Septiembre 2024
Un saludo fraterno.
Desde algún lugar de este agrietado país, pero en últimas, el lugar donde nos ha tocado vivir y el que hemos aprendido a amar. Quería escribirle a usted compañero, compañera a quién seguro no conozco pero del que estoy seguro nos unen muchas cosas que nos hace sentir parte de esta gran familia; que no estamos solos y que acá seguimos. Tal vez en algún momento se de la oportunidad y podamos conversar, hablar de fútbol, política, geografía, experiencias y muchas cosas más que seguro ha vivido en su largo recorrido y que podremos compartir en el diálogo, en la palabra que nos hace sentir cerca.
Siento una profunda admiración y respeto por cada uno de los compas que luchan y resisten, me hacen creer en la causa de la liberación no solo como algo necesario sino como un reto, un compromiso que debemos reificar día día, construyendo economía, bienestar y poder popular. Quería expresarle mi agradecimiento y la certeza de que acá estaremos siempre en ustedes, que son esa luz y esperanza, que nos hace seguir caminando. Porqué libertad no es solo presencia de movimiento, es opción de vida, de pan, de risas, de sueños y de alegrías.
Aunque sabemos el duro momento que vivimos para resignificar la vida y el derecho a vivirla dignamente. El tiempo nos ha demostrado que la única manera de salvaguardarla es por medio de la lucha de un pueblo con ansias de no morir en el olvido. Ojalá llegue ese día que podamos lograr todo lo que nos hemos propuesto, conservamos la esperanza de que el egoísmo se convierta en solidaridad, el miedo en esperanza y la justicia sea lo que prime, nos merecemos un mundo donde el dolor no sea el resultado de la codicia y la ambición de poderosos.
Pensar en ese microcosmos carcelario me hace recordar un sitio que alguna vez conocí, casi una casa de abuela, donde a diario pasaban personas a charlar y conocer que fue de la guerra, cada uno era recibido de igual manera: una fila de abrazos, complicidades, fraternidad y amistad que nos recordaba que el sentido de nuestra lucha empezaba hasta en la forma como nos relacionamos, en un mundo de miradas lejanas y odios. Café oscuro para aguantar el sopor de la mañana y un almuerzo abundante, todo a favor de la vida, el compartir, amor mucho amor. Aunque el espacio es muy diferente, todo eso me revolvía la cabeza y me hacia pensar que en un espacio hecho para la reclusión y la muerte, nuestro proyecto que es tan verdaderamente transformador, tiene que transformarlo y convertirlo en un espacio de resistencia, el espacio de muerte que crea el Estado hay que disputarlo quienes llevamos un mundo diferente en nuestros corazones.
Como decía un compa, la dignidad no tiene precio y su forma de no regalarle ni un minuto al establecimiento era continuar su lucha tras las rejas, para allí gestar proyectos colectivos y nutrir el espíritu. En esas palabras creo recordar la importancia de matenernos unidos, de seguir luchando, aún en la reclusión y la privación de la libertad, la tesón y la palabra, la formación política y la lucha de ideas son parte del ser revolucionario, de seguir gestando proyectos colectivos en donde quiera que estemos, nuevos alientos y energías para seguir pensando en que esto es posible.
Esperando poder reducir esos tiempos aciagos y servir de canal para seguir en contacto, para seguir construyendo y luchando desde la formación y la lectura como faceta liberadora. Te envío esta carta y un abrazo cargado de fuerza y solidaridad.
Con sentido compromiso y aprecio.
Un compañero de la ciudad.