
Editorial Revista Insurrección N° 1014
Comando Central (COCE)
La supuesta lucha contra el narcotráfico por parte de los Estados Unidos es una narrativa falsa, que se usa como excusa para desarrollar planes belicistas, injerencistas y de saqueo a los bienes de la naturaleza y las riquezas de otras naciones.
Es una vieja, conocida y derrotada estrategia de guerra, en la que se construye una invención y con ella se despliegan enormes planes de guerra.
Tampoco es secreto la decadencia del imperialismo norteamericano y su necesidad de arrastrar en su caída al mundo entero. Para eso encontraron e impusieron a Trump, un perfecto personaje fascista que emana odio y guerra. Desde su nueva llegada a la Casa Blanca, no ha parado de intentar guerras e instigar el conflicto, de nuevo con la narrativa falsa del “orden basado en reglas”, las de ellos, por supuesto.
Otra verdad, únicamente negada por las oligarquías en cada país, es que la arremetida estadounidense es contra Latinoamérica toda, aunque inicie y aplique principalmente sobre los gobiernos que le son incómodos, por no entregarse en brazos de sus políticas, aquellos que, por el contrario, buscan su autodeterminación y eligen el multilateralismo, contraviniendo la doctrina Monroe.
Como era esperado, la ofensiva hacia Latinoamérica va creciendo. La retoma recargada de viejas políticas vendría de nuevo a la carga, diplomática, económica y militarmente. Esta última parece haber iniciado con la amenaza de los buques, submarinos y aviones de guerra en el mar Caribe. Una provocación que, muy al estilo Trump, no se sabe en qué puede derivar, esa es la primera amenaza. Las demás son todas conocidas.
Degradarlo todo para que parezca necesario eliminar
De la misma manera que instaló la falsa narrativa de la lucha contra el terrorismo y de la lucha contra el narcotráfico, el gobierno de los EEUU inventa y difunde por el mundo, versiones e ideas degradadas sobre gobiernos y territorios para justificar sus agresiones. Degradando y criminalizando a cualquier actor político que le resulte incómodo y hostil. Esto lo hicieron en Siria y Libia, también lo intentaron en Afganistán, con el apoyo de una dominación comunicativa que manipula a gran escala.
Hace varios días, la portavoz de la Casa Blanca, declaró que el gobierno está dispuesto a utilizar su poderío militar para la captura de los principales narcotraficantes, entre los cuales agregan al gobierno venezolano en cabeza del presidente, Nicolás Maduro. Degradando al Estado y buscando justificar una agresión a Venezuela.
De la misma forma, tratan de degradar a la insurgencia y a los pueblos en resistencia. Niegan la existencia del conflicto y tratan de degradar al ELN intentando negar su carácter político y rebelde. Así, tal cual, como lo intenta el gobierno colombiano. Sin ninguna prueba ni hecho material, incluyen en su matriz de odio y deslegitimación una supuesta alianza con Hezbollah, conectando su plan con la guerra y el exterminio que EEUU y sus socios adelantan en oriente próximo.
El remoquete del narcotráfico se les ha convertido en la excusa perfecta para deslegitimar a cualquier pueblo o nación, que se oponga a los intereses de sus negocios extractivistas transnacionales. Mientras tanto, los verdaderos narcotraficantes continúan lucrándose y expandiéndose con tranquilidad en complicidad con representantes de los gobiernos y sus Fuerzas Militares. Igual es en EEUU y en Colombia.
Esta supuesta guerra contra las drogas de EEUU realmente tiene como fin lucrarse del narcotráfico, degradar los países donde hay cultivos de uso ilícito, corromper sus instituciones y fuerzas políticas, para controlar y dominar.
Un plan para la región
Este nuevo capítulo en las históricas agresiones de los EEUU contra Latinoamérica, es parte de un plan contra toda la región. De la misma manera que crearon un escabroso escenario en los Balcanes, destruyendo a Yugoslavia y generando la peor guerra en los años 90. De igual forma que hicieron en Asia occidental y han generado guerras en regiones enteras. Así mismo pretende el decadente imperio norteamericano con Latinoamérica, para arrasar con sus bienes naturales.
Todavía resuenan las palabras de Laura Richardson, que siendo jefa del Comando Sur, no tuvo ningún escrúpulo en plantear que su objetivo en Latinoamérica eran los recursos hídricos y minerales. En esta fase terminal, el imperio utiliza la guerra para la acumulación de capital. Trump pretende tratar y convertirnos en sus colonias. Nuevamente, la narrativa es falsa, no hay una agresión contra un supuesto factor de riesgo, es una agresión para toda la patria Nuestra Americana y el belicismo imperialista de los EEUU son el factor a combatir.
La respuesta del pueblo
Hasta el momento no hay respuestas de los organismos internacionales, confirmando que no tienen ningún tipo de utilidad. Habría que ver si organismos como la CELAC, que han declarado a América Latina y el Caribe como una Zona de Paz, son capaces de actuar en el momento adecuado, es decir, ahora. El imperio promoverá la ruptura regional, ante lo cual lo coherente es que este organismo actúe y busque la integración regional.
En la región, ya existen polarizaciones impulsadas por el propio imperio; sin embargo, los pueblos deben hermanarse en la defensa de sus propios designios. Nuestra América tiene la oportunidad de darle un golpe mortal al imperio, negándose a repetir historias de intervenciones e injerencias, acabando con aquello del “patio trasero”.
La autodeterminación nacional es una reivindicación democrática, la dignidad y la soberanía nacional son derechos que se conquistarán con la movilización y la lucha de la mayoría de la sociedad, enfrentando la visión retrógrada de la plutocracia del imperio, que persigue devolvernos al estado colonial, por esto, es imperativo luchar por la segunda y definitiva independencia.