Editorial Revista Insurrección Nº 830
Comando Central (COCE)
Si fuera por los colombianos Duque ya no debería ser Presidente, pero lo sostienen porque la plutocracia que manda en Colombia y el Gobierno de Estados Unidos (EEUU), necesitan maniobrar para impedir que gobiernen las fuerzas que buscan una democratización radical del país.
Los tres meses de Paro Nacional del año anterior exigieron la salida de Duque por ser un Gobierno abiertamente anti popular, que solo favorece a la minoría súper rica que manda en el país, los partidos tradicionales tampoco lo quieren, pero lo sostienen porque despedirlo traería una ingobernabilidad mayor que dejarlo para que siga malgobernando, esta decisión de sostenerlo nació en Washington, porque el régimen colombiano significa demasiado para los planes e intereses de EEUU en el continente.
Lo nuevo de este año es que mientras Duque hace constantes viajes al extranjero, el Gobierno de EEUU instaló en Bogotá una Comisión permanente para remontar la crisis que padece el régimen, presidida por la Vicesecretaria Victoria Nuland, la más incendiaria de la extrema derecha gringa recordada por haber prendido la mecha de la Guerra en Ucrania en 2014.
La intervención gringa no alcanza a tapar la corrupción desbordada que carcome al Estado, ni la descomposición de las Fuerzas Armadas penetradas por las mafias del narcotráfico tras décadas de alianza forjada en el desarrollo de la Guerra contrainsurgente, que produce el Genocidio contra la oposición recrudecido bajo Duque, mucho menos va a resolver la dramática crisis social que tiene en la hambruna a la mayoría de la población, lo que sí atizan es el despojo de bienes naturales para beneficio de las mineras multinacionales.
En peligro está el proceso electoral de marzo y mayo con esta intervención de EEUU, así como ahora son mayores las agresiones contra las comunidades del Pacífico y las del oriente colombiano, que sufren el escalamiento de la Guerra por medio de mercenarios narcoparamilitares ensañados contra las organizaciones sociales y políticas opositoras, brazos del sistema de ‘Guerra sin fin’ de los gringos destinados a masacrar, desplazar y despojar los territorios para sus macroproyectos.
La lucha por los cambios en Colombia no la detendrá la injerencia imperialista, la presión de la sociedad colombiana seguirá en las calles, y en todos los espacios que se requieran para quitar el viejo régimen y llegar a ser una nación digna, soberana, democrática y en paz con justicia social.
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