Simacota: la guerrilla se hizo pública
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Rojo y Negro: Una aproximación a la Historia del ELN

Comandante Milton Hernández

Iniciada la primera marcha guerrillera el objetivo principal era la realización de una acción político militar victoriosa que, además de elevar la capacidad y la moral combativa del grupo, plantara en Colombia la idea de hacer la revolución social por medio de la lucha armada. Eran las horas de las definiciones, de probar la gente en el combate, de anunciarle al país y al mundo que un grupo de colombianos amparados en la causa de los débiles y legitimados por la crisis del Estado, de sus partidos políticos, de sus instituciones, de sus malos gobiernos, se habían lanzado en armas contra ese Estado y se constituían en el ELN, organización rebelde insurrecta que juraba no desfallecer en aquel empeño haciendo suya la consigna “¡Ni un paso atrás, liberación o muerte!”, como grito de guerra inclaudicable ante el enemigo y las adversidades propias del camino emprendido.

Analizadas varias posibilidades que cumplieron con los requerimientos exigidos, se decide plantar nuestra primera bandera rojinegra en la población de Simacota. Esta población cafetera y cacaotera, ubicada a considerable distancia del cerro de los Andes, asiento inicial del primer núcleo guerrillero y sitio de concentración después del accionar, poseía una sucursal de la Caja Agraria; es decir, economía para la guerrilla, droguerías, almacenes, y un puesto de policías soñolientos enseñados a reprender borrachos, a velar por la no proliferación de chismes de las beatas pueblerinas o, en el mejor de los casos, a cargar los santos y tocar la matraca en las procesiones de la Semana Santa. El batallón militar más cercano estaba ubicado en El Socorro, a una hora de viaje por carretera.

El 20 de diciembre de 1964 se pone en marcha hacia Simacota la columna guerrillera inicial, a la cual, en el transcurso de esos seis meses de asentamiento se habían sumado nuevos hombre y mujeres; sus nombres de guerra: “Andrés”, “Alberto”, “Wilson”, “Camilito”, “Ricardo”, “Libardo”, “Alí” y “Mariela” (Paula González Rojas, conocida como “La Mona”, primera mujer vinculada al ELN). Después de fatigantes marchas durante varios días y noches en el más absoluto silencio, de andar por caminos inhóspitos y desconocidos para la gran mayoría, de cruzar por páramos y montañas llenas de árboles legendarios y de mitigar hambres comiendo cogollos tiernos con sal cuando escaseaba la comida, de hacerle el quite a unas cuantas culebras no muy amistosas, por cierto, el 6 de enero llegó la columna a un kilómetro del caco urbano del pueblo. Acamparon y se camuflaron en los cafetales cercanos; entre tanto, Fabio y varios guerrilleros hacían un reconocimiento directo de la población.

En la mañana del 7 de enero de 1965 la guerrilla entró en Simacota después de haber dado muerte al sargento de la policía que comandaba el puesto y a tres agentes de esa misma institución. Otro logró salvarse porque se encontraba dormido en una residencia y pudo ocultarse todo el tiempo que duró la toma. Antes de la llegada de la guerrilla al pueblo, cuatro guerrilleros que portaban armas cortas y vestidos de civil localizaron a los agentes de la policía y les dieron muerte. Una vez eliminada toda posibilidad de resistencia, la guerrilla se hizo dueña de la población, se ubicó estratégicamente y convocó al pueblo a una reunión en la plaza principal. Un grupo se emboscó en la carretera que conducía hacia el Socorro, previendo la llegada de las tropas. Se cortaron los hilos telegráficos, pero la telefonista alcanzó a dar parcial aviso al batallón acantonado en el Socorro.

Mientras Fabio Vásquez y “Mariela” se dirigían a la Caja Agraria y obtenían el dinero allí existente (54.000 pesos), los guerrilleros controlaban la población y repartían entre sus gentes un manifiesto en que las invitaba a una concentración inmediata. Una vez reunidos los habitantes, Víctor Medina Morón se dirigió a ellos y les explicó de forma sencilla y convincente los objetivos del ELN, el por qué de esa acción militar, la necesidad de la lucha guerrillera y de la organización popular. Las gentes respondieron con entusiasmo y fueron respetadas en todo momento por los guerrilleros. Unas dos horas estuvo el pueblo en poder de la guerrilla, al cabo de las cuales arribó una pequeña patrulla militar, al entrar la patrulla se hizo fuego sobre la tropa y murieron dos soldados. Sin embargo, el intercambio de disparos con el Ejército produjo la muerte de Pedro Gordillo (“Parmenio”), uno de los primeros y más entusiastas militantes del ELN, campesino de gran abnegación y gran valentía, a quien se otorgó póstumamente el grado de capitán.

Manifiesto de Simacota
Manifiesto de Simacota

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