Cúcuta: migración, delincuencia y pobrezaCúcuta: migración, delincuencia y pobreza
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Por: Antony Beltrán, corresponsal de Antorcha Estéreo.

En un estudio de las ciudades mas violentas del mundo, publicado el 25 de febrero del 2024, por el Consejo ciudadano para la seguridad publica, Cúcuta aparece en el puesto número 43 de las 50 ciudades analizadas. De acuerdo con los datos del estudio, en el 2023 se presentaron 369 homicidios en la ciudad una tasa de 33,8 por cada 100.000 habitantes. La junta directiva de la Federación Nacional de Comerciantes en Norte de Santander, afirmó que en el 2023, el secuestro creció un 92%, la extorsión un 110%, el atraco a mano armada un 115% y el asesinato un 62%.

Vemos como día a día las bandas paramilitares asentadas en Cúcuta buscan fortalecerse. La única solución que plantea la administración local es la militarización de la ciudad, en el marco de un plan denominado «libertad y orden. Pero sabemos que la fuerzas armadas del narco-Estado trabajan de la mano con estos grupos que imponen terror en toda el área metropolitana.

Entre la población migrante que se mueve en la frontera colombo-venezolana, se camuflaron delincuentes. En el éxodo migratorio del 2018, 3,4 millones de venezolanos salieron de su país, para el 2019, según cifras del gobierno colombiano, 1,2 millones vivían en diferentes ciudades de Colombia, incluyendo Cúcuta.

El bloqueo económico ha hecho que estas bandas se expandan hacia nuevos horizontes. La banda AK47 han logrado expandirse en toda la ciudad, apoderándose de barrios importantes donde reina la extorsión y el microtráfico, logrando sumar colombianas y colombianos a sus filas. El Tren de Aragua, mas que controlar barrios empobrecidos, a trasladado su cultura paramilitar a las cárceles de Colombia, ejerciendo gran control en la cárcel «La Modelo» en Cúcuta, evidenciando su alcance criminal.

La necesidad, la pobreza, la xenofobia que vive parte del pueblo migrante venezolano en otros países, incluyendo el nuestro, hace que estas bandas sumen a estas personas y les ofrezcan un estilo de vida, donde gobierna el dinero manchado de sangre inocente. Donde no solo les ofrecen trabajo, techo y comida, si no que terminan siendo peones en un proyecto de muerte, donde las políticas de nuestro país y los poderosos no han logrado resolver este problema de raíz, al contrario, lo han empeorado.


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