Aclaremos las interpretaciones
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Editorial Revista Insurrección Nº 901
Comando Central (COCE)

La paz con justicia social que anhelan los colombianos no se alcanza solamente con el silenciamiento de los fusiles, sino con la construcción de un consenso nacional fundamento para implementar transformaciones sociales de fondo.

Luego de la clausura del III ciclo en La Habana se han dado a conocer varias interpretaciones de los Acuerdos, no es malo que se haga el ejercicio de interpretar, solo que en esta oportunidad se pretende torcerlos. Se ha dicho que el fin del Conflicto está pactado para mayo de 2025, que antes de esa fecha se van a conversar otros temas de la Agenda, etc. Los Acuerdos no son de libre interpretación, es la Mesa de Diálogos quien regula todo, es un acuerdo entre dos partes, no lo que se le ocurra a una de ellas. Lo que se hará se define en la Mesa de Diálogos, por eso no es recomendable exponerse.

La derecha dice que el ELN le está metiendo goles al Gobierno, con la intención de capitalizar una opinión favorable a sus intereses en las próximas elecciones regionales, y los integrantes del Gobierno tratan de defenderse de dichos ataques sin medir las afecciones que pueden causarle al Proceso de Paz en curso.

Si bien en dichas interpretaciones aparecen lecturas diferentes a lo pactado en la Mesa de Diálogos, son a la vez puntos de vista de quienes los expresan, que para nada son desconocidos y provienen de experiencias de desmovilizaciones como lo fueron los del M-19 y las Exfarc.

Consideran le están haciendo un favor al ELN, que hay que ayudarle a desmovilizarse, que ahora trata de legalizarse, de irse para la casa a vivir la vida normal, como si se tratase de una colectividad extraviada y no de una Organización Armada Rebelde que ha hecho uso del Derecho a la Rebelión.

Desde luego que asoman dificultades que en otros procesos no se vieron, porque efectivamente esas guerrillas consideraban que podían impulsar los cambios que el país requiere por las vías legales, y se legalizaron, les dieron curules y en esas andamos desde 1984, hace 39 años, de un conflicto que lleva 59 años. O sea, se ha tratado de negociar mucho más tiempo del que se piensa, pero nada que el país cambia, ni siquiera con gobiernos que dicen traer el cambio, pues siguen pensando en las mismas lógicas de gobiernos pasados: que todo sería mejor si no existiese guerrilla.

Hoy, sectores gubernamentales nos acusan de uribistas porque no alabamos su gestión, pero ante los ojos de todos está la claridad que un Gobierno que no cuenta con una mayoría parlamentaria está expuesto a negociaciones con los Partidos de la vieja política y los desteñidos del «centro»; y si la izquierda gubernamental se hace funcional a esos pactos, todo quedará en el tradicional reformismo, paños de agua tibia para seguir con las mismas enfermedades. Se confía primero en las alianzas parlamentarias, pero cuando todo está en riesgo se acude a la movilización popular, debería ser al revés.

Es posible que sectores de la Derecha y del Gobierno estén pensando que esta vez va a pasar lo mismo que con las anteriores guerrillas que se desmovilizaron, pero debemos decirles que no será lo mismo. La paz no puede asociarse a la desmovilización del ELN.

Incluso se está pensando que el ELN debe ser asfixiado económicamente para obligarlo a la dejación de armas, y que sus combatientes pueden ser financiados cuidando parques o cosas por el estilo. Eso no va a pasar, el tema del financiamiento de la fuerza combatiente en un cese el fuego, se ha colocado en la Mesa de Diálogos y la Comunidad Internacional lo sabe, por tanto hemos cumplido con nuestras responsabilidades. Es un tema serio y no puede despacharse con tres o cuatro declaraciones en los medios.

Hemos expresado con toda claridad que la Solución política debe llevarnos a transformaciones reales para Colombia, que redunde en justicia social, democracia, equidad, termine la persecución política contra los luchadores sociales y queden en libertad los presos políticos.

Con el Cese el Fuego le abrimos el camino a la Participación de la Sociedad, para que todos los colombianos discutamos sobre los problemas que padece nuestro país y, entre todos, con base en un Acuerdo Nacional, formulemos las transformaciones, y la implementación de dichas transformaciones sea la concreción de la Salida Política, esa es la diferencia de esta vez.

 

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