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Por: Camilo Jiménez y Marlon Villamizar, corresponsales de Antorcha Estéreo

El pasado 11 de septiembre, miembros de las fuerzas militares hostigaron y atemorizaron a la comunidad de la vereda El Manso de Tierralta, en el departamento de Córdoba; golpeando, insultando, apuntando con fusiles, robando pertenencias y abusando sexualmente a mujeres de las comunidades indígenas, actos denunciados por parte de miembros de la comunidad. Se presentaron como miembros de las ex-Farc luego de la insistencia de los pobladores para que se identificaran, usando capuchas y elementos propios de las fuerzas armadas, actuando al mejor estilo paramilitar de su doctrina.

En la tarde del 13 de septiembre, ante la imposibilidad de ocultar la evidencia del accionar atroz de estos militares, el Ejército Nacional reconoció que quienes abusaron de la comunidad sí son miembros de la institución que supuestamente vela por la seguridad de los colombianos y colombianas. En un comunicado, expresaron que los soldados están adscritos al Batallón de Infantería N.33 «Batalla de Junín», de la Décima Primera Brigada.

Ante esto se anunciaron investigaciones a más de 30 militares, incluidos un oficial y 2 suboficiales. Pero entre la Fiscalía General de la Nación y la Justicia Penal Militar, no se han puesto de acuerdo para avanzar. Lo que podría atrasar el proceso y dejar el hecho en completa impunidad. El fiscal Francisco Barbosa alega que no hay garantías para la investigación, ya que al conocerse el hecho una comisión inspectora se desplazó al lugar, siendo atacada por ráfagas de fusil en el helicóptero que hacía el trayecto, por la misma mezcla de militares y paramilitares presentes en el territorio.

A partir de la investigación, el Ejército Nacional afirma la supuesta salida de 18 uniformados: 6 oficiales, 4 suboficiales y 8 soldados profesionales. Entre los que hay un comandante de la Brigada 11, un comandante del Batallón 33 y el segundo comandante del Batallón Junín.

Este es otro hecho, que va en contra del proceso de solución política y evidencia las intensiones de los enemigos de la paz, para obstruir e incomodar los esfuerzos de diálogo y cambios en Colombia. Nuestra organización ha venido denunciando diferentes acciones coordinadas entre tropas del ejército y paramilitares en las regiones, ya sea, en forma de Autodefensas Gaitanistas, grupos de las ex-Farc o cualquier otro grupo de mercenarios que ponen al servicio de los intereses guerreristas y de despojo.

Al respecto, nuestra Delegación de Diálogos en sus diferentes cuentas de redes, expresó:

«Que haya sectores del Ejército Colombiano enemigos de la solución política y la paz, es el resultado de la doctrina militar del enemigo interno que pone a la gente como ‘el agua que hay que quitarle al pez’. Atentan en varias zonas del país contra el cese y la protesta social». «Este tipo de situaciones no son nuevas y ponen en evidencia la intensión de atentar directamente contra el proceso de solución política, generar confusión y zozobra. No basta solo con identificar responsables y romper la complicidad entre el ejército y el paramilitarismo».

También, nuestro Primer Comandante Antonio García, manifestó:

«Descubren a militares actuando como disidencias ex-Farc en Córdoba, y en Arauca les brindan apoyo aéreo para masacrar guerrilleros. ¿Y todas las voces que decían que el ELN mentía cuando denunciaba este plan anti-insurgente?»

Toda esta situación nos permite decir, que mientras no se ataque al paramilitarismo y se cambie la doctrina de las fuerzas militares, la oligarquía y los poderes económicos del país no demostrarán una verdadera voluntad de paz.

Al Ejército de Liberación Nacional se le exige desde esos sectores que, además de cesar el fuego, cese las hostilidades. Sin embargo, no somos nosotros como organización quienes hacemos hostigamientos y maltratamos al pueblo. Con pruebas de las mismas comunidades, y gracias a su valentía para resistir, aun cuando están desarmadas, es que el país se da cuenta, quiénes son los maltratadores y hostigadores del pueblo.

El ELN en su conjunto, está comprometido con la solución dialogada al conflicto, nuestros compañeros y compañeras en los distintos territorios estamos acatando los acuerdos a los que nos comprometemos como organización. Pero, son las fuerzas guerreristas del régimen, las que están aprovechando el Cese al Fuego para recrudecer la violencia. Seguiremos insistiendo en los caminos de paz para nuestro pueblo, y consideramos que todas esas expresiones de rechazo, denuncia y valentía, como la que hizo la comunidad de Tierralta, deben sumarse en los procesos de participación, para que decidamos los cambios del país.


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