
Por: Elizabeth García y Lenin Santos, corresponsales de Antorcha Estéreo.
El día 3 de febrero del presente año, el juzgado Décimo Penal del Circuito Especializado de Bogotá, condenó a cuatro años y seis meses de prisión a Humberto Agredo Espitia. La Fiscalía señala que Espitia facilitó el traslado ilegal de 11.000 fusiles AK-47 de Bulgaria a Colombia, estos fueron entregados a paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) entre los años 1999 y 2000.
Espitia es un ingeniero caleño que tenía una empresa de importaciones de maquinaria amarilla. Fachada que le sirvió para camuflar el ingreso de las armas al país por los puertos de Buenaventura y Turbo -aunque, en la realidad los gobiernos de los países involucrados sabían del asunto-. Todo esto, gracias a su hijo Hans Agredo Espitia, quien reside en Estados Unidos; la Fiscalía ya lo solicitó en extradición.
Estas armas les sirvieron a las AUC para aterrorizar y asesinar a nuestro pueblo colombiano; según Naciones Unidas, este grupo paramilitar fue responsable del 80% de los asesinatos de civiles en el marco del conflicto armado interno.
Se indica que Agredo Espitia facilitó este tráfico de armas en 1999 en un hotel de Bogotá, después de una reunión con Raúl Emilio Hasbún Mendoza, alias «Pedro Bonito», cabecillas del Bloque Bananero de las AUC. Todo esto hizo parte de un esfuerzo sistemático por fortalecer a este grupo paramilitar, que durante estos años libraba una pelea con la insurgencia y contra las organizaciones sociales de los territorios. Estos fusiles fueron usados para cometer masacres, desplazamientos forzados y violaciones a los Derechos Humanos.
En el caso de este traficante influyeron los testimonios de los exlíderes de las AUC. Entre ellos, el testimonio de Salvatore Mancuso, excomandante del Bloque Norte de las AUC, quien informó que Agredo fue el principal responsable de introducir fusiles AK-47 fabricados por la empresa búlgara Arsenal C.O.
El paramilitarismo en Colombia ha sido un plan bien elaborado. Aunque han cambiado de nombre muchas veces, su accionar sigue siendo el mismo. Los gobiernos imperialistas han jugado un papel protagónico y fundamental tanto en su crecimiento como su fortalecimiento. Paramilitares de cuello blanco y corbata, los mismos que hablan detrás de una pantalla de paz y libertad, son los principales responsables de manchar de sangre inocente nuestras tierras. Sus títeres han sido simplemente fichas de ajedrez en donde el rey sale impune de cualquier juicio -sea por soborno, fraude procesal o vínculos con el paramilitarismo-, para seguir jugando con la vida de los empobrecidos, seguir sembrando terror, miseria, muerte, desolación, esclavitud y tortura. Así como Humberto Espitia hay muchos mas que son puestos para cumplir funciones específicas en esta guerra desigual y cuando son capturados y expuestos a la luz pública, terminan pagando condenas injustas dentro de un Estado que defiende los intereses de los poderosos.
Mientras siga el paramilitarismo sembrando muerte, seguirán naciendo revolucionarios que defiendan la vida.