La hipocresía colombiana frente a la niñez
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Por: Andrés Camilo Montoya Henao

Diferentes son los casos mediáticos y reprochables sufridos por niños y niñas, desde los 0 hasta los 17 años, en todos los contextos de la sociedad colombiana, principalmente dentro de sus familias. No es necesario, volver a repetirlos o resaltarlos, pues cada tanto surge una nueva situación emblema que pone al país a “debatir” bajo el velo de las redes sociales, a vociferar sobre las alturas de la moral y rasgarse las vestiduras por una atrocidad más cometida, fundamentalmente por un padre, un padrastro, un novio, un familiar cualquiera, etc.

Síntoma preocupante de la profundización de los niveles de degradación de la sociedad, dinamizados por el sistema capitalista y patriarcal, fuertemente normalizados, que son sinónimos de negocio, dominación y explotación: Violaciones a niños y niñas, aprovechamientos para acoso sexual, prostitución infantil, instrumentalización laboral, asesinato, desfalco de recursos de programas para la infancia y adolescencia.

En Colombia, existen numerosas leyes dizque para la protección de la niñez, la mayoría sino todas, ineficientes, burocracia pura, letra nominal. De las prácticas de nuestra sociedad, ni qué decir, se pegan gritos en el cielo, pero en los contextos cotidianos persisten todo tipo de maltratos y abusos, con una gran careta hipócrita. No deja de ser un tema viral más, que a los pocos días se olvida mientras es reemplazado por otro. Las instituciones amañadas por la gigantesca corrupción de nuestro país, no dan respuestas, y con gran descaro se prefiere echarle la culpa a los niños víctimas.

Viral fue también el tema +57, que un grupo de reguetoneros y una reguetonera lanzaron hace unos meses, intercambios por aquí y por allá no faltaron. Realmente más de los mismo que ofrecen el reguetón y diversos géneros de la música, posicionando más el sentido común dominante de los sistemas basados en la explotación. ¿Pero, realmente escandalizarse sin acción permite un cambio en la dinámica de la realidad? El sistema sí actúa y utiliza los medios para profundizar sus ideas. El escándalo desde las redes y sin una verdadera reflexión social es bastante vacío, y las alternativas son casi nulas si no existe una perspectiva radical del asunto. ¿Qué sentido tiene denunciar ante instituciones podridas que no garantizan justicia? ¿Qué esperanza se puede tener después de un niño o niña abusado, asesinado o desfalcado?

Por medio del Programa de Alimentación Escolar (PAE), se les ha robado a millones de niños durante años, los recursos para garantizar los requerimientos nutricionales básicos, pocos han asumido el problema con atención y seriedad. A donde alcanzan a llegar los recursos, en numerosos casos es una vergüenza ver lo que se les ofrece como nutrición a niños y niñas de escuelas urbanas y rurales. Hace poco se hablaba de “Paz con la naturaleza” en un evento que dejó mucho por desear en debate y acciones, luego se hablará de “paz con la niñez” y de paz con cualquier cosa para maquillar los problemas. Y tal vez estará bien para los informes de funcionarios ineptos, dotarse de consignas, eslogans y bonitos diseños para presentar a los jefes y justificar recursos.

Todos esos eventos, supuestamente para mostrar la “mejor cara” del país o cualquier ciudad, realizados en Cartagena, Cali o Medellín, por mencionar algunas ciudades, realmente lo que ofrecen es el mercado de la prostitución infantil, la rumba y la droga, para que el extranjero del norte, de occidente y el sujeto latinoamericano de cultura narco, venga a pasar unos días de dispersión. Y entonces, el país se escandaliza con canciones que confirman nuestra cultura, y se aterra con los casos que son la consecuencia de nuestro síntoma. Pero eso solo sirve para no mirar las causas que son mucho más complejas y nos aíslan de la autocrítica y el reconocimiento, sin eso, es imposible cambiar en cualquier escenario social planteado.

Podemos centrarnos en los numerosos datos, en las miles de cifras, en los casos que resaltan, recordar las leyes y otras cuestiones más de la técnica, que nos puede servir para el análisis y la toma de decisiones. Sin embargo, dentro de la estructura social existente y los mecanismos actuales, nuestro país no va a cambiar y a veces la gente tampoco lo quisiera. Conversar a partir de otras formas logrando sólidos consensos sociales es una alternativa para tener esperanza en el futuro, y también incomodar a quienes no lo quieren.


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