La proeza de Gaza
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Antonio García, Primer Comandante del ELN

Entre toda la barbarie impuesta por quienes pretenden que en el mundo se viva según su parecer y privilegios, sometidos a sus intereses, barbarie que en muchos casos lleva a conflictos armados, la padecida por el pueblo palestino, resalta sobre cualquier otra.

Las cifras hablan por sí solas. Desde hace un año y medio, cuando el ejército israelí invadió el territorio palestino, sin reparar en su ofensiva militar entre combatientes en armas y población civil, pasan de asesinados 51.000 de sus hijos e hijas; más de 31.000 cadáveres yacen bajo escombros, según informes creíbles, y las denuncias de desaparecidos superan las 4.100 víctimas. Por si fuera poco, 345.000 personas en Gaza se hallan en fase 5 de hambruna, lo que es igual a inanición total. Un asesinato a cuenta gotas.

Barbarie y terror israelí que no tiene límites: en repetidas ocasiones ha sometido a la población del territorio invadido a desplazarse una y otra vez, en el estrecho territorio que habita, cargando con sus escasas pertenencias, sometiéndola a condiciones de existencia de extrema crueldad, sin agua, con apenas una ración alimentaria por día, cuando mucho, sin derecho al disfrute de recreación alguna ni estudio para sus hijos, viviendo en carpas, castigados en diversas ocasiones por los bombardeos de la aviación del ejército invasor, así como por las incursiones de su infantería que busca, guiada por drones y sistemas de inteligencia controlados por software de última generación, con identificación de voces y rostros, a los guerrilleros del Frente Popular, Jihad Islámico, Frente Democrático y Brigadas Al Aqsa, y en cuya procura quedan en la diana mujeres y hombres, jóvenes, adultos mayores y niños. Según la doctrina militar contrainsurgente, todos son guerrilleros, unos en armas, otros sin ellas, unos disparan, otros son sus ojos y oídos.

En esa invasión militar se han desconocido todos los derechos humanos, arrinconando a un pueblo cuyo territorio año a año ha experimentado una notable reducción, han pasado sus tierras a ser habitadas por colonos armados o protegidos de manera permanente, por uno de los ejércitos mejor armados y adiestrados en barbarie.

Es un pueblo que ante la realidad de violencia, agresión continua, irrespeto y humillación, no renuncia a vivir según su libre determinación, y cuya juventud cargada de odio por la violencia padecida día a día, no tiene otra opción que luchar armados por libertad y respeto. Para ellos, invadidos como están, la manera de evadir al enemigo son los túneles, construyendo de hecho una ciudad subterránea, por la cual logran evadir el espionaje y control constante, que de sus movimientos pretenden hacer los invasores.

Para intentar que salgan de esas trincheras invisibles, el enemigo usa bombas de hasta 1.000 kilos, descargando varias al mismo tiempo alcanzan a derrumbar construcciones de hormigón, en profundidad, de hasta siete pisos. La magnitud de lo construido devela el inmenso esfuerzo realizado por miles de personas, para poder levantar y fortificar sus defensas, conscientes del poder del enemigo que enfrentan.

Es un enemigo que no se contiene ante regla, principio humanitario ni ley alguna, y al intentar capturar, vivos o muertos a los guerrilleros que les oponen resistencia, no solo destruyen las fortificaciones de la soberanía, sino que arrasa con todas las viviendas e infraestructura urbana, asesinando e hiriendo en cada ataque a decenas de personas.

Son ataques aéreos y avanzadas de infantería en los cuales va quedando claro, que el uso de armas robóticas y teledirigidas es ya la norma. Allí es cotidiana la lucha de humanos contra máquinas controladas en remoto, por ingenieros de sistemas que no exponen su vida y sí destruyen las de decenas de miles. Invasión y ataque cotidianos llevados a cabo, además, con el constante apoyo del ejército de los Estados Unidos, que los dota de todo tipo de armas y los apoya en inteligencia al facilitarles toda la información recogida, por sus satélites dirigidos sobre ese territorio, así como el acompañamiento y asesoría de varias de las mayores multinacionales de software registradas en ese país y que les dotan de todo aquello que requieren en este plano.

Así y todo, con miles de soldados sobre el terreno, con cientos de tanques blindados recorriendo las calles de Gaza y ciudades aledañas, con decenas de naves aéreas realizando inteligencia de combate o bombardeando barrios enteros, con posibilidad de renovar sus tropas cada que lo considere necesario, el ejército invasor no ha podido batir a unos cuantos miles de guerrilleros decididos a luchar por la libertad de su pueblo, por su dignidad, por el respeto de su territorio y el derecho a ser soberanos.

En su esfuerzo, que implica una movilidad absoluta, la puesta en marcha de un sistema de comunicación blindado contra las escuchas, con el uso al máximo de la sorpresa, así como la utilización de todo tipo de trampas, que dificulten la movilidad enemiga y le causen bajas que lo desmoralicen, los guerrilleros de la resistencia palestina están dando una lección a los pueblos del mundo, enseñando día a día que un ejército inferior en unidades y logística, como en otro momento lo realizó Vietnam, puede contener a su contrario, resistir y vencer.

Lo sucesos aquí resumidos indican, con claridad, pese a lo que comúnmente se dice, que el derecho a la rebelión está tan vigente como fue norma décadas atrás, cuando la descolonización del mundo avanzó a pasos agigantados. Nuevas formas de colonialismo toman cuerpo y, como reacción, nuevas y dinámicas expresiones de resistencia se expresan y dejan ver.

Como lección para todos los pueblos del mundo, tenemos, además, que la realidad vivida hoy en territorio palestino permite atisbar, la primera de las guerras urbanas de última generación, una en la cual, seres humanos confrontan máquinas, una guerra teledirigida, con cientos de drones en constante acción, sistemas de combate blindados de todo tipo, satélites vigilando a cada segundo la vida de miles, y corredores subterráneos, nuevo tipo de trincheras, construidos con el uso de ingeniería y los brazos conscientes de miles de personas.

Una proeza solo posible de llevarse a cabo a partir del liderazgo social, así como del reconocimiento alcanzado entre el pueblo. Algo ya explícito al ser elegidos dieciocho años atrás los representantes de la resistencia palestina, por voto popular para dirigir el destino de Gaza.

Política, participación popular, legitimidad, una tríada que da paso a la dirección y defensa armada efectiva.

Ya lo había enseñado el Che: nada sin el pueblo, todo es posible con el pueblo.


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