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Editorial Revista Insurrección N 594

Quedan tres semanas para la llegada del Papa a Colombia, y el Diálogo en Quito aún no arroja un acuerdo respecto al Cese al fuego bilateral temporal, propuesta que ha hecho el ELN y que recoge la más amplia adhesión social. Ratificamos nuestro compromiso y planteamos propuestas para su posible implementación.

 

Las ideas de cada Parte se han venido abordando, profusamente, en las submesas y comisiones específicas dispuestas en Quito, desde que ambas Delegaciones manifestamos intención de pactar un acuerdo de cese bilateral.

En su discurso mediático, el jefe negociador del Gobierno, Juan Camilo Restrepo, ha buscado instalar la idea de que el cese al fuego estaría condicionado a la suspensión de varias modalidades, que -supuestamente- el ELN no tiene disposición de cesar temporalmente y por esto no se avanza. Pero no es esa la dificultad real en la Mesa.

El gobierno conoce la voluntad que mantiene el ELN de acompañar el cese al fuego, con alivios humanitarios, durante la temporada que dure el cese.

En cambio, cuando el ELN manifiesta lo que el Gobierno debería garantizar para que la población también se vea aliviada de las afecciones humanitarias, que causa la acción u omisión estatal, ahí la escasa voluntad política de la delegación gubernamental se convierte en la verdadera traba.

Tal como lo expresamos en el Comunicado del 2 de julio, son 5 puntos los que el ELN ha propuesto al gobierno y a la sociedad como complemento del Cese bilateral, cuya garantía de cumplimiento está en manos del Gobierno:

  1. Combate al paramilitarismo, con el fin de neutralizar el genocidio en curso contra las fuerzas alternativas de cambio;
  2. Acabar con la judicialización y persecución de líderes y lideresas sociales;
  3. Honrar los acuerdos de garantías en DDHH pactados con las organizaciones sociales, que reclaman ante el sistemático incumplimiento del gobierno;
  4. Levantar los bloqueos y confinamientos de zonas y comunidades, donde la Fuerza Pública se muestra cómplice del accionar paramilitar;
  5. Resolución de la crisis humanitaria que afecta a todas las cárceles del país.

Al respecto, nuestra Delegación de Diálogos presenta propuestas bien concretas como, por ejemplo, un Sistema de Alerta y Ataque (SAA) ante el accionar paramilitar, que consta de 4 fases:

  1. Las comunidades alertan y denuncian la agresión o amenaza;
  2. La Fuerza Pública confronta la amenaza, esto incluye la separación del cargo de militares y policías, cómplices en la agresión;
  3. Verificación por parte de las comunidades de la eficacia de la confrontación de la agresión;
  4. Difusión pública de los resultados que arroja el proceso, para que la sociedad evalúe el real compromiso en el deslinde estatal con el accionar paramilitar.

Como ejemplifica este caso, cada propuesta del ELN está acompañada de los mecanismos concretos que permitirían su implementación; se trata de medidas de garantías básicas, elementales; ante las que la Delegación del gobierno esquiva hacer compromisos.

Con base en ese compromiso que asumimos, y en vistas de que los tiempos de la venida del Papa se acortan, nos permitimos interpelar al gobierno, en busca de un acuerdo de Cese bilateral. Esta posibilidad sigue al alcance de las Partes, si hay verdadera voluntad de crear hechos de confianza hacia la paz.


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