¡Que cese la horrible noche!
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Por: Camila Useche

Las palabras tienen el don de hacernos atractivos, el lenguaje tiene poder, un as bajo la manga que el presidente Gustavo Petro usa para seducir a los poderosos mundiales, así lo demuestra su denominado «plan Marshall por el cambio climático» propuesto en la «Cumbre para un Nuevo Pacto Financiero Mundial» convocada por el presidente de Francia, Emmanuel Macron, llevada a cabo en París el pasado 22 y 23 de junio, con la participación de la jefatura de la comisión Europea, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

La crisis climática a la que hoy nos enfrentamos tiene una raíz indiscutible y es el modelo económico extractivista impulsado por el mercado capitalista, en cabeza de los países del Norte. La consecuencia de la crisis se padece fuertemente en los países más empobrecidos, como lo demuestra el informe “Hambre y calentamiento global” publicado por Oxfam en septiembre de 2022, “los 10 países más afectados por el cambio climático han sufrido un incremento del 123 % del hambre severa en los últimos seis años”.

No cesa la horrible noche para los países del sur global, aunque solo producen el 0.13 % de las emisiones mundiales de carbono, recientemente la NASA en vídeos especializados muestra que son los principales sumideros de estos gases, en especial la Amazonía. En contraste, los países industrializados del norte controlan el 80% de la economía mundial, y son quienes producen las tres cuartas partes de las emisiones de carbono, pero nunca se hacen responsables, por el contrario llevan décadas mofándose al incumplir todo tipo de acuerdo sobre el Cambio Climático.

Se reduce el tiempo para detener el incremento irreversible de la temperatura de la Tierra en 1.5 ºC, los científicos advierten que este valor será superado en los próximos 5 años. Más extremos, prolongados y frecuentes serán los inviernos y sequías, como se vive en el actual fenómeno del niño, donde ya se superó records de la semana más caliente, el junio más caliente y la temperatura más alta de la superficie marina según la Organización Meteorológica Mundial, pronto veremos más titulares de prensa reportando incendios forestales, olas de calor, escases de agua, muerte masiva de animales, perdida de cultivos e infinidad de evidencias del caos climático que tenemos.

Aunque el anhelo del “plan Marshall por el cambio climático” tenga buenas intenciones, no deja de ser una plegaria en la línea de la Iniciativa Bridgetown, como lo propone la primera ministra de Barbados “reformar la arquitectura financiera mundial, para que los países ricos ayuden a los países pobres a mitigar el cambio climático y adaptarse a él”, lo que en lugar de una suplica, debe ser una exigencia, porque bajo ese planteamiento, los capitalistas solo harán nuevos prestamos económicos, es decir, el negocio redondo al crear la crisis y lucrarse de ella, nunca renunciarán a su lógica de mercado aunque la vida en el planeta esté en juego.

No estamos en contra de las medidas paliativas, sin eso será penoso sobrevivir en el corto plazo, cualquier iniciativa en esa dirección es bienvenida, sin embargo hay que llamar todo por su nombre, “mitigar” y “adaptarse” no son sinónimos de “solucionar”, se requiere ir a la raíz del problema, y si ya sabemos que se debe a la lógica mercantil del capital ¿cómo se pretende que la solución sea «un relanzamiento de la misma economía mundial»? son dos discursos y prácticas contrarias, aunque se acuda a la retórica, estamos lejos de ser una potencia mundial de la vida modernizando al capitalismo, ¿cuánto tiempo más para convencernos que la solución no vendrá de quienes crearon este Frankestein?.

Si el lenguaje tiene poder, que este nuevo plan Marshall no resulte como aquel patrocinado por EE.UU e impulsado por el entonces secretario de estado George C. Marshall tras el fin de la segunda guerra mundial para rehabilitar las economías de Europa Occidental, porque el debate de fondo bien lo enuncia el presidente Petro «este gran problema puede implicar nuestra extinción», y bien lo advertía hace más de 44 años el comandante Fidel Castro en su discurso ante la ONU «la explotación de los países pobres por los países ricos debe cesar, basta ya de palabras, hacen falta hechos» y es que no hay otra relación posible, la única forma es que el Norte cese el despojo que lleva más de 500 años sobre el Sur, para por fin cerrar estas venas abiertas y construir nuevas relaciones entre los pueblos.

Solo cuando se acabe la dominación de nuestros pueblos por los vecinos del Norte y exista una nueva lógica de relacionarnos con la naturaleza, será posible pensar en justicia social y ambiental, algo que solo el Socialismo se atreve a confrontar presentando otro paradigma posible y necesario. Este propósito mundial requiere de la unidad de los pueblos en la lucha contra el devastador Capitalismo, que pretende con paños de agua tibia y formulas repetidas sumirnos en este punto de no retorno por el que atraviesa la humanidad y la vida planetaria.


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