Hace algunos días que el alcalde de Cali, Maurice Armitage y el secretario de seguridad Andrés Villamizar anunciaron la idea de recortar el presupuesto de los bomberos para invertirlo en «seguridad», argumentando que esta es la mayor prioridad de la ciudad y diciendo sin una pizca de respeto lo siguiente: «Los Bomberos pasaron de ser clase pobre, donde usted los veía pidiendo plata hace años en la calle, que no tenían ni para la gasolina, ahora son los mejores bomberos del país, les sobra la plata; a veces no tienen ni en qué invertirla», en palabras de Armitage.
De hacerlo, estos recursos irían a engordar las arcas de instituciones menos respaldadas por la comunidad y más ineficientes como la policía, el ejército, la fuerza aérea, la fiscalía y el Inpec. En contra de una institución como el cuerpo de bomberos de la ciudad, que tienen un gran respaldo de los ciudadanos y resuelven problemas desde accidentes caseros hasta los grandes incendios que se presentan en la Cali de manera siempre oportuna.
Los afanes por mostrar resultados reales ante las altas tasas de asesinatos y robos (14%) que se presentan en Cali, les ha llevado hasta este despropósito, pues a pesar de que dicen que la seguridad en la ciudad mejora; las cifras, la vivencia cotidiana, el sentir y lo que viven los habitantes es totalmente contrario a lo que dicen en entrevistas estos funcionarios públicos que gobiernan para el privado. Muestra de esto es que su estrategia de militarizar la ciudad es todo un fracaso, que sus planes como el RADAR que lanzaron con grandilocuencia hace semanas quedarán como una experiencia más en las que se desperdician millones de recursos sin que se vean los resultados.
También Armitage y Villamizar claman por los nuevos mil policías que el Ministerio de Defensa les prometió en el consejo de seguridad realizado recientemente, y todo eso no es más que parafernalia, shows para que la opinión pública crea que se hacen esfuerzos. Buscar soluciones en instituciones como la policía, focos comprobados de corrupción y abuso, que está relacionada con el trafico y micro trafico, es poner al lobo a cuidar las ovejas.
Con el mismo descaro que dicen que a los bomberos les sobra plata, dicen que no van afectar su funcionamiento, cuando los recursos que les llegan a los bomberos ingresan por medio de la sobretasa del impuesto predial que hoy es del 3,7%, de esto a los bomberos les quedaría el 2% y a las instituciones de guerra el 1,7%, ¡Una reducción de casi el 50%! Esto en términos de plata significa que de los 22.000 millones que aproximadamente tienen de presupuesto los bomberos, les quedaría 12.000 millones y 10.000 millones aproximadamente para la policía y las demás instituciones.
Con esto se verían frenados proyectos como la estación de bomberos del sur o la renovación de la estación central, la disminución de servicios de atención pre-hospitalaria, la cancelación de las brigadas forestales y la posible salida de funcionamiento de algunas estaciones, según lo ha manifestado el capitán de los bomberos Roberto Duque de manera inconforme hacia este tipo de propuestas.
Ante estas situaciones, donde está en juego el presupuesto público que paga la gente con impuestos, cabe preguntarse ¿Qué han hecho con el impuesto a seguridad que pagan todos los vallecaucanos con sobrecostos en la energía? Preguntarnos también ¿Por qué se han inventado impuestos para el MIO que sigue siendo de lo más ineficiente de la ciudad y le inyectaron miles de millones de pesos para salvar a los operadores privados y ahora perjudican a una institución pública y eficiente como los bomberos? O ¿Por qué beneficiar a una institución en detrimento de la otra? Son cosas del mundo al revés que no nos terminamos de explicar y sí se lo explican el alcalde y sus funcionarios con las sinrazones que practican.
Por último, es importante resaltar que la alcaldía proyecta un presupuesto gigantesco para la ciudad en términos de seguridad para el 2019 de 100.000 millones de pesos y lo que dicen es que ni aún quitándole recursos a los bomberos lo alcanzan a cubrir, ¿Será que irán por el recorte de recursos a más instituciones disminuyendo el bienestar de los ciudadanos para inyectarlos en proyectos militarizadores que cada vez fracasan más?
No es justo que si una institución funciona bien se le recorten recursos y tampoco que se torpedee la buena labor que hacen los bomberos solo para poner más cámaras, adquirir mayor tecnología de guerra, reconstruir estaciones de CAI, comprar más vehículos para la policía, caracterizada por su estrecha relación con la delincuencia que dicen combatir. No será destinando más recursos a quienes cuidan, vigilan y promueven el pillaje y la violencia en la ciudad, que cambie para ser realmente una “sucursal del cielo”.