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Por: Ernesto García, corresponsal de Antorcha Estéreo.

Desde 1492 hubo un antes y un después. Antes la vida y el trabajo, la producción, recolección y apropiación eran colectivas, un aspecto comunitario. Con solidaridad, allí se trabajaba para vivir, no se vivía para trabajar. En lo político, en la democracia y en el ejercicio del poder, habían asambleas, consensos, se tomaba muy en cuenta la opinión de los ancianos. Con su sabiduría muchos fueron los líderes en sus comunidades, en civilizaciones más estructuradas como la Inca usaron formas autocráticas del padre al hijo.

Los colonizadores impusieron el corporativismo, el clientelismo, autoritarismo y corrupción. El poder en las sociedades de clase para dominar, mandar, explotar al otro, el lucro personal, someter, asesinar para buscar más poder… para acumular por corrupción. El poder en las sociedades alternativas sin clase: coordinar, orientar, conducir, liberar, servir, poder popular, buen vivir, democracia… relación con la tierra.

“Esas culturas que la cultura dominante considera incultas, se niegan a violentar la tierra; nos la reducen a mercancía, nos la convierten en objeto de uso y abuso. La tierra sagrada no es una cosa” Eduardo Galeano.

La tierra es vida y hay que respetarla. La madre tierra o Pacha Mama en Quechua es el pasado, presente y futuro. Vivir bien, es vivir en solidaridad, en igualdad, en armonía con la naturaleza, en reciprocidad. Según ellos… vivir mejor es explotar al prójimo, violentar a la madre tierra con anti-valores que produce el capitalismo. Alcoholismo, machismo, individualismo, deshonestidad. El capitalismo genera corrupción, pobreza, inseguridad alimentaria, explotación a la naturaleza. A eso le llaman vivir mejor.

Nosotros, nuestros antepasados indígenas evolucionábamos sin necesidad de dañar la naturaleza, al contrario, con ayuda de ella conocimos la matemática, astronomía, medicina, arquitectura, agricultura y demás.

A partir de la invasión de 1492 donde hubo un antes y un después, en donde se parte la historia, nuestra historia. Aquí se resalta el valor físico, moral ante la tortura, la lealtad a su pueblo, la iniciativa, creatividad, ingenio, para poner la naturaleza en nuestra ayuda.

No quiero conocer otro señor, ni saber otra ley, ni tener otras costumbres que las que tengo. Solo el engaño y la traición nos llevan a la muerte, pero jamás a ser vencidos, palabras de Lempira, líder indígena Honduras, 1531.

Los dignos caribes, mapuches, los panches, yariguies, los chibchas, quimbayas, los pijaos y muchos más, como pueblos optaron por el exterminio antes que doblegarse a los invasores, nunca se entregaron y muchos fueron casi exterminados y hoy mantienen la resistencia. Algunos formaron ejércitos de hombres y mujeres que combatieron a los invasores, incluso llegaron a formar confederaciones de comunidades para su defensa.

¡Vengan españoles para que vean cómo muere el último hombre libre de estas tierras! chocó solo contra 100 españoles y murió de pie. Waycaypuro.

En 1539, los indígenas nasas y los timba se niegan a trabajar la tierra, los europeos no tienen que comer y se retiran de su territorio. En Buenaventura, año 1540, el invasor Payo Romero, cruel y torturador, cortaba las orejas y la nariz de los indígenas. Los indígenas les colocaron una trampa ganando la confianza de los españoles y convenciéndolos que habían caciques que los atacarían. Llevaron a los españoles a una emboscada los ajusticiaron a todos y Payo Romero huyó.

Los colonizadores legalizan su régimen en 1580 a punta de sangre y fuego imponiendo sus culturas, sus religiones, utilizando la palabra ‘Dios’ y la fe, como arma de manipulación y dominación para generar miedo, pero los negros y mestizos que saben que el territorio de la mente es bien difícil de colonizar, se resistieron.

Fernando Maquilero, en el año 1872 en Ecuador, se rebeló contra el imperio luego de tomarse varias poblaciones por los rumores religiosos que los blancos hicieron circular entre los indígenas, los rebeldes son vencidos y fusilados. Indígenas en Urabá, los pijaos en Ibagué, los timanaes y andaquíes en Neiva destruyeron las fortalezas que fundaban los invasores. Tuné de los Catíos de Antioquia, organizó la rebelión de los Quimbayas. El Cacique Saboyá con su comunidad se enfrentó a Juan Gastón a quien derrotó heroicamente. Pipatón lideró la rebelión de los Yariguies y los Sindagua en el Norte de Nariño.

Tundama organiza una conferencia de sus comunidades del Altiplano Cundiboyacense, con 12 mil guerreros enfrenta al invasor en el Llano de Bosa, luego en el pantano de Vargas, es derrotado, pero un año después Lupachoque y Ocavita derrotaron los españoles utilizando rocas. La Cacica Gaitana se rebeló en el sur del país infringiendo varias derrotas a los españoles. Las vivas de origen muisca ante la represión de Hernán Pérez de Quesada, algunos toman la decisión de morir colectivamente en el peñón de los muertos y otros se desplazan a territorios lejanos.

Rostros de la resistencia en nuestramérica muy poco se sabe de estos guerreros, pero si de los monumentos de los asesinatos de miles de indígenas, el mayor genocidio de la historia, de la humanidad. Eduardo Galeano, habla de 6 millones de indígenas asesinados en el libro ‘Las venas abiertas de América latina’.

Aunque la interpretación de la historia oficial indique otra cosa. La resistencia ancestral fue integral en el campo militar, cultural, política e ideológico.


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