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Dice la ONU que en los últimos decenios, el mundo ha experimentado un crecimiento urbano sin precedentes. En 2015, cerca de 4.000 millones de personas (el 54% de la población mundial) vivía en ciudades y, según las proyecciones, ese número aumentará hasta aproximadamente 5.000 millones para 2030.*

Desde el 2013 la Asamblea General de las Naciones Unidas se designó que el último día de octubre se celebraría el “Día Mundial de las Ciudades”. Esto con el objetivo de promover el interés en la urbanización y fomentar la cooperación entre los países para aprovechar las oportunidades y afrontar los desafíos que plantea el urbanismo. Esta fecha es claramente otro saludo a la bandera que este organismo internacional utiliza para simular una armonía y convivencia mundial, mientras las potencias mundiales y grandes monopolios se dividen el mundo como un pastel, por encima de la soberanía, la cultura y la autodeterminación de los pueblos.

Gary Gardner, investigador y director de publicaciones del Worldwatch Institute -think tank estadounidense, dice que “una ciudad sostenible es incompatible con un sistema económico basado en el crecimiento infinito y la explotación de las personas y del planeta”. Según Gardner “las ciudades son motores de economía y, a la vez, centros de pobreza”, ya que aproximadamente 1 de cada 7 habitantes de zonas urbanas vive en la pobreza, generalmente, en asentamientos marginales de los países en desarrollo. Además, “el 10% de la población urbana en países en desarrollo carece de acceso a la electricidad”.* Lo que el investigador no aclara es que el sistema económico al que se refiere es el capitalismo, y que su “desarrollo”, es precisamente el crecimiento infinito y la acumulación de riqueza de manera irracional por parte de una pequeñísima parte de la población mundial.

La ciudad moderna es la materialización del capitalismo salvaje, es donde se concentra la riqueza, producto de la explotación del trabajo de hombres y mujeres, y donde se agudizan las contradicciones entre trabajadores y capitalistas. En las urbes se concentra el excedente de producción de una formación social como lo dice David Harvey a continuación:

“Desde siempre, las ciudades han brotado de la concentración geográfica y social de un excedente en la producción. La urbanizaci6n ha sido siempre, por tanto, un fenómeno relacionado con la división en clases, ya que ese excedente se extraía de algún sitio y de alguien, mientras que el control sobre su uso solía corresponder a unos pocos (ya fuera una oligarquía religiosa o un poeta guerrero con ambiciones imperiales). Esta situaci6n general persiste bajo el capitalismo, evidentemente, pero en este caso se ve sometida a una dinámica bastante diferente. El capitalismo descansa, como nos explicaba Marx, sobre la búsqueda perpetua de plusvalor beneficio), cuyo logro exige a los capitalistas producir un excedente, lo que significa que el capitalismo produce continuamente el excedente requerido por la urbanizaci6n. Pero también se cumple la relación inversa: el capitalismo necesita la urbanización para absorber el sobre producto que genera continuamente. De ahí surge una conexión intima entre el desarrollo del capitalismo y el proceso de urbanización”.*

Es por esto que los grandes edificios, la infraestructura, las fabricas, empresas, y también los bienes públicos y Estatales que la componen, han sido resultado de siglos de trabajo de sus habitantes . Por lo tanto la ciudad siempre ha necesitado de trabajadores y trabajadoras, por esto, grandes contingentes de población son la base para la producción de mercancías o el empleo en la oferta de servicios. Al ser los centros de operaciones del sistema capitalista, y donde se extrae mayor plusvalía, se hace mas injusta la distribución de la riqueza producida y la diferencia entre clases se hace mas evidente. La clase trabajadora (la productora y empleadora) que es la inmensa mayoría tiene su “rol” en el hábitat urbano, como también, lo tienen los grandes poseedores de monopolios y grandes fortunas, que rigen el orden político con sus distintos aparatos e instituciones.

El correcto funcionamiento de la ciudad depende de que se mantengan estos “roles” y por lo tanto, el mantenimiento de un orden de desigualdad y explotación. Según lo anterior, a muchos les corresponde el endeudamiento para poder acceder a un lugar donde vivir o simplemente no tener una propiedad propia y pagar renta; o vivir en lugares no aptos, en asentamientos sin acceso a agua o energía, mientras se busca en el trabajo informal los ingresos para sobrevivir. La gran mayoría de habitantes sufre las inclemencias y abusos de los sistemas de transporte masivo y el detrimento de los servicios públicos. El desempleo y la carencia inversión social en salud y educación son factores estructurales para el mantenimiento de un orden que sume a la mayoría de la población en la pobreza. Muchos optan por la delincuencia en sus distintas expresiones, que se vuelve funcional al sistema al dejar bastantes ingresos que son lavados en otros sectores de la economía.

