Había anunciado su visita para el 2 de diciembre, de regreso de la Cumbre del G-20 en Argentina, pero por segunda vez canceló su visita. Unos dicen que para no dar motivo a que los estudiantes engrosen sus marchas de protesta en contra del miserable presupuesto de la educación; pero otros afirman que no necesita venir a Bogotá, porque es suficiente con tener de mensajero al Embajador de Colombia en Washington; ¿Qué más puede pedir?
Este Embajador belicista de un Presidente como Duque, que se dice “no belicista”, está muy activo proponiendo al nuevo presidente brasileño, hacer gavilla para intervenir militarmente en Venezuela. Y para explicar la llegada de la Fuerza de Despliegue Rápido (Fudra 3) a la frontera colombiana con Venezuela, en el sur del lago de Maracaibo, este Embajador ha dicho que se trata de la nueva versión del Plan Colombia.
Duque al llegar al frente de los 5.000 soldados de la Fudra 3 a Ocaña, también lo dijo con claridad, se trata de hacer la Guerra contra las drogas. Por su parte el Ministro de Defensa, Botero, repite a diario ante la prensa las bondades de hacer guerra química contra las comunidades cultivadoras de coca, por medio de fumigarlos con Glifosato.
Si la fracasada Guerra contra las drogas tiene su brazo diplomático, también se hace acompañar del brazo justiciero, dirigido por el Fiscal General, quien ejecuta las órdenes judiciales que le llegan desde los Estados Unidos; así las tales pruebas contra Santrich, el negociador de paz de las FARC, hayan demostrado una vez más, que se trata de un montaje judicial, para extraditar a los otrora jefes guerrilleros a los EEUU, en una acción de venganza que no tiene asomos de justicia por ningún lado.
¿Qué gana Trump con torpedear el proceso de paz en Colombia?
A los planificadores de guerra en los EEUU se les estropearía el Teatro de operaciones suramericano, si la maquinaria militar colombiana llegara a ser reducida, por ejemplo, en dos terceras partes, como sucedió tras los acuerdos de paz en Guatemala. Por este motivo necesitan tener activo al Clan del Golfo, para que la DEA siga en Colombia y el Secretario de Justicia de los EEUU cumpla con la misión que le asignó Trump de “desmantelar” a esta banda.
El tercer brazo opera en el Congreso colombiano, donde esta semana ejecutaron un recorte más a los derechos de las víctimas, al negarles la verdad, dado que al agregar jueces especiales para los militares, estos no asumirán responsabilidades por crímenes, que ahora pueden presentar como “blancos legítimos” y como “daños colaterales”. Son los beneficios prometidos por el ex presidente Uribe a los 500.000 soldados y policías activos, y al millón y medio de uniformados jubilados.
El brazo económico lo opera el Ministro Carrasquilla, encargado de terminar de empobrecer a la clase media con impuestos, para entregar el 20 por ciento del presupuesto nacional como abono al pago de la deuda externa y el 13 por ciento para las Fuerzas Armadas. Esta semana anunció impuestos al 80 por ciento de la canasta familiar, lo que entre muchos daños, traerá una disminución del consumo de leche en un 40 por ciento.
¿Dónde nacen los males colombianos?: ¿Es el país que nos tocó? ¿Es la corrupción de los burócratas que ganaron las elecciones? ¿Es la potencia del Norte?
Para los que hacen marchas de protesta está el quinto brazo, el que criminaliza. Por un lado, amenaza y mata con ataques paraestatales, a ritmo de asesinar un líder social cada tres días; pero por el otro, judicializa con montajes y falsos testigos, operaciones en las que es experto el Fiscal General.
No podía quedar sin nombrar el sexto brazo, el que adormece, como la Adormidera de donde extraen la Burundanga. Algunos lo llaman el que “dopa”, para que la realidad no se perciba como es y en cambio la pinta, para que se vea a Colombia, como el “segundo país más feliz del mundo”.
Trump no necesita pasar por Bogotá, porque allá opera un ser de 6 brazos encargado del éxito de sus negocios. Sujeto que es muy distinto a un pulpo, para hacer honor a la verdad.
En el Ejército de Liberación Nacional acompañamos la resistencia de la sociedad colombiana al plan de guerra de Trump, a la vez que seguimos dispuestos para hacer acuerdos de paz, cuando el Gobierno Nacional tome la decisión de regresar a la Mesa de Diálogo y retomar la Agenda de conversaciones, pactada con el Estado desde marzo de 2016.