recuperar parte de territorios perdidos, durante más de 18 meses de confrontación.
Es importante resaltar que este conflicto no se da necesariamente en términos ideológicos, al modo de revivir la disputa entre capitalismo y comunismo. Sino, que se trata de un tema que atraviesa el resguardo de la soberanía de una nación, como lo planteó el Presidente Vladimir Putin en una de sus primeras entrevistas, tras el inicio de la guerra. Además de factores neofascistas en Ucrania, que desde hace años impulsan la persecución a poblaciones con identidades culturales similares y cercanas al pueblo ruso, y un proceso de desidentificación del pueblo ucraniano que llaman «occidentalización», perdiendo las raíces culturales que como pueblos descendientes de los eslavos en esa región, les corresponden.
Sobre este conflicto existe una narrativa que se quiere imponer desde los Estados Unidos, los países occidentales agrupados en la OTAN, la Unión Europea y los medios hegemónicos internacionales, reproduciendo las dinámicas de la guerra con intenciones amarillistas para alimentar el proyecto imperial; más que de entendimiento y objetividad, para superar los conflictos en el mundo.
Presentan al conflicto como una consecuencia de las decisiones irracionales de un sujeto que se cree messias, en esta caso Putin, amenazando la democracia de las naciones y del mundo, con la semántica de los regímenes autoritarios. Además, la propaganda occidental vende la guerra de manera romántica, como una heroica resistencia ucraniana, ante la invasión de una nación que califican de «sanguinaria», con el objetivo de acrecentar los sentimientos anti-rusos desde una perspectiva de la moral. No reivindicaron resistencias heroicas cuando se trató de Irak, Afganistán, Vietnam y otros países que sí fueron invadidos por los Estados Unidos y la OTAN.
Europa se presenta en este escenario como guía moral que reivindica los valores democráticos, pero que es servil a los intereses geopolíticos del proyecto imperialista de los Estados Unidos. Ese discurso moral lo utiliza para reparar su imagen, después de sus antecedentes históricos, siendo sede principal de las 2 guerras mundiales del siglo XX, cuna del nazismo y el fascismo, que ahora se expande por las regiones de Europa oriental, y su pasado imperialista y colonial del siglo XVI, en África y América Latina principalmente.
La narrativa occidental no plantea por ejemplo que, gran parte de lo que hoy vivimos en Ucrania, es causa del incumplimiento de la OTAN de no seguirse expandiendo, cuando la Unión Soviética dejó de existir después de los años 90, y el rompimiento del acuerdo de Minsk firmado en 2014 para cesar el fuego en el Donbás, pero que Ucrania, junto con los grupos de mercenarios neofascistas, no respetaron, siguiendo con el asedio en estas provincias. Todo esto, con la intención de posicionar una sola visión de mundo posible.
Decir a quién le está yendo bien o mal en una guerra puede ser irresponsable,si el marco del análisis no tiene en cuenta las causas que la generan, y si se toman posiciones cargadas del fanatismo y guerrerismo, que produce la propaganda mercantil. También depende de los objetivos que se haya propuesto cada parte contendiente en la confrontación. Lo cierto, es que las consecuencias siempre estarán soportadas por las mayorías desfavorecidas de cada pueblo.
En este escenario, existen tensiones de tipo identitario y cultural, la defensa del mundo libre frente al autoritarismo de las potencias, y contradicciones en la reorganización por las zonas económicas estratégicas, que implican recursos para el nuevo momento del sistema capitalista. El desenlace de este conflicto, marcará en parte una nueva configuración de orden mundial, pero que sigue sustentado desde la guerra y el saqueo de los pueblos que tratan de ser autónomos.
Como guerrilleros y guerrilleras del ELN, consideramos que el mundo multipolar que se está gestando con las tensiones entre Estados, y con procesos insurreccionales y de resistencia en diversas partes del globo, debe abandonar los principios imperiales del dominio de las potencias, y basarse en la solidaridad, la cooperación , el respeto de los pueblos, y el cumplimiento de los acuerdos en los procesos de paz en cualquier parte del mundo.