“Por otra parte, parece prácticamente imposible lograr que las mayorías de los países subdesarrollados logren acceso a niveles socio-económicos verdaderamente humanos, sin una planificación económica que cambie las estructuras. Las estructuras no cambiarán sin una presión de las mayorías, presión que será pacífica o violenta, de acuerdo con la actitud que asuma la clase dirigente minoritaria.”
Camilo Torres R.
La esencia del cristianismo y el compromiso
con un cambio de estructuras
1964
El régimen colombiano sostiene y posiciona una idea de paz anclada a la desmovilización de la insurgencia y la continuidad del modelo, para ello se apoya fundamentalmente en su aparato militar de gran calibre, el cual exhibe a cada momento como un perro de caza, que le sirve para mostrarle los dientes a los países vecinos, tratar de morder a la insurgencia y atacar constantemente al pueblo.
Sin embargo, al ser golpeado llora y maúlla apelando al DIH, o corre a buscar marrullas jurídicas, como si no hubiesen decidido entrar en confrontación y jactarse de su supuesta fuerza.
En esta lógica recordamos a Camilo, planteándole a la oligarquía que debía decidir cómo iba a entregar el poder al pueblo. Aquella frase histórica mantiene su validez en tanto el uso de la fuerza sigue siendo la principal herramienta del régimen para sostenerse.
Son ellos quienes han decidido la confrontación por la vía violenta, violentando permanentemente al pueblo colombiano.
Lo anterior arroja una conclusión respaldada por la historia reciente y la que está por labrarse, y es que no hay una sola conquista del pueblo que no haya sido lograda por medio de la movilización, las vías de hecho y lamentablemente con el costo de varios asesinatos por parte del Estado. En ese sentido la decisión de la oligarquía está tomada. Como también la del pueblo y su Ejercito de Liberación Nacional que en su justo derecho a la rebelión sigue en la briega por arrebatarles dicho poder.
Hoy, dada nuestra continuidad histórica, arremeten con una batalla ideológica que tiene por propósito anular y poner al ELN como una organización anacrónica, aludiendo argumentos falsos como: que sigue con las mismas ideas de hace 50 años, que es un discurso trasnochado, que ha perdido los ideales, que es un proyecto de otro tiempo, que ya no estamos en los 70’s y 80’s, que hoy los tiempos son distintos, etc.
Contrario a ello, la visión y política del ELN ha venido enriqueciéndose a través de las luchas del pueblo, justamente de ahí nace y se mantiene una organización revolucionaria, sólo en el momento en que se aparta de los intereses del pueblo estará en vías a desaparecer. Decimos que Camilo y su pensamiento siguen vivos y presentes, justamente por la determinación que acompaña al ELN y que se ve alimentada en las luchas del pueblo.
Se invita entonces a que el ELN asuma nuevos ideales, y claro que los reafirma y se nutren constantemente, mucho más cuando hoy tiene un Frente de Guerra Urbano Nacional que vive y palpa las necesidades de las ciudades; justamente al hambre y abandono en las periferias no se le pide actualizarse a los hechos, eso no se mira, pero se insiste en discutir las acciones del ELN al margen de la represión del Estado.
Al cumplirse un año más de su caída heroica, Camilo sigue siendo guía para el actuar de esta fuerza guerrillera, impulso de las luchas sociales y conocimiento para la batalla ideológica. Sus tiempos y los de la lucha aún están presentes, eso no lo decide el ELN, esa fue la opción que tomó la oligarquía.