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A los pueblos, Estados y Gobiernos, organizaciones populares y sociales, personas que en nuestro país y en el mundo le apuestan a la paz, les enviamos nuestro saludo y les decimos que el Ejército de Liberación Nacional no renuncia a buscar una Salida Política al Conflicto y se niega a aceptar que el futuro de Colombia sea la guerra.

Muchos hechos terribles enlutan a Colombia, como la matanza continuada y sistemática de líderes sociales y defensores de derechos humanos, el ataque al cuartel General Santander, los bombardeos a los campamentos insurgentes, por la destrucción de vidas humanas que ellos generan, el desplazamiento forzado, o la muerte de niños causada por el hambre y muchos otros más.

Ahí esta la cruda realidad del conflicto y sobre este y las salidas frente al mismo, tenemos todos que actuar, tanto el Gobierno, como la sociedad y la insurgencia. Son precisamente las salidas de paz, las que han de sacar al país de esas crudas y dolorosas realidades; y hacia ellas, convocamos al país a juntar esfuerzos y propósitos.

No es el momento para atizar la ira belicista, ni para dejarnos arrinconar por quienes siempre se han opuesto a la paz, ni de abandonar los esfuerzos por el cambio que avanzan en el país. La búsqueda de la paz y los diálogos, son el camino y la única salida, que vuelven viable a Colombia, por más difíciles que ellos sean.

Es el momento de decisiones transparentes, de resoluciones firmes encaminadas a preservar los espacios que nos conduzcan al entendimiento para un proceso de paz basado en la verdad, en la justicia, en los más mínimos cambios que urgentemente requiere el país.

El ELN, surgido de las entrañas del pueblo, no renuncia al derecho de la rebeldía, porque en las actuales condiciones, no ve posible luchar desde los espacios institucionales.

Conocimos el dictado del Gobierno de los EEUU, sobre “primero hacer sangrar al ELN, para que negocie la paz”. No aceptamos un proceso de sometimiento, porque entendemos que un proceso de paz real ha de incidir en las causas que originaron la guerra y es a esa búsqueda que llamamos hoy, a los amantes de la paz de Colombia y el mundo.

Luego de la desmovilización y entrega de las armas de las FARC, las operaciones contraguerrilleras se volcaron de manera total contra los territorios del ELN.

Este Gobierno, frente a nuestra disposición a continuar el proceso de paz, ante nuestra permanencia de estos 6 meses en la Mesa, ante la propuesta de pactar un cese bilateral, ante el cese unilateral que ofrecimos en diciembre y en general frente a nuestra disposición para avanzar por un camino de solución política del conflicto, ha respondido con una dura ofensiva contra nuestros territorios, incrementando la militarización, los bombardeos y el copamiento territorial.

Igualmente ha respondido con el incremento del asesinato de los líderes sociales y los defensores de Derechos Humanos y con la persecución contra la oposición de izquierda, además de una basta campaña mediática y de Falsas Noticias en nuestra contra.

Desde la década de los 80 del pasado siglo, presentamos una propuesta de Humanización de la guerra, que nunca fue escuchada por el régimen. Así mismo, hicimos una propuesta documentada sobre cómo explotar y negociar los recursos minero- energéticos; de ella tampoco hemos tenido respuesta de las clases dominantes.

Nuestra Delegación de Diálogos sigue en Cuba, a la espera que el Gobierno colombiano cumpla con lo estipulado en los Protocolos convenidos, y con la disposición de conversar con delegados gubernamentales. Lo avanzado en los diálogos con el anterior Gobierno no puede perderse, por cuanto es un importante acumulado de paz. El ELN quiere la paz y nunca dejará de hacer grandes esfuerzos por ella, pero si le siguen imponiendo la guerra, no tiene otra salida que defenderse, resistir y proseguir la lucha conforme a su condición de organización rebelde alzada en armas.


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