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Antonio García, Primer Comandante del ELN

“Poderoso caballero

es don Dinero…”

Así cantaba Francisco Quevedo hace cinco siglos. El tiempo ha pasado y sus versos, labrados en tiempos del incipiente capitalismo mercantil no pierden vigencia y, por el contrario, cinco siglos después, en pleno capitalismo financiarizado, se refuerzan y son aún más claros.

Don Dinero, el poderoso caballero, dejó ver su rostro por estos días, una vez más. Así quedó constatado en foto captada en la Casa Blanca el 18 de noviembre y en la que aparece el príncipe heredero saudí Mohammad bin Salman junto a Trump, ambos muy sonrientes.

El príncipe carga la mancha de ser el autor intelectual del asesinato del periodista Jamal Khashoggi, a quien no solo le cegaron la vida, por las denuncias hechas a propósito del autoritarismo reinante en su país, sino que, además, para no dejar huella de lo acaecido lo descuartizaron y arrojaron sus partes en lugar aún no determinado. Todo ello en sucesos ocurridos el 2 de octubre de 2018 en el consulado saudí en Estambul. Los autores materiales del crimen fueron varios agentes de los servicios secretos saudís, quienes actuaron al mejor estilo paramilitar colombiano. Un signo imborrable que unos como otros han sido formados por los servicios secretos israelíes.

Al momento de su asesinato, Jamal era corresponsal del diario Washington Post. Había sido gerente general y editor en jefe del canal de noticias Al-Arah, y tuvo que ir al consulado de su país, en procura de renovar su visado.

El escándalo suscitado por el crimen fue inmediato y la denuncia ganó eco, pero más pudo don Dinero, quien con sus maniobras y aliados internacionales tendió manto de silencio y ahogó las voces, que denunciaban el crimen cometido al interior de una sede diplomática, quedando el crimen del profesional de las noticias en impunidad total. Maniobras, unas y otras, que recuerdan, de nuevo, lo cantado por Quevedo:

Es Galán y es como un oro,

tiene quebrado el color;

persona de gran valor

tan cristiano como moro;

pues que da y quita el decoro

y quebranta cualquier fuero,

poderoso caballero

es don Dinero.

El tiempo pasa. Tras siete años de los hechos comentados, que hubieran significado cárcel eterna para cualquier hijo del pueblo, el príncipe se pavonea, por otros salones del poder, recibido con honores especiales, incluida parada militar. Inclinados ante él, unos dicen ver la mancha en todo su cuerpo, recorriendo incluso su imagen interior, pero la mayoría nada ve; pues un potente quitamanchas ha operado de milagro y la voz de Donald, a lo McPato, ha dicho simplemente: “son cosas que pasan” y en seguida agrega: “Deben comprender que es un gran aliado”.

Nada es casual, todo fue preparado en el curso de múltiples reuniones entre delegados de los gobiernos de Estados Unidos y Arabia Saudita, incluida la visita realizada por Trump a este país, el pasado mes de mayo, ocasión en la que el príncipe, en muestra de “gratitud” aseguró que su país invertiría 600 mil millones de dólares en Estados Unidos; quien al sentirse limpio, multiplica la apuesta a casi un billón. «De sencillo a doblón», pensaría Quevedo. Decisión y honor por el cual, recalca el anfitrión, su país merece ser ascendido a “Aliado importante no miembro de la OTAN”, honra que “… solo pueden exhibir 19 países”.

Entre tanto, Arabia Saudita recibirá aviones de guerra de última generación, tecnología de la más avanzada, incluyendo desarrollos conjuntos en inteligencia artificial, infraestructura energética, y mucho más, para que el país árabe avance como líder regional, “honor” y protagonismo a compartir con Israel.

Todo queda plasmado en los documentos firmados por los dos sonrientes personajes; entonces, Quevedo remataría diciendo:

(…) doblón o sencillo

hace todo cuanto quiero,

poderoso caballero

es don Dinero.


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