La producción cada vez mas creciente de mercancías y la oferta de servicios, producen cada vez mas basura y contaminación en toda su cadena productiva, desde los combustibles para el transporte; hasta el plástico de caja del producto, todo se va los vertederos cada vez mas colapsados. En la ciudad no hay espacio para pensar en la naturaleza, es casi la antítesis de ella, por lo que a muchos no les importa contaminar el agua de los ríos, reemplazar arboles con concreto, y la constante emisión de gases por las industrias. Al igual que los residuos que no tienen ningún valor y son desechados, la población parece tener el mismo destino. Muchos habitantes viven en la indigencia, en la exclusión, en la periferia, sin ningún acceso a los derechos mas mínimos. Son seres humanos condenados a no tener sueños ni aspiraciones, a sobrevivir el día día.

Las ciudades en Colombia no se diferencian de la ciudad capitalista, pero tienen sus particularidades al estar insertas en un país dependiente y desindustrializado producto de los dictámenes de EEUU y sus organismos como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Actualmente se viene imponiendo con mas fuerza el neoliberalismo como salida a la crisis estructural del capitalismo, este pretende recortar aun mas el gasto social, dejando en manos de la empresa privada derechos fundamentales como salud y educación, manteniendo elevadas cifras de miseria y trabajo informal. A ello se suma la creciente política de mano dura y criminalización de la pobreza bajo el manto de la fracasada guerra contra las drogas, dejando una ciudad militarizada, vigilada y clasista al mejor estilo de una novela de George Orwell. Mientras tanto las mafias y los grandes carteles del narcotráfico conviven con el Estado en alianza con grandes capitales para salvaguardar sus intereses y aplastar cualquier iniciativa de cambio político.

Aun así, muchas ciudades de Colombia se convirtieron en el sueño de una mejor vida para muchas víctimas de la guerra y del despojo de tierras que ha vivido el país por mas de medio siglo y que deja la aterradora cifra de casi siete millones de personas desplazadas. Como un espejismo, mientras estas víctimas se ilusionaban con el supuesto bienestar de las urbes; se chocaron con las frías calles y el abandono Estatal. De esta manera, entraban a engrosar los niveles de mendicidad, el rebusque y, por supuesto, la criminalidad. Casi ninguno de los centros urbanos se salva de estar rodeado por lo que muchos llaman “cinturones de miseria” que, hoy por hoy, hacen parte cerca del 70% de la población urbana del país.

Actualmente Colombia ocupa el puesto 12 de 168 países en desigualdad de los ingresos. Thomas Piketty, aseguró durante una conferencia en la Universidad Externado de Colombia, que el 20 % del ingreso de Colombia está en manos del 1 % de la población, mientras que la mitad de esos ingresos pertenece solo al 10 %. Así según los indicadores oficiales del DANE, la cifra de pobreza esta en 26,9 % y la pobreza extrema en 7,4 %.* Evidentemente las transformaciones necearías tendrán que tener en cuenta la realidad de las ciudades del país.

Según la ONU “Las ciudades deben ser diseñadas para vivir juntos, crear oportunidades, permitir la conexión e interacción, y facilitar la utilización sostenible de los recursos compartidos”. Esto supone un cambio profundo y una solución fuera del capitalismo. Solo así todos los habitantes podrán tener el derecho y el disfrute de los bienes y servicios que las ciudades producen. Solo queda luchar por una ciudad mas incluyente desde ya, la salida esta en la organización y auto gobierno de los territorios donde se ubican los barrios populares y asentamientos periféricos donde vive el pueblo. El capitalismo jamas salvará y solucionará los enormes problemas de desigualdad, solamente la acción y resistencia consciente del pueblo nos acercará a ir ganando mayores conquistas para la vida digna y la justicia social.


*La pobreza inunda la vida en las ciudades

*Ciudades Rebeldes y el Derecho a la Ciudad David Harvey

*Las ciudades: motores económicos y centros de pobreza

*Desigualdad social en Colombia. Hedelberto López Blanch.


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