Deslizamientos, muertes y despojos: Medellín una ciudad de espaldas a su gente
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Por: Juan Camilo Agudelo, corresponsal de Antorcha Estéreo.

La ciudad de Medellín y sus barrios populares, en la gran mayoría de los casos, es una ciudad autoconstruida en la que sus habitantes, venidos de muchos otros lugares de Antioquia y del resto del país, de manera colectiva y comunitaria, han construido y siguen construyendo sus casas, calles, parques y las condiciones para tener un hogar al que llamen propio y medianamente “digno”. Sin embargo, desde mediados del siglo XX también se empezó a planificar una ciudad desde las élites políticas y económicas, donde se observa la construcción de barrios obreros y otros pensados para una clase alta emergente. Esta planeación, en la actualidad, tiene como centro actores y sujetos que no son los que viven en ella; es una ciudad pensada para la empresa y el turista extranjero, donde los habitantes, y sobre todo quienes habitan los barrios populares, quedan relegados a sus propios destinos y bajo el control de la ilegalidad, los combos y el olvido estatal.

En los últimos meses, pero principalmente en las últimas semanas de junio, hemos vivido varias tragedias que han resultado en la pérdida de vidas humanas y de los hogares de muchas personas.

En el corregimiento de Altavista y en el barrio Villatina #2 se han presentado deslizamientos que han afectado muchas casas de estos sectores, a lo que la alcaldía ha respondido con el desalojo de las mismas. En ambos casos, es evidente la intención de dejar sin hogar a las familias y no presentar alternativas. Esto se manifiesta en la falta de garantías en el proceso de desalojo y en la escasa presencia y oferta institucional que brinde soluciones reales a las problemáticas que enfrentan con la pérdida de sus viviendas, ya que no se ofrece una alternativa real de reubicación y las ayudas solo llegan por tres meses para las familias que pierden su hogar, ahorros y sueños de muchos años. Todo esto se enmarca en los llamados y acciones realizadas previamente a estos deslizamientos y desalojos por las organizaciones sociales de la ciudad, que han estado denunciando estos atropellos que se encubren como “acciones preventivas y humanitarias”.

Por otro lado, el martes 25 de junio, el país se despertó con la trágica noticia del deslizamiento de tierra que se inició en la vereda Granizal del municipio de Bello (entre otras cosas, el segundo asentamiento de desplazados más grande del país y uno de los más extensos de América Latina) y que bajó hasta el barrio El Pinar de la misma vereda, afectando de igual forma los barrios aledaños de la Comuna 1 de Medellín. Hasta el momento, esta tragedia se ha llevado la vida de 25 personas, otras 10 se encuentran desaparecidas y más de 625 personas han sido afectadas y se encuentran en refugios por la pérdida de sus casas o el peligro en el que estas se encuentran. La comunidad de Granizal ha venido denunciando que el origen del deslizamiento que generó la tragedia proviene de la ruptura del tubo Piedras Blancas-El Toldo, que baja por la cima de esta montaña. Esto se debe a las fugas por la captación de agua que necesitaban los habitantes de estos sectores y a la desatención histórica por parte de las Empresas Públicas de Medellín (EPM), a pesar de los llamados que se hacían para que atendieran las fugas y humedades que esto generaba. Sin embargo, la Alcaldía de Medellín y EPM han negado esta versión de los habitantes y sellaron el tubo, dejando a miles de familias sin agua desde hace varios días.

Lo más paradójico de esta situación es que, en el momento de esta tragedia en Bello y Medellín, el alcalde Federico Gutiérrez se encontraba en París y luego en Londres hablando de crisis climática, mientras la ciudad que gobierna está atravesando una de las tragedias más grandes de los últimos años, evidenciando una desatención general por parte de esta administración. Esta misma desatención se vivió por parte de la Alcaldía de Bello, donde ambas administraciones se “chutaban el balón”, como se dice popularmente, en cuanto a la responsabilidad y la atención de quienes no tenían su casa ubicada en el lugar bajo sus jurisdicciones.

Ante toda esta situación, se hace urgente y necesario que la ciudad y las alcaldías escuchen a las comunidades que, durante años, han venido proponiendo y construyendo proyectos estructurales de gestión del riesgo y un Plan de Ordenamiento Territorial que realmente dé garantías y esté pensado para quienes habitan la ciudad. En el Valle de Aburrá no solo se sufren las inclemencias de la lluvia, el empobrecimiento y la violencia estructural del capitalismo, sino que también se sufre de una ciudad que se entrega a la riqueza del extranjero y olvida a su hijo, vecino y amigo, cual maldición de La Malinche:

“Tu, hipócrita que te muestras
humilde ante el extranjero
pero te vuelves soberbio
con tus hermanos del pueblo.
Oh Maldición de malinche
enfermedad del presente
¿Cuando dejaras mi tierra?
¿Cuando harás libre a mi gente?”

Referencias

Amparo Ochoa. “La Maldición de La Malinche”

Al Punto. “Mientras Federico Gutierrez se pasea por los medios hablando mal de Petro, el alud en Medellín cobra más vidas y deja 15 desaparecidos”

Corporación Jurídica Libertad. “Alerta Temprana ante las emergencia producidas por la primera temporada de lluvias del 2025”

El Espectador “La tragedia anunciada de Granizal y la responsabilidad del Estado”

Minuto 30. “Tragedia en Granizal: continua la busqueda de desaparecidos tras el deslizamiento”


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