Saludamos el interés y el compromiso de diferentes sectores de la sociedad y de la comunidad internacional, frente al logro de la paz y el proceso de conversaciones que actualmente adelantamos en Quito, entre el gobierno y el Ejército de Liberación Nacional. A todas estas declaraciones las unifica su preocupación por los problemas del país, la lucha por la paz y por los cambios.
Ante las dificultades que enfrenta la Mesa de conversaciones de Quito, luego de finalizar el 9 de enero el acuerdo de cese al fuego y reanudarse las acciones bélicas, y al persistir en el país una crítica situación humanitaria, además de estar paralizadas por el gobierno las conversaciones, al negarse a iniciar el Quinto ciclo; distintos sectores y organizaciones, se han propuesto actuar como sociedad para contribuir a la solución de esta crisis. Para tal efecto, han solicitado realizar encuentros directos con las dos partes.
Estas iniciativas son positivas y alentadoras, porque ayudarán a sortear los obstáculos, a fortalecer el proceso y a darle más fuerza social y arraigo en las mayorías nacionales. De nuestra parte, reiteramos nuestra disposición a recibirlos y a interlocutar con todos ellos, con otros sectores y con la comunidad internacional, sobre el curso del proceso y los caminos para superar las dificultades del momento. Conocemos que el Gobierno, ha manifestado que esta semana también recibirá a varias de estas organizaciones. Ello nos parece positivo, porque ayudará a encontrar salidas y contribuirá a un mayor acompañamiento social de las conversaciones.
Igualmente, ayudará al proceso las gestiones de los muchos amigos, como la ONU, la Conferencia Episcopal de Colombia, los países Garantes y de los países Acompañantes. Todas estas participaciones son bienvenidas, porque ayudaran a resolver los problemas.
La búsqueda y la construcción de caminos de paz, van más allá del Gobierno y la guerrilla, e incorpora otros muchos sectores y fuerzas. Para la construcción de una salida de paz con proyección de nuevas realidades, consistente y duradera, no bastan sólo las negociaciones y los acuerdos entre el Gobierno y la guerrilla. Ha de tener presencia y participación activa la sociedad y en especial las mayorías nacionales. En esta dirección está el primer punto de la Agenda de conversaciones, acordada ente el gobierno y el ELN el 30 de marzo de 2016.
La participación de la sociedad en el proceso de paz, incorpora como aspecto central, lo que, en las Audiencias de Tocancipá, se empezó a llamar como la Gran Participación, en torno a la democratización y a las transformaciones para la paz; cuyo diseño y primeros pasos de ejecución estaban previstos dentro del temario del Quinto ciclo.
Los actuales pronunciamientos e iniciativas hechos desde distintos sectores y voces, van en la dirección de la participación, contribuyen al empoderamiento de la sociedad y en especial del movimiento social y popular, en las cuestiones de la paz.
Todas son expresiones de la participación de la sociedad en el proceso de paz; como las realizadas en septiembre pasado, por varias iniciativas de Derechos humanos, al conformar una Veeduría Social al cese al fuego bilateral, pactado entre el 1 de octubre y el 9 de enero pasados. Habrá que trabajar para que, al pactar un nuevo cese, esta Veeduría se extienda a los territorios y que las mismas comunidades se apersonen de ella. También serían hechos de participación, el que la Mesa de Quito propiciara y facilitará diálogos humanitarios, con la presencia de los distintos sectores, en aquellas regiones donde la situación es más crítica, como en el Chocó.
El apersonamiento de diversos sectores del país y en especial del campo popular, de los sectores alternativos y en general de todos aquellos que estamos por la paz y las transformaciones, apuntala y jalona un esfuerzo de nación por el desarrollo de un movimiento de opinión y de mayorías por la paz y las transformaciones, en el que habremos de confluir desde diversidad de posiciones, bajo la bandera común de los cambios y la paz. Este esfuerzo por ganar unas mayorías por la paz, es diverso y deberá desarrollarse en distintos espacios y escenarios; será vital para enfrentar a los sectores más reacios, regresivos y ultraderechistas de las clases dominantes, a aquellos que se le atraviesan a las salidas de paz y de cambios en el país.