Editorial Revista Insurrección Nº 868
Comando Central (COCE)
El empleo digno y bien remunerado es transcendental para el desarrollo de una sociedad, es una ecuación simple: ‘si hay dinero las empresas venden, y si hay ventas hay empleo’, sin embargo, en nuestro país esta ecuación no se cumple y ha suscitado una crisis socioeconómica dantesca.
No se puede negar que en gran medida la actual crisis económica obedece a factores externos, sin embargo, décadas de implantar una política económica que solo beneficia a los grandes capitales (nacionales y extranjeros), nos ha vuelto una economía dependiente de las importaciones, ha debilitado considerablemente la industria nacional y ha disminuido la capacidad de compra de los colombianos.
El Gobierno de Duque no solo dejó el erario en rojo y una inflación desbordada, sino que no desarrolló políticas que mitigaran el desempleo, durante su cuatrienio este se mantuvo por encima de los dos dígitos, en septiembre la tasa de desempleo llegó a 10,7 por ciento (2,6 millones de desempleados) de los cuales los más afectados son los jóvenes y las mujeres; la población ocupada equivale a 22,38 millones de los cuales 58,1 por ciento están vinculados al trabajo informal y devengan menos de un salario mínimo.
Preocupa sobremanera que cerca de 12 millones de colombianos vivan del rebusque, la informalidad incrementa la desigualdad y le niega a gran parte de la población derechos básicos como la educación, la salud, la vivienda digna, entre otros; no se puede hablar de vida digna si una familia subsiste con ingresos por debajo del salario mínimo, más en una sociedad donde el Costo de Vida casi triplica el salario mínimo.
La inflación y el desempleo han elevado considerablemente el Costo de Vida y han desmejorado obteniblemente la calidad de vida de los colombianos, esto ha sumido al país en una crisis socioeconómica que no puede ser atendida exclusivamente desde el asistencialismo; mejorar la economía de la población implica desarrollar un programa integral, que vea el empleo formal como pieza clave para mejorar el poder adquisitivo, que en ultimas es la pieza angular que dinamiza la economía.
Las transformaciones que la sociedad reclama mayoritariamente atañen a que el desarrollo y la productividad del país estén ligados a la inversión estatal integral, el fortalecimiento de la producción nacional y la generación de empleo formal y bien remunerado; estos cambios tambalean el statu quo y por ello deben ser exigidos y defendidos mediante la acción social y popular.
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