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Por: Camila Cienfuegos, corresponsal de Antorcha Estéreo.

El miércoles 15 de noviembre, se había informado que la Cruz Verde iba a dejar de entregar medicamentos no incluidos en el Plan de Beneficios de la Salud (PBS) a usuarios de la EPS Sa-nitas debido a una deuda millonaria. A raíz de esto, la EPS Sanitas anunció que asumirá temporalmente la financiación para garantizar la continuidad de estos tratamientos con Audifarma. pues Sanitas le debe a la Cruz Verde cerca de $400.000 millones de pesos. Siendo esta después de la Nueva EPS, la segunda más grande en el país y también la segunda más acreedora.

Sanitas, una empresa prestadora de salud (EPS) de España, que hace parte de las muchas empresas que ven la salud como un negocio redondo y no como un derecho, se ha llenado de deudas como muchas otras EPS, mientras generan condiciones indignas de salud a los más empobrecidos. Actualmente, recibe un escándalo por no pago de deudas a Cruz Verde por más de $350.000 millones, tiene 5,8 millones de afiliados, es decir, la mitad de los afiliados que tiene la Nueva EPS. Joseba Grajales es el multimillonario español dueño de esta empresa y es uno de los muchos que hoy se enriquecen a costa de los y las colombianas.

En nuestro país, solo quienes tienen cómo pagar, acceden a este servicio, que en realidad debería ser un derecho. La privatización de la salud que se volvió política gracias al ex presidente paramilitar Álvaro Uribe Vélez y la ley 100, ha puesto a los y las colombianas en una situación de denigración sin acceso a servicios y derechos fundamentales como lo es la salud.

Ahora, Sanitas ha salido de su escándalo, dejando una deuda y anunciando una supuesta financiación propia para seguir funcionando, evidenciando la estrategia que hacen todas estas empresas saliendo de una deuda y entrando en otra, solo para seguir en esta tercerización del servicio y dejando a sus supuestos ‘beneficiarios’ en la incertidumbre. Cambian constantemente de dispensario de medicamentos, hoy Sanitas no está con la Curz Verde sino con Audifarma y mañana puede ser cualquier otra.

Esta situación ha puesto al pueblo a enfrentar dificultades cambiando de oficinas de atención, aumentando procesos burocráticos para que puedan acceder al servicio de salud, el aumento en la cuota moderadora de los cotizantes y beneficiarios, entre muchas otras. El régimen contributivo y subsidiado sigue llevando el dinero a las mismas empresas, para que brinden un servicio pésimo al pueblo. Junto con prácticas como el carrusel de la muerte, donde primero se mueren los pacientes antes de acceder a una cita o tratamiento.

El sistema de salud colombiano en las últimas décadas viene evidenciando una necesidad de cambios estructurales, una reforma a la salud que deje de beneficiar a los ricos y que transforme la visión de la salud como un negocio y garantizarlo como un derecho. ¿o es que no es nuestro derecho como pueblo?

La construcción hacia un país con justicia social debe atender situaciones y problemáticas tan graves como esta, donde la población colombiana que envejece se le niega este derecho y a los más empobrecidos no les permiten acceder.

La salud, la educación y la vivienda deberían ser garantizados y no seguir siendo privatizados por la élite de este país. La participación en proceso de transformación como hoy está sucediendo en el marco de la mesa de diálogo entre el gobierno y nuestra organización, hacen parte de los pasos que como sociedad tendremos que seguir dando para cambiar esta desigualdad y falta de oportunidades que enfrenta el pueblo, porque PARTICIPAR ES TRANSFORMAR.


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