
Por: Jairo Escobar, corresponsal de Antorcha Estéreo.
Retomo algunas ideas que comparte la compañera María José Giraldo Builes en el artículo publicado hace unos días en la edición número mil de la revista Insurrección, en donde afirma que el Estallido Social de 2021 constituyó un salto político rápido de la sociedad colombiana, introduciendo una crisis en la hegemonía del bloque en el poder. Como respuesta, las clases dominantes vienen estimulando distintas expresiones fascistas, lo que explica el reencauche de los frentes de seguridad y otras iniciativas por el estilo, como una apuesta para reforzar el modelo de securitización, control y disciplinamiento social.
En 2023, en Bogotá se identificaron 1.428 Frentes de Seguridad Local (FSL) activos, mostrando un crecimiento cercano al 16% respecto al año anterior, según la Secretaría de Seguridad. En ese momento, las localidades con más FSL eran Kennedy, con 230; Ciudad Bolívar, con 119, y Fontibón, con 109. Una publicación reciente del periódico Desde Abajo señala que, en 2024, se crearon 493 nuevos Frentes de Seguridad en Bogotá. Al día de hoy, existen en la capital más de 1.980 grupos de civiles, con 46.000 integrantes, que informan a la Policía sobre acciones «sospechosas».
El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, prometió reducir la inseguridad, pero los homicidios aumentaron un 11% en 2024, llegando a 1.204, la cifra más alta registrada desde 2016. En marzo del presente año, presentó su nueva estrategia, «Los Guardianes del Orden», buscando contrarrestar la falta de suficientes uniformados* para atender las distintas situaciones de orden público, recordando modelos como las Convivir. Mientras Bogotá enfrenta una de sus peores crisis de seguridad en años, con estructuras criminales expandiendo su control, sicariatos en aumento, estallidos de granadas, extorsiones (se presentan alrededor de 40 cada semana) y secuestros extorsivos (que pasaron de 1 en el primer trimestre de 2024 a 13 en el mismo periodo de este año), la apuesta de Galán por un ejército civil de vigilancia, sin un marco normativo claro y con antecedentes en nuestro país relacionados con múltiples casos de violación a los derechos humanos, señalamientos y persecución selectiva por parte de estos grupos, resulta ser una respuesta bastante peligrosa.
La propuesta de «Guardianes del Orden» se alinea con el planteamiento del concejal del Centro Democrático, Julián Uscátegui, de incorporar a militares y policías en retiro** en las labores de seguridad en la ciudad. El Tiempo publicó un apartado de un supuesto documento que, a inicios de mayo, estuvo circulando entre policías retirados de la capital, donde se especifican las habilidades que deberían tener los Guardianes del Orden: “La Dirección de Seguridad, en aras de dar cumplimiento a la necesidad de abordar la problemática de seguridad que se presenta actualmente en la ciudad y en el marco del proyecto 8180 (que tiene que ver con el ‘fortalecimiento de la Gestión Integral de la Seguridad en la Región Metropolitana Bogotá D.C.’), requiere la contratación de veintiún técnicos en Investigación Judicial y Criminalística, Técnico en Inteligencia o Servicio de Policía, Técnico Laboral en Ciencias Militares, Técnico en Asistencia Administrativa, Técnico Auxiliar Administrativo, con experiencia de cero a 18 meses, o más…”.
Sin embargo, tras críticas y preocupaciones de expertos en seguridad y figuras políticas sobre la idoneidad de exmilitares para labores de convivencia, la administración ha moderado su discurso. Ahora, Galán y su secretario han enfatizado que el grupo estará compuesto principalmente por civiles con formación en resolución de conflictos, sin destacar el papel de los retirados de la fuerza pública como eje central del programa. Entonces, ¿cuáles serán las diferencias entre los «Guardianes del Orden» y los gestores de convivencia?*** ¿O están queriendo, retóricamente, disfrazar a los lobos de ovejas? Organizaciones como la Fundación Paz y Reconciliación (Pares), Temblores ONG y el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) resaltan que la vinculación de exmiembros de la fuerza pública puede cruzar una línea delgada que lleve a la militarización de las ciudades, pues han sido formados para atender la defensa y el combate de amenazas.
La estrategia de «Los Guardianes del Orden» no es un caso aislado dentro de la administración de Galán. Su gobierno ha recurrido en otras ocasiones a propiciar redes de informantes y señalamiento ciudadano como mecanismo para mantener el orden. Un ejemplo de ello ocurrió hace un par de meses, cuando, tras disturbios en universidades públicas, la Secretaría de Seguridad pidió a los profesores que identificaran a los estudiantes que participaron en las protestas y disturbios. Otra situación similar de individualización se dio con las recientes marchas en apoyo a las reformas del gobierno Petro: la Secretaría de Educación distrital pidió a las instituciones educativas un registro del número de docentes ausentes y si quienes estaban en clase saldrían a movilizarse, advirtiendo que se descontaría un día de salario a quienes faltaran.
Este tipo de estrategias, implementadas por las clases dominantes, demuestran los grandes problemas y debilidades que enfrentan para mantener su hegemonía. Por la vía de la institucionalización de la violencia, buscan reprimir a los sectores populares que sufren los vejámenes de la desigualdad y la explotación producidas por el capitalismo. Sin embargo, la lucha de clases se agudiza, y se avizoran próximos levantamientos populares más radicales que parirán una nueva nación en paz y equidad, que apunte a las transformaciones estructurales de la sociedad. Como fuerzas vivas de la ciudad, como organizaciones, liderazgos comunitarios e insurgencia popular, seguiremos fortaleciendo la autonomía territorial y la construcción de poder popular, confrontando la violencia estatal y paramilitar.
* Según la Alcaldía, no hay suficiente pie de fuerza en la ciudad, tomando como referente la tasa de 300 policías por cada 100.000 habitantes, como lo establece las Naciones Unidas. El Secretario de Seguridad ha dicho que solo existen 184 policías por cada 100.000 habitantes.
** Se estima que en la ciudad hay más de 40.000 veteranos, según datos de la Caja de Retiro de las Fuerzas Militares (Cremil) y la Caja de Sueldos de Retiro de la Policía Nacional (Casur).
*** Bogotá tiene entre 4.000 a 5.000 gestores, según el Viceministro de Diálogo Social del Ministerio del Interior.
Fuentes:
https://periodico.unal.edu.co/articulos/frentes-de-seguridad-como-estrategia-civica-contra-la-delincuencia-en-bogota/
https://www.elespectador.com/opinion/editorial/los-frentes-de-seguridad-y-el-desespero-ciudadano/
https://revistaraya.com/guardianes-del-orden-de-galan-el-riesgo-de-convertires-en-grupos-parapoliciales.html
El Tiempo. Guardianes del Orden: ¿cuál es el perfil de las personas que buscan en Bogotá?