Por Julián Montoya
Numerosas veces hemos visto, escuchado y vivido los casos de negligencia de las Empresas Prestadoras de Salud (EPS) en cuanto a la atención de los colombianos se refiere. Se evidencian cada vez más las prácticas inhumanas en estas instituciones al servicio del capital privado, desangrando los bolsillos de las personas a cambio de un pésimo servicio que vulnera la dignidad de quienes pagan. A las directivas de estos entes lo que menos le interesa es atender pacientes, sí aumentar ingresos, en esta lógica lo importante es que no haya enfermos que atender, ahorrar así recursos y reducir costos brindando los medicamentos más baratos para cubrir, así no hayan cumplido el objetivo del paciente que es garantizarle un buen derecho a la salud.
Mucho se ha dicho sobre la crisis estructural del sistema de salud colombiano y el papel de villanas que juegan las EPS, absorbiendo cantidad de recursos estatales para enriquecer capitales individuales. También es conocida la difícil situación que pasan los hospitales públicos en todas las regiones del país, donde las causas del mal funcionamiento van más allá de malas administraciones, sino principalmente por el papel de intermediario que tienen las EPS con el que concentran los recursos y no los distribuyen a las instituciones públicas.
En los últimos años se han hecho evidentes los casos indignantes de hospitales públicos que en medio de la agonizante crisis siguen tratando de atender a las personas, se han hecho saber al país casos graves de corrupción que los medios de comunicación han ayudado a ocultar, siendo cómplices de quienes tienen el negocio de la salud en Colombia, defendiendo a las EPS. El Hospital Universitario del Valle (HUV), el Hospital Universitario de Cartagena (HUC), el Hospital Universitario de Santander (HUS) y el Hospital Universitario Erasmo Meos (HUEM) de Cúcuta son algunas de las víctimas del negocio y la corrupción en diferentes departamentos del país.
Las EPS y el «arte» de negar la atención
Coomeva y Medimás (antigua Cafe Salud) son dos de las empresas prestadoras del servicio de salud más reconocidas en Colombia y no precisamente por su buena atención, por garantizar el derecho fundamental a la gente o por sus aportes al campo de la salud. Todo lo contrario, Coomeva (Grupo Empresarial Coomeva) es una de las empresas en el Valle del Cauca que registra mayores ingresos según el estimado anual, en 2017 ocupó el segundo lugar y en 2016 era la primera empresa con mayor variación de los ingresos, sin embargo se ha caracterizado por negar constantemente la atención a los pacientes. En Cali, en los últimos meses Coomeva le tiene suspendido tratamientos y medicamentos a numerosos pacientes con cáncer, que a pesar de las tutelas, demandas y derechos de petición no han podido resolver su situación porque la EPS se opone a todos estos mecanismos jurídicos, a la gente le está tocando sacar de sus propios recursos para pagar los elevados costos de medicamentos y tratamientos como la quimioterapia. Coomeva sigue argumentando que no tiene dinero, que le faltan recursos, algo contradictorio con los registros de ingreso anual. ¿Hasta donde puede llegar el descaro de un grupo empresarial negándole un derecho fundamental a la gente por la avaricia económica?
En lo que va corrido del año la EPS ha recibido más de 350 peticiones y quejas de usuarios sólo en el Valle del Cauca, principalmente por inconformidades y negación de servicios, en el departamento son 1.988 pacientes con cáncer que están siendo afectados por Coomeva. Podemos recordar un caso en el 2.016 en la ciudad de Bogotá donde esta misma EPS le negó la atención, tratamientos y transporte a 7 pacientes con autismo, pero ni la la lucha jurídica que emprendieron sirvió para revertir esas decisiones descaradas, pues la EPS se opuso y las leyes favorecieron a la empresa. Sólo para que dimensionemos la preocupante imposición de la lógica del dinero por encima de la vida: En 2017 Coomeva fue la tercera peor EPS, solo por debajo de café salud (actual medimás) y coosalud.
MEDIMÁS: CAFÉ SALUD vestida de oveja
El 1 de agosto del 2018 Medimás cumplió un año de operaciones con inmensidad de irregularidades, actualmente cuenta con aproximadamente 4 millones de afiliados y recientemente han lanzado una supuesta “línea ética” para atender denuncias de malas practicas en la EPS, esto porque tienen la alarmante cifra de agosto (2017) a mayo (2018) de 73.250 quejas sobre todo por restringir la atención a pacientes, según informe de la superintendencia de salud. Además ha perdido el 9,18% de los usuarios. Es necesario resaltar que Medimás (antigua Cafe Salud) hace parte del grupo Salud Coop , donde la EPS del mismo nombre hace unos años estuvo vinculada en escándalos de corrupción y malos manejos administrativos en detrimento de los pacientes, así que Salud coop, Café Salud y Medimás son casos de una misma cadena que cada vez se complejiza mientras los colombianos botan la plata en pésima atención y los políticos que gobiernan el país tratan de proteger los negocios donde tienen tajadas, jugando con derechos fundamentales y servicios que deberían ser públicos en esencia y funcionamiento sino colocaran por encima la lógica del dinero.
Mientras pasa todo esto, Medimás se supone que es la segunda EPS más grande del país, el Estado invitió más de 200.000 millones de pesos para intervenir Café salud, pero eso de nada sirvió porque el sistema de salud colombiano no funciona con el propósito de atender al ser humano. Un claro ejemplo de que las élites nacionales tratan de proteger el interés privado mientras la plata de los colombianos desaparece entre líos empresariales. La misma contraloría dice que Medimás no tiene la red para operar ni cumple los requisitos, tiene el 42% de incumplimiento en procedimientos vitales y siguen contratando y tercerizando servicios por millonarias sumas de dinero con antiguas empresas del grupo Cafe Salud (Salud coop).
Las directivas de la EPS dicen que todo marcha bien, que son jóvenes en la oferta de servicios de salud, que han ido mejorando. La realidad de la gente y la inconformidad con el servicio dice otra cosa. Nestor Orlando Arenas (presidente de Medimás) se atreve a decir sin ninguna vergüenza que: “es un buen indicador para la empresa que la tasa de tutelas se mantiene en 1,7% por cada 100.000 afiliados”. Que una EPS tenga este indicador como medidor de su buen rendimiento es verdaderamente descarado y se juega con la impotencia de la gente que se ve obligada a entutelar para que la atiendan.
Así como van las cosas, lo que se puede esperar de este nuevo gobierno es que siga dejando pasar todas las arbitrariedades de estas empresas, que lo único que hacen es daño a la dignidad negando derechos fundamentales, pues el actual gobierno encabezado por Iván Duque Márquez es de la misma línea política que creó la ley 100 de salud y son los máximos protectores de las EPS. En estos casos particulares de Coomeva y Medimás se observa cómo existe una relación inversa entre la solvencia económica y la negación del derecho a la salud, pues son empresas que acumulan altísimas utilidades pero son las peores en brindar los servicios, apenas lógico del pensamiento empresarial mercantil.
En el caso de Medimás y el mundo de relaciones corruptas que viene desde Saludcoop, lo que se ha hecho es un calco y copia de las prácticas administrativas que tenía Cafe Salud, siendo los más afectados los millones de pacientes afiliados que no encuentran atención y salud digna, pero sí ven cómo éstas empresas les quitan cada día los recursos del trabajo diario. Todo esto con complicidad de un Estado infectado por los hilos de la oligarquía colombiana.