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Por: Jose Emilio Uribe Escobar

Durante los últimos años Colombia ha experimentado las consecuencias del modelo extractivista de recursos naturales, que prioriza la exportación minero-energética mediante multinacionales. Todo ello en detrimento de la producción agrícola e industrial, el medio ambiente, las comunidades y la soberanía nacional. No sólo se ha destruido la producción en los últimos 20 años, sino que los desastres sociales y ambientales han aparecido por todo el país.

Recordamos con tristeza los graves daños en la salud causados por Cerromatoso. El abandono de los pueblos de la Guajira mientras su territorio es explotado por las carboneras. El derrame de toneladas de carbón en la Bahía de Santa Marta por parte de la multinacional Drummond. La explosión del pozo petrolero Lizama 158 en el magdalena medio santandereano y el desastre de Hidroituango que después de varios meses sigue manteniendo en zozobra a más de 100 mil personas de Antioquia, Sucre y Córdoba.

Es por esto que el tema ambiental resulta ser de inmensa preocupación para todos los colombianos, en especial para aquellos directamente afectados por los megaproyectos en su vivienda, salud, sustento económico y estabilidad emocional. Pero también definitivo para los pobladores de las ciudades, ya que las multinacionales van detrás de inmensos recursos ubicados en los páramos que son los surtidores de agua del 70% de la población, y al interior de los centros urbanos se presentan miles de conflictos por la contaminación, las urbanizadoras y megaobras de cemento perjudiciales para las comunidades y sus territorios.

¿Quién es Ricardo Lozano?

Con la elección de Iván Duque el pasado 17 de junio, el país quedó en manos de la facción dominante más antidemocrática, muchos coinciden en afirmar que se retrocedió 16 años al comienzo del gobierno Uribe. Es así que la designación de su gabinete ministerial va dando una idea acerca de cuáles serán las políticas y estrategias utilizadas para garantizar los intereses de ese sector de la élite.

Dentro de los nombramientos, llama la atención el de Ricardo Lozano como ministro de medio ambiente, quien ha estado desde los años 90 muy cercano a instituciones ambientales. Es geólogo de la Universidad Industrial de Santander y especialista en medios de comunicación de la Universidad de Los Andes. Trabajó durante 1997-1998 para el Ministerio de Ambiente en temas relacionados con el Fenómeno del Niño y la Niña. En el año 2007 fue subdirector de estudios ambientales del IDEAM, durante el gobierno Uribe, bajo la jefatura del Ministro de Medio Ambiente, Carlos Costa. Entre 2008 y hasta 2013 fue director del IDEAM, nombrado por el entonces Ministro de Medio Ambiente, Juan Lozano. Su último trabajo ha sido el montaje y dirección del Centro Nacional del Agua, creado por la ANDI como parte de su esfuerzo por investigar sobre los recursos estratégicos del país. Según el portal La Silla Vacía, antiguos compañeros de trabajo le reconocen como «alguien técnico, juicioso, pero sobre todo, como un buen comunicador.»(1)

Como vemos, el nuevo Ministro de Medio Ambiente no es un desconocido en las esferas del poder, sino que ha ejercido un liderazgo científico en el impulso a labores de investigación. Su desempeño profesional ha sido reconocido por la comunidad científica y activistas socioambientales, donde siempre ha estado presente el problema del cambio climático, el agua y los recursos naturales. Es por esto que su nombramiento no es casual ya que coinciden en su perfil la capacidad técnica y comunicativa, el ser egresado de la UIS, la universidad pública que hace injerencia directa sobre Santurbán, y la confianza del uribismo y el gran empresariado probada en los encargos que le han hecho en el pasado.

¿Qué pasó con la minería y el medio ambiente durante el gobierno de Uribe?

Durante el gobierno de Álvaro Uribe entre los años 2002 a 2009, se titularon 7,3 millones de hectareas nuevas para proyectos de minería, algo que ningún gobierno en la historia reciente había hecho y que se llamó «La piñata de los títulos mineros». La confianza inversionista consistió entonces en la introducción del paramilitarismo y la guerra a los territorios donde las comunidades y la insurgencia habían hecho resistencia al saqueo de la riqueza nacional. A la par, el presupuesto de la nación destinado a la protección ambiental sufrió una disminución entre los gobiernos de Pastrana y Uribe, pasando del 0,29% al 0,06% del PIB (2) Al tiempo que las multinacionales gozaban la piñata, a las autoridades ambientales les quitaron el presupuesto para ejercer el debido control.

Lo más grave que pasó durante este periodo fue que durante el segundo gobierno de Uribe hubo un crecimiento de los títulos mineros entregados en zonas de Páramos. Guillermo Rudas compara los datos de Ingeominas con el mapa de páramos del Instituto Alexander Von Humboldt y afirma que «se pasó de 70.000 hectáreas tituladas para minería en 2006 a 122.000 en 2009, es decir, un crecimiento de 74 por ciento.» De allí podemos concluir que al gobierno Uribe no le interesó el futuro del agua para los colombianos, y que durante la presidencia de Iván Duque tampoco se va a proteger los ecosistemas de páramos ni el agua.

El vínculo Centro Democrático – Multinacionales mineras

Durante la campaña presidencial, hasta diciembre de 2017, el Centro Democrático bajo la tutela de Uribe paseó por todo el país a sus precandidatos presidenciales Paloma Valencia, Rafel Nieto, Carlos Holmes Trujillo, Maria del Rosario Guerra e Iván Duque. Todo el tiempo trataron de traspasarle la popularidad del caudillo Uribe a este grupo de «elegidos» para que luego fueran a la «consulta» con Alejandro Ordóñez y Martha Lucía Ramirez. La competencia llegó hasta el punto de que el periodista Hassam Nassar en una entrevista a los precandidatos les aplicó el


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