Por: Sofíaa Guzmán
“Habrá pan para todos o no habrá pan para nadie”.
Ante la demostración de fuerza y capacidad expresada en la calle por el pueblo colombiano, con especial énfasis esta vez en Cali, el Estado colombiano no para de mentir y tratar de detener el impulso de la gente a punta de represión y falsedades. Nos siguen creyendo ingenuos y nos tratan como idiotas queriendo manipular la opinión con otra mentira repetida mil veces.
No bien permanecían los bloqueos a las vías y con prontitud se empezó a hablar de desabastecimiento. La gente clara, que ya no come ni cuento, no desbloqueó y entonces se empezó a hablar de crisis alimentaria, de mortandades increíbles de pollos y de grandes cantidades de alimento que se perderían. Pregunta obvia, ¿por qué se tendría que perder el alimento que no se vende o morir los pollos que no llegan al supermercado? La primera muestra de su descomunal avaricia es que piensen primero en que el alimento que “por culpa de los bloqueos no se puede vender”, se pierda, se bote en lugar de ofrecerlo a quienes justamente por esa actitud están manifestándose.
Ahora bien, el libreto para sacar a sus fuerzas asesinas y mandarlas a matar es el supuesto derecho a la alimentación y la “libre circulación”, como bien vocifera día y noche el gobierno a través de Caracol y RCN. Plantean prácticamente que “no se puede pelear un derecho, violando otros derechos” si fuera así, no se podrían hacer revoluciones. Resulta toda una contradicción esta preocupación y es una muestra más del falso interés del gobierno. A quienes replican consciente o inconscientemente estas mentiras, hay que aclararles.
Si les interesa tanto y se preocupan por el derecho al abastecimiento y la alimentación de las personas, resulta que en Colombia la cantidad de la pobreza extrema y desnutrición aumentan año tras año y justamente las posibilidades de alimentación de muchas personas está bloqueada hace varias décadas. Quienes hace rato están impidiendo el derecho a la alimentación y el abastecimiento son los que con monopolios y precios bloquean las posibilidades de buen vivir de grandes cantidades de colombianos y colombianas que son, en gran medida porque aún falta más gente, quienes hoy se están manifestando.
En concreto, quienes realmente violan el derecho a alimentarse y abastecerse son los empresarios, transnacionales y monopolios que el gobierno protege, porque impiden desde hace varios años que muchos miles de personas puedan acceder a una alimentación de calidad. Porque ponen por encima sus ganas de seguirse enriqueciendo. No se nos olvida que los niños de la alta Guajira y el Chocó viven hace años bloqueados por el Estado colombiano que los mata de hambre. El bloqueo a las vías es por el contrario una acción para intentar desbloquear algunos derechos básicos.
Otra mentira es la del “libre derecho a la movilidad”. Si alimentarse en Colombia es difícil, transportarse es exclusivo para ciertos sectores. En todas las ciudades del país impusieron hace una década un monopolio de transporte que encareció, obligó, empeoró y expulsó a grandes cantidades de personas pobres. Ese modelo impuso una privación al derecho de movilidad que hoy reclaman. Las vías en este país se adecuan al interés de los 4 grupos de ricos que se creen dueños de todo, y que son los que hoy piden desbloquear las vías a sangre y fuego. Dan risa los Lloreda del Valle reclamando derechos, los Char, el grupo Santodomingo y los Ardila levantando denuncias contra “el vandalismo”… Su asqueroso cinismo lo tienen que pagar.
El pueblo colombiano ha demostrado que ya no cree en estas mentiras. La juventud sabe que el precio de un cajero que se destruye no tiene ninguna comparación con las miles de vidas arruinadas por el interés financiero y las tasas de crédito de los bancos. Para que un cajero si los bancos se roban la plata. Para que un banco sino hay comida.
Saben también que el monopolio de los sistemas de transporte masivo quedó en manos de las mismas familias poderosas en cada región. Y que nos obligan a pagarles a ellos. Por eso mejor ver arder sus incómodos y obsoletos buses. Que paguen los que han robado durante años y años. Los que se han lucrado con el hambre. Los que no viven aquí pero impuestan. Que la plata para la inversión la resten del presupuesto militar, del mantenimiento de la cobarde y corrupta mafia de asesinos que son la policía y el ejército.
Una más, las grandes cadenas de radio y televisión denuncian la violación a la libertad de prensa. Esa violación la vienen cometiendo estos grandes emporios como Caracol y RCN. Empresas cómplices de los asesinos, la mafia y del mal gobierno. Mentir, manipular y falsear la realidad es violar el derecho a la información de las personas. Esto es cada vez más claro para todos y todas, por eso se ganaron el odio del pueblo. Atacar estos medios de desinformación es realmente liberar las posibilidades de comunicarnos e informarnos de otra manera.
No solo hay que cambiar de reformas, precios, intereses. Hay que cambiar de gobierno. Las acciones del pueblo son acciones de liberación y justicia. Que paguen quienes todo lo han privatizado o que se vayan todos.
Muy ajustado un grafiti que en medio de la confrontación decía: “pedimos disculpas por la incomodidad, estamos cambiando un país”.