Editorial Revista Insurrección Nº 876
Comando Central (COCE)
Si el año pasado fue histórico por la llegada al Gobierno de una coalición de fuerzas progresistas, este será el año del reto de cumplir con los cambios exigidos por el Estallido Social de 2021 y que fueron heredados por el actual Gobierno.
Colombia está hundida en una crisis centenaria a causa del viejo régimen que usa el poder para acrecentar los privilegios de la élite dominante, a costa de depredar los bienes comunes y mantener en la penuria a la mayoría de los colombianos, expoliación que perpetran en colusión con el imperialismo norteamericano; por tanto, sacar a flote al país no es tarea fácil, ni de un par de años, pero en la ruta que marcan las decisiones del nuevo Gobierno se irá viendo si apunta a las transformaciones indispensables para abrirle paso a un nuevo régimen, que le sirva al pueblo, a la Madre Tierra y defienda la soberanía nacional.
Realizar los cambios es un proceso y como dice el refrán popular, ‘como sea el desayuno, será el almuerzo’, si las primeras decisiones de este Gobierno democratizan el disfrute de los bienes comunes y debilitan el monopolio de ellos que ostentan las clases dominantes, se podrá decir que el proceso de las transformaciones va en la dirección correcta; por ejemplo, es inaplazable pagar la Deuda Social y para ello se requiere dejar de ser esclavos del capitalismo parasitario, que engorda con el pago de la Deuda Externa; igualmente sirven a este propósito, reducir los gastos de Guerra y en burocracia estatal.
El Presidente Petro ha dicho que ‘no va a perseguir a sus opositores’, importante paso para dejar atrás la esencia del viejo régimen, caracterizado por la exclusión violenta y el exterminio del liderazgo social y de izquierda, prácticas genocidas que perduran ejecutadas por la alianza siniestra que persiste entre las Fuerzas Armadas y las bandas narcoparamilitares, pese a que el nuevo Gobierno intenta aplicar una depuración de las tropas estatales.
La oligarquía y el imperialismo le han trazado unas Líneas Rojas al nuevo Gobierno, con la finalidad de proteger sus privilegios, bajo la amenaza de desestabilizarlo y derrocarlo si intenta cruzarlas, este es el principal obstáculo para que un proceso de transformaciones avance y el pueblo colombiano tenga una vida nueva; lo decisivo en este pulso es la participación, movilización y presión popular que obligue a que el Gobierno sea del pueblo y para el pueblo.
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