COMPARTE

“(Muy)peligroso puede ser un micrófono en las manos de una cretino, cuando el tal cretino goza de total impunidad”. (Alfonso Sastre).

Hace unos días desde su perversa plataforma mediática la supuesta periodista Salud Hernández Mora ha recitado feliz el asesinato del Comandante Uriel del Frente de Guerra Occidental Omár Gómez del ELN en el Chocó y con su acostumbrado cinismo franquista celebra apologéticamente el terrorismo de la narco oligarquía colombiana.

Claro que esto para la escuela del sicariato mediático burgués es obvio y aplaudido, pero para la salud de un proceso de paz y la construcción de caminos ciertos de democracia en Colombia son mensajes fatales y mortales.

Para empezar hay que aclarar que periodismo serio y de verdad nunca producirá esta señora pues sus principios y valores franquistas y su putrefacta bocina, sólo le ha alcanzado para asesorar ladrones banqueros y neofascistas en España, de narcoparamilitares en Colombia y como fértil cretina, hacerle el mandado a carteles apoltronados en el mafioestado burgués, para que con alevosía sistemática continúen asesinando, torturando y desapareciendo colombianos(as) opositores.

Celebra la señora que Uriel fue “dado de Baja por Idiota”. Oculta que el Comandante fue asesinado vilmente y violando todos los protocolos del DIH por quienes aplaude y acompaña tan felizmente. Los mismos que han bombardeado comunidades indígenas, de afrodescendientes y campesinos esta misma semana en el Chocó, Los mismos que se asocian con los narcoparamilitares, como los Rastrojos (lo cual bien conoce pero encubre), para seguir masacrando excombatientes de las Farc y líderes (lideresas) defensores de DH y reclamantes de tierra. A Hoy ya van más de 77 masacres este año, 256 líderes y más de 327 excomconatientes asesinados, según los últimos informes de Indepaz o la Fundación Pares.

Tampoco fue asesinado por “idiota, gran señor del chocó o estrellita de las redes”, no. Fue asesinado por humanista y crítico, por levantarse en rebelión contra una casta mafiosa que ha hecho nido en el Estado a través de la violencia política, la misma que la señora defiende y justifica. Fue asesinado por actuar en coherencia revolucionaria con su pensamiento y formación social. Fue asesinado por su amor eficaz al empobrecido, al campesino, (los mismos que Salud trata de mierdas y asquerosos) y por estar convencido de que en Colombia la criminalidad y la corrupción de las élites no permitirán construir un país en paz con justicia social, mientras el pueblo no se emancipe.

Con su idiotez periodística descontextualiza el relato del Comandante Uriel sobre la resistencia y lucha de la juventud y el pueblo colombiano. Que en sus acciones y movilizaciones entienden y emprenden la necesaria transformación de centros del delito, el crimen y el odio racial, como ya lo hemos vistos recientemente en los CAI de Engativá, Kenedy, Soacha y otros municipios del país. Que donde están estos “centros” es donde más reina la impunidad frente al expendio de drogas y el delito callejero. Por y contra eso es que los Cai y la policía militarizada ha encontrado rechazo y determinación de las y los colombianos honestos. Obvio que, ante los ojos e interés de quienes desde la guerra mediática defienden el robo y saqueo capital-imperialista, son vándalos y peligrosos.

Finalmente decirle a la señora que en los ríos, caños y quebradas de las montañas colombianas no hay “minería ilegal”. Hay una práctica ancestral artesanal con que han subsistido miles de familias excluidas y que vienen siendo criminalizadas y satanizadas desde la idiotez periodística, la misma que encubre y edulcora la ilegalidad y la corrupción que rodean los títulos mineros otorgados a las multinacionales saqueadoras y destructoras de nuestra biodiversidad.

Como pueblo y desde el pueblo le decimos que éstas -entre otras-razones siguen legitimando la rebelión armada en Colombia.

Yo tuve un hermano que andaba por la montaña, no lo conocí, pero era mi hermano porque vivió con audacia construyendo rebeldía y justicia social.

¡Viva el ejemplo y la memoria de nuestro hermano Uriel!

Ranpal “voz y sentir del Pueblo Colombiano”.


COMPARTE