Por: Lenin Santos y Elizabeth García, corresponsales de Antorcha Estéreo.
El 28 de enero del presente año, en Bogotá, aterrizó un vuelo desde los Estados Unidos, con 110 ciudadanos deportados, poco después llego un segundo vuelo con otros 95 migrantes. El imperialista Donald Trump asegura que están «dañando» su país.
De las 95 personas que llegaron después, fueron calificados supuestamente como «criminales» dicho por Donald Trump, el canciller de Colombia Luis Gilberto Murillo, afirmó que todo los deportados no tenían antecedentes penales, calificando qué «ser migrante no es un delito». Muchos denunciaron el maltrato que recibieron durante su detención, la mayoría dicen que no es el sueño americano, es la pesadilla americana, que cuando estuvieron en la celda les tiraban la comida al piso y que eso era indignante para ellos.
La nueva ley llamada Laken Riley, firmada por Trump el 29 de enero, es una legislación impulsada por el Partido Republicano, que fue aprobada por el Senado y la Cámara de Representantes de EEUU hace unas semanas, exige la detención de migrantes indocumentados acusados de ciertos delitos. Manda al régimen que se viste de justicia y autoridad a detener migrantes que están acusados supuestamente de varias faltas, como estar en el país de manera ilegal, sin tener ninguna documentación pasa hacer un delito, también deben detener a los extranjeros que sean acusados por cualquier delito no violento como hurto.
Esta ley dará mayores facultades legales a los estados, ya que podrán intervenir en la forma en que el Gobierno Federal aplica la ley de inmigración, es decir, podrán interponer demandas cuando consideren que el Departamento de Seguridad Nacional no aplique los mandatos de la ley que obliga a detener a determinados migrantes.
Se reconoce que algunos con nacionalidad extranjera han cometido errores, pero eso no es una razón para que nos clasifiquen a todos por igual. No es justo que seamos la mano de obra barata y sigamos siendo explotados por ser pobres y seamos rechazados por pertenecer a otras tierras, que los poderosos se aprovechen de nuestras necesidades para humillarnos constantemente, utilizando políticas que siguen beneficiando a los explotadores racistas, clasistas y llenos de xenofobia.
Esto que esta sucediendo con los migrantes de Colombia y de Latinoamérica, nos enseña que no somos bienvenidos en los países mas ricos que se hacen llamar los campeones en el respeto de los derechos humanos, sin embargo, pareciera que los países mas pobres son mas solidarios que los ricos al momento de aceptar refugiados, aunque les sea mucho mas difícil acogerlos.